LAS PALMAS: Álvaro Valles; Julián Araujo (Min. 79, Benito), Saúl Coco, Mika Mármol, Sergi Cardona; Javi Muñoz, Campaña (Min. 56, Loiodice), Kirian; Munir (Min. 79, Marc Cardona), Sandro (Min. 86, Pejiño) y Moleiro (Min. 56, Marvin Park).

ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos (Min. 70, Lekue), Vivian, Paredes, Yuri (Min. 74, Yeray); Ruiz de Galarreta, Beñat Prados; Iñaki Williams, Sancet (Min. 62, Unai Gómez), Nico Williams (Min. 70, Berenguer); y Guruzeta (Min. 74, Raúl García).

Goles: 0-1: Min. 31; Guruzeta. 0-2 :Min. 66; Saúl Coco, en propia puerta.

Árbitro: Ortiz Arias (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales Saúl Coco, Marc Cardona y Álvaro Valles, así como a los visitantes Vivian y De Marcos.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo octava jornada de LaLiga EA Sports disputado en el Estadio de Gran Canaria con la asistencia de 27.316 espectadores, con más de medio millar de seguidores del Athletic. 

El Athletic retomó la buena senda a domicilio en el Estadio Gran Canaria. Después de cuatro salidas infructuosas, dos derrotas y dos empates, se impuso con suficiencia a un Las Palmas que resultó bastante más asequible que cuando visitó San Mamés en diciembre. Lo fue gracias a la concienzuda labor sin balón y a un elevado índice de resolución en ataque. No necesitó más que media docena escasa de acciones ofensivas para plasmar en el marcador una distancia que respondió con fidelidad a los méritos propios y ajenos. Pese a que el encuentro tuvo dos mitades diferenciadas, el patrón del juego corrió a cargo de los rojiblancos. Poderosos en la contención, redujeron a muy poca cosa el juego pausado, paciente y reiterativo del equipo local, estéril para desbordar y meter en apuros a Simón, quien únicamente tuvo que intervenir en el tiempo añadido.

La gran parada que el portero realizó en un mano a mano con Cardona puso el colofón a una actuación colectiva notable. No hubo mucho margen para el lucimiento personal, lo que no quita para que hubiese diversos comportamientos reseñables, pero eso no alteró el paso del Athletic. Dispuesto siempre a fajarse por cada balón, exhibiendo su habitual agresividad en los duelos individuales, la clave descansó en el orden posicional. Realizó una impecable lectura táctica, tanto de lo que el partido solicitaba como de la particular personalidad del Las Palmas. Lo cierto es que el Athletic manejó los resortes del pulso con holgura, sin regatear una gota de sudor, funcionando como un bloque firme y muy convencido del guion a seguir.

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Las notas de Aitor Martínez: Guruzeta suma y sigue Aitor Martínez

La victoria posee un valor simbólico, pues los tres puntos sumados permiten, con diez jornadas aún por celebrarse, mejorar el registro de la anterior edición liguera. Estaba claro que el significativo dato iba a materializarse más pronto que tarde, pero sabe mejor por el hecho de que ocurriera lejos de Bilbao. Los síntomas de debilidad detectados en los desplazamientos recientes, sobre todo por comparación a la versión casera, este domingo no afloraron en absoluto. En especial, a lo largo del primer tiempo, fase donde el Athletic protagonizó un monólogo. Salió al césped, agarró al adversario por el pecho y se negó a soltarle hasta el descanso. Impidió así que le generase el más mínimo contratiempo y, encima, lo rentabilizó adquiriendo ventaja.

Aceptó de buen grado el Athletic jugar a lo que el rival quiere, pero claro sin dejarle expresarse. Tuvo mucha posesión el cuadro canario, pero de poco o nada le valió porque siempre tocó y tocó en corto muy lejos de la línea divisoria. Ni tan siquiera hasta ahí conseguía progresar, frenado por un trabajo coordinado de todas las líneas sencillamente impecable. Ese afán derivó en robos e imprecisiones frecuentes de los locales. De modo que la pretendida iniciativa del Las Palmas fue de mentiras. El abrumador control ejercido por el equipo de Valverde marcó el desarrollo del fútbol. Si el anfitrión tiró de paciencia, enfrente fueron igual de constantes, pero además tremendamente eficaces en esa labor de presión tan reconocible. Sabido es que para que cunda, se precisa de la implicación de todos.

Eso fue lo que se vio. Apretaron los de arriba, con Guruzeta algo más retrasado que los Williams, a la altura de Sancet, y detrás de ellos Galarreta y Prados, atentos a cada movimiento y manejando la pelota con enorme soltura, montaron un atasco formidable, metieron al rival en un embudo. No tardó en manifestarse la incomodidad de los amarillos, con gestos evidentes de impotencia para generar algo que pudiera parecerse a un ataque. De hecho, la primera aproximación al área de Simón se registró pasados los veinte minutos y no entrañó riesgo alguno. Tampoco el Athletic fabricaba peligro, salvo un centro de Yuri que Sancet cabeceó alto anticipándose a la salida de Valles y un chut sin fuerza de Prados desde la frontal.

Mucho centrocampismo, pero la sensación de que todo discurría a favor de los intereses de un Athletic que aguardaba el momento de explotar la baza de la velocidad, su gran amenaza frente a una línea defensiva un tanto desprotegida. Y, en efecto, consumida la media hora, la comentada superioridad obtuvo reflejo: Nico Williams retó a su par y, tras atraer la atención de todo el mundo, templó al lado contrario del área, donde surgió Guruzeta para cabecear a placer.

El anfitrión consiguió por fin saltar el muro en una acción a balón parado, un córner que Coco cabeceó con potencia cerca del primer palo. Es cuanto hubo de destacable en los dominios de Simón, un espectador más. Lo que vino después, en el segundo acto, fue otra historia; aunque las probabilidades reales de invertir la tendencia les duraron poco a los canarios. García Pimienta les pidió que diesen un paso adelante, lo dieron y metió un par de refrescos para dinamizar la iniciativa. La pelota estuvo prácticamente hasta la conclusión en terreno del Athletic, pero su repliegue se reveló útil.

Máxime cuando en un córner botado por Unai, la disputa entre Vivian y Coco se saldó con un despeje de este que entró en la red de un sorprendido Valles. Previamente, el fino Kirian pudo haber empatado a servicio de Cardona, pero si ya albergaba motivos para estar tranquilo, con el 0-2 el Athletic no perdió el hilo, en la confianza de que Las Palmas se iría paulatinamente apagando. Pues no, perseveró e incluso acortó diferencias en un zurdazo de Marvin, anulado por un desvió involuntario con el brazo de Sandro.

Podría asegurarse que la lesión muscular de Yuri concentró la negatividad de una tarde que confirmó la seriedad de los futbolistas de Valverde, muy puestos, conscientes de que aún restan muchos compromisos y cada uno constituye una ocasión para cultivar la autoestima y alegrar la vida a la afición.