El Barcelona ya se ha dirigido al Athletic para comunicarle su intención de contratar a Iñigo Martínez. Estaba cantado que sucedería y así se adelantó en estas páginas, pero el detalle llamativo del contacto establecido antes de ayer martes por Mateu Alemany, director deportivo de la entidad catalana, con Jon Berasategi, director general del Athletic, es que este se ha negado en redondo a entablar cualquier negociación y en la conversación ni siquiera quiso escuchar cuál era la propuesta económica que pretende activar el trasvase del central zurdo de San Mamés al Camp Nou.

La postura adoptada en las últimas horas por el Athletic es idéntica a la que mantuvo el 22 de julio, cuando Alemany llamó para transmitir su interés en contar con Iñigo Martínez. Tampoco entonces Ibaigane dio pie a que se aclarasen los términos en que el Barcelona acometería la operación, algo que este martes podría haberse concretado dado que tal era el objetivo del movimiento de Alemany. Lógicamente, la cantidad a ofrecer va a ser muy inferior al precio oficial del jugador en el mercado, los 80 millones que figuran en la cláusula de su contrato. El hecho de que el vínculo del ondarrutarra finalice el próximo 30 de junio condiciona a la baja su valor en el mercado en estas fechas.

Visto lo visto, resulta obvio que la directiva de Jon Uriarte prefiere hacer oídos sordos al afán del Barcelona, se supone que con el argumento de que no quiere entrar en el típico regateo y, sobre todo, porque su objetivo primordial no es otro que intentar convencer al futbolista para que prolongue su estancia en Bilbao. Sin embargo, pese a la amenaza que se cierne sobre la continuidad de Iñigo, Uriarte todavía no se ha dignado a llamarle. Ayer miércoles ni el jugador ni su agente tenían constancia alguna de que el club se hubiese puesto manos a la obra a fin de tratar de convencerle de que no cambie de aires.

Llegados a este punto, el inmovilismo de la directiva generar desconcierto porque no encaja con el cariz de los acontecimientos. Mientras el Barcelona efectúa los trámites previos para fichar a Iñigo Martínez, Ibaigane permanece a la espera. No se sabe muy bien de qué. Si al menos articulase una oferta de renovación que oponer a la de compra lanzada por los dirigentes azulgranas, estaría protegiendo sus intereses, los del club, no en vano hablamos de que la pieza más valiosa de la plantilla se halla en riesgo cierto de dejar de pertenecer a la misma.

Con este paso, que no se ha materializado pese al tiempo transcurrido desde que el Barcelona asomó la patita, el Athletic cumpliría con su obligación y la responsabilidad última del desenlace pasaría al tejado del futbolista. Si Iñigo, conociendo el esfuerzo que Ibaigane está dispuesto a afrontar por contar con sus servicios, lo desestima seducido por el proyecto de Xabi Hernández, el asunto adquiere unas connotaciones distintas. Es bien sabido que el deseo del jugador suele prevalecer en este tipo de circunstancias, pero extraña que la directiva opte por la inacción. Hacerlo equivale además a enviar un mensaje discutible desde un punto de vista táctico: rebaja el precio del jugador a los ojos del pretendiente, pues da la sensación de que no es valorado en su club de origen, que no pelea por retenerle en sus filas.

El panorama tal y como se analiza apoyándose en los datos comentados, experimentaría un vuelco radical si el Athletic anunciase con absoluta nitidez que no vende, que se queda con Iñigo haciendo valer el año de contrato y que se pondrá a trabajar para conseguir en los meses sucesivos que prolongue el contrato. Ello, desde luego, implica cargar con un problema, estaría por ver no ya la disposición del central, cuya profesionalidad no se cuestiona, sino la reacción de la afición, dando por sentado que Valverde le quiere incrustado en su once titular. Eso sí, quedaría constancia de que a Iñigo se le ha remitido la mejor proposición posible y que este no la ha considerado. Hasta aquí la lógica, puesto que la pura verdad es que, aunque no han faltado filtraciones en sentido opuesto, la directiva ni ha amagado un acercamiento al jugador.

“Molestias leves”

De momento, en previsión de novedades, merece catalogarse de significativo que Iñigo acuse unas molestias que, tiene toda la pinta, le van a impedir actuar en los amistosos de este fin de semana. En concreto el de mañana viernes en Lasesarrre, y ya es casualidad, ante la Real Sociedad. Se retiró a cinco minutos de la conclusión del duelo con el Newcastle y el club emitió ayer miércoles un comunicado sobre su estado físico. “Molestias leves” apuntaba y sin poner en cuarentena el alcance de las mismas, cabe imaginar que en medio de todo este embrollo el ánimo del futbolista no será el idóneo para vestirse de corto. Su cabeza está en otra parte.