Resolvió el Athletic con una comodidad impensable en una cita de competición oficial. Sin necesidad de alcanzar un gran tono, simplemente a base de perseverar, terminó machacando a un Almería que confirmó cuanto de negativo anunciaban sus estadísticas. Podrá sonar exagerado, pero fue como un entrenamiento ante un sparring amable, de plastilina, que tranquilamente pudo recibir una goleada escandalosa, como certifican los 25 intentos de remate que protagonizaron los rojiblancos. Salvo por el hecho de que el acierto se hizo de rogar más de la cuenta, el partido fue un auténtico baile. Coser y cantar. Un monólogo sin derecho a réplica. Cuesta creer que el conjunto andaluz vaya a mantener la categoría. Precisaría de una transformación radical que ni se vislumbra. Sin recursos con balón y permisivo en la contención, fue presa fácil para los de Valverde desde el principio, si bien en el segundo acto decayó tanto que pareció un muñeco zarandeado.

Decía la víspera Valverde que la victoria era “fundamental”. Aludía a los últimos resultados, empate y derrota, así como a la obligación de volver a la buena senda en San Mamés. Luego, una vez visto el nivel que ofreció el adversario, lo de fundamental podría haberse sustituido por “de obligado cumplimiento”. No es nada habitual encontrar en el camino semejante chollo, un monumento a la impotencia, sin energía para rebelarse y tirar de amor propio, como si hubiese interiorizado su rol de víctima propiciatoria. En síntesis, el rival idóneo para reivindicarse, resarcirse de disgustos recientes y, además, divertirse y gozar. En fin, una noche para entretenerse. Si se exceptúa la lesión de Yeray, en el arranque a consecuencia de una aparatosa caída de espaldas, nada perturbó al Athletic ante su afición.

Sin embargo, la primera mitad dejó sensaciones contrapuestas a partir de la manifiesta superioridad que exhibió el Athletic. De un lado, aunque siempre conviene eludir el exceso de confianza, el desarrollo del juego en absoluto dejaba el más mínimo resquicio para imaginar siquiera que el trámite fuera a torcerse. Solo una fatalidad propia podía revivir a un Almería muy flojo en todas las facetas, que pareció quedar muy tocado, por no decir hundido, anímicamente cuando Guruzeta estrenó el marcador tan pronto con un sutil toque con la zurda. Pero, por otra parte, no es menos cierto que pese a disponer de varias situaciones bastante claras para ampliar la ventaja, el resultado al descanso reflejaba un margen exiguo y tampoco es que el Athletic desplegase el fútbol que le caracteriza, ese al que precisamente la fragilidad del Almería invitaba.

Es posible que de haber entrado alguna de las que tuvieron Sancet, Herrera o Yuri, que en total sumaron cinco ocasiones propicias, la lectura hubiese sido diferente, más generosa. No obstante, por momentos el equipo pareció correr el riesgo de contagiarse de la inoperancia andaluza y fue bajando sus revoluciones, algo que no satisfizo a Valverde. Reclamaba desde la banda mayor agilidad, meterle un par de marchas más a las transiciones, pero esto solo sucedió de forma esporádica. Pese a que no deba obviarse que el Almería apenas salió de su terreno, aferrado a un repliegue al que sin duda contribuyó la presión alta del Athletic, eficaz en la anticipación y el robo, quedó la impresión de que el personal estaba un tanto estático. Así que la iniciativa fue más pausada de lo habitual y ello trajo aparejado un cúmulo de errores que deslució la puesta en escena.

En la reanudación, saltó algo más atrevido el rival, ganó metros y hasta metió dos balones en el área de un Simón muy aburrido hasta entonces. Unos minutillos de tontera que pronto dieron paso a un despliegue en ataque que ya no cesaría hasta la conclusión. Las aproximaciones se iban apilando en el balance, de modo que ampliar la ventaja se antojaba una mera cuestión de tiempo. Tras un par de remates a cargo de Nico Williams y Vivian, llegó el gol que finiquitaba una discusión en realidad inexistente. Y tuvo la particularidad de que el autor fue Dani García, quien por fin pudo estrenarse con el Athletic. Una bonita manera de redondear una actuación seria.

El centrocampista sorprendió a la zaga incorporándose al área y cabeceó con potencia un centro perfecto de De Marcos. Así, los dos laterales, pues Yuri fue el encargado de servir en bandeja el de Guruzeta, hicieron su aportación personal al triunfo. Lo cierto es que ambos estuvieron muy entonados, como Sancet en una serie de acciones que retrataron a sus vigilantes y a la postre le brindaron la recompensa con la autoría del 3-0. Antes, Alberto Lasarte introdujo un triple cambio, a modo de terapia de choque. En vano. Nada cambió, en todo caso a peor en las filas visitantes. El Athletic siguió apretando e inicio una cascada de remates, hasta una decena.

Tantas concesiones en defensa se tradujeron en un fusilamiento a Maximiano. Pese a que solo Sancet fuese capaz de marcar, después de una internada de Nico Williams que desvió con un pie al centro del área, el portero evitó recibir un castigo de dimensiones descomunales por la precipitación de los rematadores. Se observó un punto de ansiedad, bastantes jugadores dieron la sensación de que querían a toda costa sumarse al festejo, cobrarse su cuota de protagonismo, pecando quizás de individualismo. Todos querían participar en la juerga y todos los veían tan asequible que hubo algunos lances en los que faltó una pizca de temple, levantar la cabeza y otear el área para buscar un compañero mejor colocado. Pecadillos que anoche no pueden tenerse en consideración.

ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos, Vivian, Yeray (Min. 8, Paredes), Yuri; Dani García (Min. 82, Unai Gómez), Herrera (Min. 75, Prados); Iñaki Williams, Sancet (Min. 82, Muniain), Nico Williams; y Guruzeta (Min. 75, Villalibre).

ALMERÍA: Maximiano: Mendes (Min. 68, Pozo), Kaiky, Chumi, Akieme; Embarba, Baba (Min. 82, Arnau Puigmal), Lopy, Ramazani (Min. 76, Lázaro); Melero (Min. 68, Arribas) y Koné (Min. 68, Marciano).

Goles: 1-0: Min. 10; Guruzeta. 2-0: Min. 63; Dani García. 3-0: Min. 81; Sancet.

Árbitro: García Verdura (Comité Catalán). Mostró tarjeta amarilla a los locales Herrera y De Marcos.

Incidencias: Partido correspondiente a la novena jornada de LaLiga EA Sports, disputado en San Mamés ante 43.677 espectadores, según datos oficiales. La tripulación de Urdaibai realizó el saque de honor tras ganar la Eusko Label Liga y la Bandera de La Concha.