Llega la cita que puede ser clave en la temporada del Athletic, “fundamental” en palabras de un Gorka Guruzeta que repasa los anteriores cruces con el equipo de Jagoba Arrasate, así como su trayectoria personal. Habla de la paulatina mejoría que ha experimentado como jugador y su reflejo en el apartado estadístico, con una presencia importante a partir del ecuador del calendario.

El partido contra Osasuna, rival directo, se las trae.

—Tenemos que centrarnos en lo que hay que hacer, olvidarnos de los partidos que hemos jugado esta temporada contra ellos y sacar adelante este porque si lo conseguimos no dependeremos de nadie para lograr el objetivo.

Es una final.

—No es la mejor palabra para definirlo, aunque haya que afrontarlo como si fuera una final. Ganando a Osasuna tendremos un margen bastante importante y estaremos en una posición ideal para luego recibir al Elche en San Mamés. Diría por tanto que es un partido fundamental para nosotros.

Las cuentas que se están haciendo van por ahí, resolver ante Osasuna y Elche a fin de no verse en la tesitura de necesitar puntos en el Santiago Bernabéu en la última jornada.

—Está claro. No sería buena cosa ir al Bernabéu con la obligación de puntuar. Por eso hay que ganar en El Sadar y después, con nuestra afición empujando, no creo que se nos escapen los puntos con el Elche.

Decía que hay que olvidarse de los últimos enfrentamientos con Osasuna, pero tampoco estaría de más repasar lo sucedido en los mismos. El Athletic no ganó ninguno de los tres y solo marcó un gol.

—Creo que fuimos superiores en liga, pero no pasamos del empate a cero. En la Copa, igual, pero en la ida perdimos en su campo y en la vuelta durante los noventa minutos estuvimos mejor que ellos, pero nos empataron en la prórroga. Fueron resultados engañosos. Ahora, como en las semifinales de Copa, hay mucho en juego y tenemos que quedarnos con las cosas que hicimos bien para poder sacar los tres puntos.

Qué tiene Osasuna para que de momento el balance le sea tan favorable.

—La manera de jugar que tiene es muy clara. Defensivamente es un equipo muy fuerte, eso fue lo que les permitió llegar a la final de Copa y estar en la clasificación en el puesto que ocupa. Es difícil hacerles goles, a nosotros nos ha costado mucho.

El Athletic reaccionó después de ser eliminado de la Copa, pero también lo hizo Osasuna tras perder la final. En ese sentido, ambos equipos han hecho gala de su fortaleza mental.

—Sí, tanto ellos como nosotros somos grupos fuertes y cuando vienen mal dadas se ve que sabemos darle la vuelta a la situación, que funcionamos como un equipo de verdad. Nosotros ganamos tres partidos seguidos tras quedar apeados de la Copa y ellos también fueron capaces de no dejarse ir tras perder la final de Copa. Es una virtud que tenemos.

Usted participó en los tres enfrentamientos con Osasuna, en dos fue titular.

—Jugué de titular los dos que se disputaron en San Mamés y en El Sadar salí al campo a falta de diez minutos.

¿Se acuerda de qué centrales alineó Osasuna?

—Sí, creo que fueron David García y Aridane, al menos en los que fue titular.

Así fue. También en el otro partido. ¿Qué diría de ellos?

—David García está en su mejor temporada. Es un ganador en las disputas. En la salida del balón no se complica, juega directo. Aridane tiene unas características parecidas.

El Sadar es un campo caliente y no será diferente esta vez.

—Es un campo caliente sobre todo cuando vamos nosotros.

Pero eso, más que un obstáculo, debería ser un aliciente.

—Por supuesto. Cuando más ambiente hay, más te motivas. Es cuando más a gusto juegas.

Bueno, si van a Iruñea con la obligación de ganar es porque no han sabido rentabilizar la ventajosa posición que tuvieron en la tabla hace unas pocas semanas.

—El fútbol es justo, tenemos los puntos que tenemos y ahora no podemos pensar en que son más o menos de los que deberíamos tener a estas alturas. No merece la pena mirar hacia atrás. Vamos a pensar en este partido y luego en el del domingo.

A falta semana y media para que acabe la temporada, estará ya en condiciones de realizar una valoración en el plano personal. ¿Ha ido como esperaba su primer curso completo en la máxima categoría?

—En cuanto supe que iba a venir no sabía si estaría al cien por cien. Quería hacerme un hueco, que el míster viese que podía contar conmigo. Según ha ido avanzando la temporada he cambiado mucho. He tenido partidos y he marcado goles, que es lo que un delantero necesita. Soy exigente conmigo mismo, soy consciente de que al delantero del Athletic se le pide más y confío en seguir aportando goles y asistencias para los compañeros. Jugar bien es importante, pero al delantero se le piden números.

Quiere decir que está satisfecho, pero no del todo.

—Estoy contento, pero cada año hay que superarse, mejorar en el día a día para estar a buen nivel en los partidos.

Vino de jugar en Segunda, donde hizo trece goles, y ahora lleva seis. ¿Cuánto se nota el salto?

