Se antoja demasiado pronto para sacar conclusiones, pero la gira por México ha servido para obtener cierta información respecto a los planes iniciales y las necesidades que presenta en la plantilla Ernesto Valverde. Estas últimas atañen directamente al centro de la defensa, donde la marcha de Iñigo Martínez ha dejado un vacío pendiente de cubrir. Puede ser con alguno de los siete futbolistas que el técnico ha llegado a ubicar en dicha demarcación en los dos primeros amistosos del verano o con una incorporación del exterior. Es una de las principales incógnitas a despejar en las próximas fechas. Otra tiene que ver directamente con la composición del centro del campo, parcela en la que costó encontrar una productiva estabilidad el pasado curso. Es ahí, precisamente, donde entra en juego la variante de Iñigo Ruiz de Galarreta (Donostia, 6-VIII-1993), de vuelta al Athletic una década después. 

Su fichaje a coste cero procedente del Mallorca se entendió desde un primer momento como un soplo de aire fresco para el equipo y los primeros ensayos estivales no han hecho sino reforzar dicha percepción. El guipuzcoano, una de las joyas de Lezama durante su proceso de formación, ha superado hasta tres graves lesiones de rodilla para plantarse al borde de la treintena de edad con un físico que en absoluto desmerece a su extraordinaria calidad técnica. A base de trabajo, fe e insistencia se ha labrado una figura de lo más completa para el fútbol de élite. Viene de demostrarlo en sus dos temporadas como bermellón en la máxima categoría, rotura de la plastia del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda de por medio en febrero de 2022, y no ha dejado pasar la oportunidad de mostrarse ante los ojos de Valverde en los amistosos contra las Chivas y Necaxa. 

90 minutos sobre el verde, 45 por encuentro, han servido a Ruiz de Galarreta para mostrar sus credenciales y presentar su candidatura a una plaza como titular en la medular, donde la competencia es mayúscula. Capaz de actuar como pivote o interior, roles que desempeñó con nota en el Mallorca, el donostiarra ha dejado gratas sensaciones tanto en la presión como en la distribución en una doble alianza con Mikel Vesga. En compañía del gasteiztarra, un fijo para Valverde la pasada temporada, se ha fajado aportando una marcha más al juego con una notable eficacia en el pase no exenta de trabajo en beneficio del colectivo. 

En el redebut como rojiblanco frente a las Chivas, su aparición en el terreno de juego tras el descanso ayudó al Athletic a ganar en consistencia en la zona ancha con Vesga como sostén, del mismo modo que en la primera mitad contra el Necaxa se asoció con éxito con el de Gasteiz e Iker Muniain en un centro del campo diseñado a tres escalas. Por delante del mediocentro posicional, así las cosas, apunta de primeras a emplearse un ilusionado y hambriento Ruiz de Galarreta con presencia y protagonismo en la salida del balón y en posiciones cercanas al área rival. 

Sin goles todavía en la máxima categoría, ni con el Athletic en los nueve partidos oficiales que disputó como león entre 2011 y 2013 a las órdenes de Marcelo Bielsa, a quien encandiló con su fútbol, Ruiz de Galarreta estuvo cerca de estrenarse ante el Necaxa en un primer acto en el que volvió a jugar a buen nivel. 

Competencia con Herrera

En el eje de la zaga asomó por sorpresa Ander Herrera, quien formó pareja de centrales con Dani Vivian por necesidades del guion. El bilbaino, en la búsqueda de su mejor versión después de verse lastrado por las lesiones musculares durante el pasado ejercicio, se presenta como el otro gran aspirante a ocupar una demarcación en la que el casting por la titularidad se mantiene abierto. 

Con cuatro amistosos por delante antes del arranque liguero ante el Real Madrid en San Mamés, las prestaciones individuales en consonancia con las necesidades que proyecte el colectivo definirán el dibujo inicial de una medular a la que se suma como serio aspirante a la titularidad Iñigo Ruiz de Galarreta, uno de los destacados en México.