Lo que asfixia no es enterrarse, sino permanecer enterrado. El Athletic se afana ahora en sacar la cabeza del atolladero. Se debate entre la depresión y la esperanza. Solo hay un camino: el respeto a un club, que trasciende de los nombre propios. Marcelino García Toral viste de luto. Tras confesar los pecados, entonar el mea culpa y la penitencia del incuestionable dolor, el Athletic encara ante un Betis que "ha tenido una evolución muy buena desde enero" su primera oportunidad de redención. Costará redimirse, pero el tiempo puede curar las heridas. Este es el primero de los ocho partidos hasta el final de la temporada. Es la ocasión de echar la primera palada al hoyo donde el equipo bilbaino debe dejar sepultadas las penas. "Tenemos que pensar partido a partido", dice el míster, que apela a la "obligación de levantarse".

Lo sucedido en las finales de la Copa, al técnico asturiano no le genera dudas de cara al futuro. "Me genera tristeza, inconformismo. Tienes esa rabia, enfado, desilusión", admite, indicando que las ocho jornadas restantes "las planteamos con la idea de levantarnos y competir al máximo nivel al que estamos capacitados. Es nuestra obligación", recalca.

Si bien, volviendo la mirada hacia la última final de Copa, señala que "no tuvimos mucha suerte desde el punto de vista físico". El entrenador hace alusión a la "rara" lesión de Muniain, a que hubo otros jugadores tocados (Yeray o Yuri) y algunos que vivieron un proceso vírico. Aunque manifiesta que no quiere que todo esto "se interprete como una excusa".

"Pensábamos que Muniain iba a estar a mejor nivel"

Respecto a la inclusión de Muniain, Marcelino explica: "Entre los médicos, el futbolista y el entrenador se decidió que un jugador muy importante para nosotros participara porque pensábamos que iba a estar a mejor nivel. ¿Es la decisión correcta? No sabría decir. Es la que tomamos pensando que era lo mejor para el equipo. Con todos seguimos el mismo protocolo".

Sobre el planteamiento táctico contra el Barcelona, recuerda que fue el mismo que condujo al equipo a conquistar la Supercopa. "No cambiamos el punto de vista táctico de la otra final. En aquella los futbolistas tuvieron un gran rendimiento", evoca, antes de advertir: "Estamos fastidiados por la gran oportunidad, pero nos ha dado para llegar a la final dos veces consecutivas y visto en perspectiva, tiene mérito".

"Lo más doloroso fue no plantar cara"

No obstante, reconoce que lo más doloroso fue "no plantar cara". "Lo que más me duele es que no pudimos plantar cara, haber encajado cuatro goles en 20 minutos. Siempre que llegas a una final quieres ganar y estar a tu mayor nivel y no lo estuvimos", admite. Es hora de pasar página, de "ver cómo reacciona el equipo desde una situación difícil". "Nos puede ayudar a crecer", subraya.

Para este tramo final de la temporada, "lo que quiero es que el equipo se recupere mentalmente, a nivel de confianza, de convencimiento en posibilidades que no demostramos de forma continuada", comenta, apostillando que el vestuario debe focalizarse en LaLiga y "pensar partido a partido". "A partir de ahí, veremos hasta dónde llegamos", dice.

En cualquier caso, el de Villaviciosa considera que "el equipo tiene potencial para estar más arriba" en la clasificación. "Con rendimiento alto puede estar cerca de Europa. Nuestro rendimiento está siendo inferior al potencial del equipo, porque no es capaz de mantener en diez meses un rendimiento alto", comenta sobre lo que reconoce como la "asignatura pendiente".

Marcelino no da síntomas de querer hacer pruebas

Marcelino no plantea hacer de LaLiga un laboratorio de pruebas pensando en la próxima campaña. "En función de su trabajo y de cada partido, decidiremos quién va a jugar", apunta, desechando la posibilidad de incorporar jugadores del filial, porque "el Bilbao Athletic está en situación de disputar un play-off de acenso".