Los amantes de las emociones fuertes podrán quejarse del horario impuesto sin motivo justificado, pero no del programa que les ha reservado el cierre de la liga 2021-22. El seguidor del Athletic quizá agradecería que las circunstancias que marcan la última jornada del campeonato fuesen menos vertiginosas y fluctuantes. Preferiría, sin duda, que el valor del resultado propio fuese decisivo, no dependiente de un marcador ajeno, como es el caso, pero esto es lo que hay. Y más vale tomárselo con buen talante, no amargarse de antemano y quizás gratuitamente, porque el equipo que dirige Marcelino se juega el acceso a competición europea y abundan los antecedentes que permiten afirmar que a estas alturas del calendario todo es posible, para lo malo y también para lo bueno.Tras desperdiciar recientemente diversas oportunidades de afianzar su candidatura a la Conference League, el equipo llega a la estación final con opciones, aunque con el gancho. Ni siquiera ganar en el Sánchez Pizjuán le garantiza el premio debido a que el Villarreal posee un punto más y su victoria en el campo del Barcelona anularía toda probabilidad de los rojiblancos. Este panorama incierto no es sino consecuencia directa de la temporada realizada. La constante alternancia de actuaciones convincentes o resultados impactantes con reveses inesperados y cierta facilidad para defraudar expectativas con un fútbol sin gracia, han construido la gran incógnita que planeará hasta la medianoche sobre la capital andaluza.

EL TÉCNICO

La cita encierra otras derivadas, aunque se desconoce hasta qué punto están conectadas a si el equipo finalmente se clasifica para Europa. De entrada y mientras nadie diga lo contrario, Marcelino termina contrato y por tanto hoy se despide del banquillo del Athletic. Él mismo declaró días atrás que se reuniría con sus ayudantes para adoptar una postura sobre su futuro profesional en cuanto el balón dejase de rodar. A ver cuál es la decisión que toma. Desde luego, solo él sabe si posee propuestas de otros equipos para trabajar el próximo ejercicio o no y en cualquier de las hipótesis, incluida la afirmativa, si le convence más aguardar acontecimientos en Bilbao.

Porque el asturiano es consciente de que la fecha electoral fijada por Aitor Elizegi pudiera de algún modo favorecer su continuidad. Bien está reconocer en público que el próximo inquilino de Ibaigane merece gozar de las máximas facilidades para planificar el futuro de la entidad y escoger el personal de su agrado, pero a nadie se le escapa que con las elecciones fijadas para el 24 de junio se estrecha demasiado el margen de maniobra de los candidatos para contratar al técnico del primer equipo y el resto de profesionales del área deportiva. Una realidad que en el plano teórico juega a favor del asturiano o al menos le concede una baza, siempre y cuando le interese, claro está.

Hay asimismo jugadores con pie o pie y medio fuera del club, pero aquí es obligado remitirse a la reflexión anterior, puesto que en este asunto para la directiva entrante siguen rigiendo el plazo comentado. Prácticamente, tomará posesión a una semana del arranque de la pretemporada y el futbolista, el que sea, querrá asegurar un destino y no esperar tanto.

Volviendo al partido, los rojiblancos no se han caracterizado en los últimos tiempos por su eficacia en citas de esta clase, sin margen para la enmienda. Con Marcelino al timón, vienen a la cabeza envites coperos en la cumbre o en su antesala hace un par de meses. De la etapa de Gaizka Garitano cómo olvidar el precedente registrado en el escenario de esta noche, en mayo de 2019, cuando el Athletic cayó pese a que el empate le valía y al rival también. Al año siguiente, de nuevo con Europa en el horizonte, clausuró la campaña con sendos fiascos ante Leganés y Granada.

Un empate ante el Sevilla puede valer siempre que el Barcelona, sin nada en juego, se ponga serio. Aunque no suena a tal cosa el hecho de que Xavi Hernández diese fiesta a la plantilla desde el mediodía del lunes a la tarde del viernes. En fútbol nunca se sabe, pero por descontado que el Villarreal echará el resto, no puede permitirse el lujo de ausentarse de la pasarela internacional. Dado que no tiene voz ni voto en el duelo del Camp Nou, carece de sentido que el Athletic se desgaste en elucubraciones.

Le conviene centrarse en lo propio, salir a ganar y aparcar el resto de asuntos que se van a dirimir en dos horas frenéticas. Hombre, sí que debe contemplar que su adversario posee un aliciente que combina prestigio y dinero: si bien nadie le puede arrebatar al Sevilla el billete a la Champions, aún está a tiempo de desbancar al Atlético de Madrid (acudirá al Reale Arena) de la tercera posición. Sin desdeñar el interés ya apuntado en la jornada previa por los jugadores de arropar a un Julen Lopetegui contestado por sectores de la afición. Alguien dirá que esto no contabilizaría como factor desequilibrante, puesto que de las manifestaciones escuchadas estas semanas en Lezama se desprende que existe una motivación de similar naturaleza respecto a Marcelino.

La plantilla al completo se desplazó a Sevilla y comenzará sus vacaciones según acabe el encuentro. De confirmarse la mejoría física de Raúl García y conocida la baja de Nico Williams, lo previsible es que el once no difiera del siguiente: Simón; De Marcos, Yeray, Iñigo, Yuri; Berenguer, Vencedor, Dani García, Muniain; Raúl García, Iñaki Williams. l