—La diferencia entre categorías se nota muchísimo. En todo. Los rivales son mejores, el ritmo es más alto. Es mi primer año en Primera y no está mal llevar seis goles, pero no me conformo con eso. Estoy convencido de que podía haber hecho algunos más.

No responde al perfil del ariete clásico del Athletic en las últimas décadas, con la salvedad de Iñaki Williams. Hay quien sostiene que en realidad usted no es un delantero específico.

—Yo sí me considero delantero. Toda la vida he jugado de delantero, también de media punta o de extremo en alguna oportunidad, este año por ejemplo en Copa contra el Sestao. Igual no soy un delantero del estilo de los que ha habido en el Athletic, como Aduriz, Urzaiz o Llorente, tengo otro registro, pero sé hacer cosas de delantero. El fútbol evoluciona y hoy se ven más delanteros de otro corte.

Aparte de acabar jugadas en el área, tiene asignadas otras funciones.

—Soy alguien que viene más a recibir, que descarga y que tiene último pase, un jugador de equipo. Pero a la mínima que veo portería, no me lo pienso.

En el Athletic el tema del acierto, de la puntería, asoma un día sí y al siguiente también, normalmente en forma de crítica. ¿Cómo se convive con ello?

—Esa presión está ahí y el delantero la tiene que tener y la debe tomar en el buen sentido. Si el equipo no tiene acierto es lógico que nos miren más a los que actuamos arriba. No queda más que trabajar con esa exigencia e intentar acertar en cada oportunidad que se nos presenta.

Ha participado en 34 partidos, en 18 como titular, pero le costó bastante jugar de inicio. Fue a partir de febrero cuando empezó a hacerlo con asiduidad.

—Sí, así fue. Al principio no conseguí entrar. En la tercera jornada, en Cádiz, hizo dos goles saliendo en la segunda parte, pero durante muchas semanas jugué poco o nada, hasta que vino el parón por el Mundial. Era difícil tener minutos porque el equipo estaba bien, atravesaba un buen momento y llegó a ponerse cuarto. Después del Mundial, los resultados no fueron los deseados en liga, no sé la razón de esto porque en fútbol no todo tiene explicación. Y, como dices, en febrero participé más y desde marzo tuve continuidad. Sería porque el míster veía que estaba bien.

Lo curioso es que encadenó nueve titularidades y solo hizo gol en la primera, contra el Valladolid.

—Lo que he dicho, estaba bien, aunque no de cara al gol. Si cada vez que el delantero no marca hay que cambiarlo… Si jugué esos partidos fue porque hacía un buen trabajo para el equipo.

De su trayectoria se deduce que poco a poco el entrenador le ha ido teniendo en cuenta.

—Estoy muy agradecido a Ernesto porque ha apostado por mí. Me ha apretado desde el primer día y me ha ayudado a mejorar en muchos aspectos.

Tuvo que dar bastantes vueltas antes de asentarse en el primer equipo del Athletic.

—No me olvido de eso. Miro mucho hacia atrás porque ya el simple hecho de venir a diario a Lezama me parece increíble. Cuando estaba jugando fuera lo echaba mucho de menos y por suerte ahora estoy aquí de nuevo.

Tendría sus dudas de que lo fuese a lograr cuando del Bilbao Athletic salió cedido al Sabadell y posteriormente al Amorebieta.

—Cuando sales no es fácil asimilar que ya no estás en el Athletic, no es sencillo irte de casa. Pero esas experiencias me vinieron bien para ver la realidad y pienso que para un futbolista es importante esta clase de vivencias. Hombre, cuando fui al Amorebieta de alguna forma estaba en casa, jugábamos los partidos en Lezama, y creo que entonces di un salto importante dentro del campo. Eso me ha permitido volver.

Al final, se ha salido con la suya.

—He sido capaz de hacer el camino de vuelta, que no es fácil, y he jugado muchos partidos. Es lo que siempre he querido, jugar en Primera en el Athletic. Todo esto te empuja a mirar hacia adelante con optimismo.

Volviendo a lo que el equipo tiene ahora ante sí, son muy conscientes de que la afición está expectante y ansiosa con la posibilidad de regresar a Europa el curso que viene.

—En los años anteriores, estando fuera ya percibía en el ambiente esa exigencia de entrar en Europa. Al inicio de la temporada se volvió a marcar ese objetivo y nosotros, los jugadores, somos los primeros que queremos cumplirlo. Después de varios años quedando cerca, en ocasiones teniendo posibilidades hasta la última jornada, estamos deseándolo.

Viendo los puntos que van a hacer falta y con qué rivales se disputan la séptima plaza, puede afirmarse que la ansiada meta ha estado más asequible que en campañas previas.

—Podíamos haber estado dentro hace mucho tiempo, pero hemos tenido rachas negativas. Por eso iremos a El Sadar con el cuchillo entre los dientes. Si ganamos a Osasuna y al Elche, los que vienen por detrás estarían forzados a hacer un pleno en estas tres jornadas, algo que no es nada fácil.