El escozor se sufre puertas adentro. Los rescoldos del fuego que quemó al Athletic en la final de Copa del pasado sábado en La Cartuja continúan activos, aunque toca el momento de echar agua al incendio con la realidad de la liga, que esta noche retoma el conjunto de Marcelino García Toral. Lo hace en el Benito Villamarín, estadio en el que dos meses y medio atrás el colectivo rojiblanco se dio una alegrón al sellar en la tanda de penaltis el billete a las semifinales del torneo del K.O., la antesala de la ingrata finalísima frente al Barça. Desde entonces ha llovido mucho, porque en aquellas fechas el Athletic presumía de un buenísimo estado de salud que se ha ido deteriorando con el transcurso de las semanas. El revolcón en cuanto a sensaciones es patente y el regreso al Villamarín ofrece en este caso una lectura bien diferente a la anterior. No en vano, el Betis, sexto clasificado, espera a un Athletic muy tocado, sin apenas alicientes clasificatorios y cuyo plan que se aguarda poco o nada tendrá que ver con el que afrontó la mencionada eliminatoria copera. Se resume en dos óptimas opuestas. El Betis se juega tres puntos claves en su objetivo de blindar su actual plaza europea y el Athletic inicia el camino hacia el reseteo de su proyecto, porque, salvo un giro radical a corto plazo, sus miradas se enfocan a cocinar el próximo curso.

Los fiascos en las dos finales consecutivas de Copa no han hecho más que hurgar en la herida. El impacto de la Supercopa se ha quedado en el limbo y lo que entonces se veía con un prisma multicolor a día de hoy se observa con un desenfoque que oscurece el panorama. Lo cierto es que el Athletic se presenta en el Villamarín con la pesada mochila que ha supuesto las decepciones de La Cartuja y, sin olvidar, su reciente travesía en la competición de la regularidad, ya que encadena cinco jornadas seguidas sin conocer la victoria, con el pobrísimo bagaje de cuatro puntos, gracias a tantos empates, sobre quince posibles y que le han penalizado en su carrera hacia la zona europea, que se intuye ya perdida cuando solo restan ocho encuentros por delante y con compromisos de alta dificultad, como los duelos en San Mamés frente al Atlético de Madrid y Real Madrid, primero y segundo clasificados, y la visita al Sánchez Pizjuán al Sevilla, cuarto en la tabla y que se ha subido a la lucha por el título.

Marcelino insistió en su comparecencia de ayer martes en que a su equipo le toca levantarse y competir, al mismo tiempo que dejó ver el error que ha supuesto primar la Copa y relegar en cierto sentido la competición doméstica, que es la que da de comer. Probablemente, el asturiano tenga su cuota de responsabilidad a tenor de sus resultados en liga desde que aterrizara en el Athletic. Tal como recordó, solo ha sumado tres victorias, siete empates y tres derrotas, un saldo insuficiente para poder pujar por una plaza continental. El partido de esta noche, además, ofrece una dificultad añadida, porque el técnico rojiblanco cuenta con las sensibles ausencias por lesión de los fijos Muniain, Yeray y Berchiche, y a las que se suma la del sancionado Capa, que en la jornada anterior frente al Alavés recibió la quinta amarilla del ciclo. El capitán y el central forzaron para estar en la final frente al Barça y ello tuvo su peaje, lo mismo que en el caso del lateral, que participó en los últimos veinte minutos, y, conocido el parte médico, probablemente tampoco lleguen a tiempo para medirse el domingo al Atlético de Madrid.

la segunda unidad

Es una evidencia que la guardia pretoriana del Athletic tiene el depósito prácticamente en reserva, una causa flagrante para que se multipliquen las dolencias musculares. Con poco más de un mes por delante de liga y ochos encuentros, Marcelino debe calcular al milímetro la gestión de recursos y para la cita con el Betis la lógica apunta a que el de Villaviciosa tirará de la denominada segunda unidad, como ya lo hiciera en los derbis ante Eibar y Alavés, o frente al Granada, la última víctima de los leones, con la única salvedad de la probable presencia de Iñigo Martínez debido a las tres bajas en defensa. Será una nueva oportunidad para ver a Villalibre en el once inicial al igual que los Lekue, Sancet, Vencedor o Balenziaga. Un plan para volver a sentir la sensación de un triunfo que se resiste, entre liga y Copa, desde el pasado 7 de marzo, siete partidos de sequía, y con el Betis de Pelligrini enfrente. Un conjunto verdiblanco más reconocible en los últimos tiempos y que destaca, sobre todo, por sus virtudes ofensivas.

LA MARCA DE WILLIAMSPODRÍA ALCANZAR HOY A ARCONADA

187 partidos seguidos. Iñaki Williams cumplió ayer cinco años desde que inició su serie que le ha llevado a disputar 187 partidos ligueros consecutivos jugados y tendrá la oportunidad de igualar hoy, frente al Betis, al exguardameta internacional de la Real Sociedad Luis Miguel Arconada, en la segunda posición de ese ranking histórico. El 20 de abril de 2016 el delantero rojiblanco comenzó en un partido frente al Atlético de Madrid disputado en San Mamés esa racha de apariciones ininterrumpidas que se mantiene hasta la actualidad. El récord absoluto de partidos consecutivos en la historia de la liga lo posee el exjugador de la Real Sociedad Juan Antonio Larrañaga, quien entre las temporadas 1986-1987 y 1991-1992 llegó a disputar 202 seguidos.