Extrañado por el bajo rendimiento de los pupilos de Marcelino García Toral en la histórica cita copera ante la Real, Jon Andoni Goikoetxea (Iruñea, 21-X-1965), que ejerce en la actualidad como ojeador del Barcelona en Gipuzkoa, Araba, Nafarroa y La Rioja, no tiene ninguna duda de que el Athletic para afrontar en las mejores condiciones posibles una nueva final en la que deberá recuperar su mejor versión para derrotar a un Barcelona al alza.

Dos finales de Copa en dos semanas y ambas le tocan de cerca.

—Sí, estuve como jugador en los tres equipos y tengo buenos recuerdos. Estaba con muchas ganas de ver el derbi entre el Athletic y la Real al ser dos equipos que llevaban muchos años sin ganar la Copa y ser una final inédita y también me hace ilusión ver la que jugarán Athletic y Barcelona, aunque estemos más habituada a verla en los últimos años.

El título de Copa es el único que le faltó como jugador a nivel de clubes.

—Así es. En la época que estuve en el Barça estuvimos muy centrados en LaLiga, la Copa de Europa y la Recopa y no sé si no le dimos la importancia necesaria a la Copa o nos eliminaron muy fácil, pero no tuve la suerte de ganar ese título.

El histórico derbi vasco del pasado sábado se fue a Donostia. ¿Cómo lo vivió?

—Futbolísticamente hablando no fue muy bueno, pero me sorprendió para bien la Real. Estuvo muy sólida en el plano defensivo y fue mejor que el Athletic en los momentos cruciales de la final.

¿Esperaba más del Athletic?

—Sí, esperaba ese Athletic de finalizar las jugadas y con una buena estrategia, pero les vi espesos arriba y hubo mucha gente desaparecida y que, prácticamente, no participó en el juego como Muniain, Williams, Raúl García o Berenguer, lo cual me chocó bastante. En ese sentido fue un partido extraño, porque el Athletic no fue el Athletic y seguro que a los jugadores se les quedó un mal sabor de boca. Poco a poco, sin embargo, irán recobrando la confianza, porque de cara a esa segunda final tienen que levantar la cabeza y volver a ser el Athletic de la Supercopa después de jugar contra la Real el partido más flojo seguramente desde la llegada de Marcelino.

El propio Marcelino apuntó que los jugadores no fueron ellos mismos. ¿Tuvo esa impresión también a través de la televisión?

—Sí, desde luego. Se les veía en las caras que no estaban a gusto. Al propio Yuri, por ejemplo. En el centro del campo ni Vencedor, ni Dani estuvieron tampoco certeros y no fue el Athletic que estábamos acostumbrados a ver con Marcelino.

Usted jugó partidos muy importantes a nivel estatal e internacional. ¿Alguna vez se vio atenazado por los nervios?

—Me pudo pasar en vísperas de algún partido o minutos antes de salir a jugar, pero una vez empezaba a rodar el balón me encontraba a gusto y dejaba todos los nervios atrás. Pensaba que en la final de Copa del pasado sábado pasaría algo así por lo mucho que había en juego, pero no vi a los jugadores del Athletic sueltos y me sorprendió bastante al tratarse en algunos casos de futbolistas con mucha experiencia y con finales previas ya disputadas.

¿Cómo se puede hacer frente a ese mal de altura y superarlo con vistas a la final contra el Barcelona?

—No sabría decir, pero saben que lo hicieron bien en la Supercopa y que pueden volver a hacerlo. Al Real Madrid también le ganaron merecidamente en la semifinal y ahora tienen que cambiar rápido el chip.

¿Qué papel juega el entrenador en ese trabajo psicológico?

—Un papel importantísimo. Los jugadores ahora estarán en shock por cómo han perdido la primera final y ver que el Barça está muy fuerte, pero Marcelino tiene que motivarles, convencerles de que pueden repetir lo que hicieron en la Supercopa y sabrá seguro cómo hacerlo y cómo preparar ese partido.

¿Dos semanas es tiempo suficiente para resetear?

—Sí. Tiene que serlo. Es un año rarísimo, porque jugar dos finales en quince días no es nada habitual y el Athletic ha salido tocado de la primera, pero el espejo de la Supercopa tiene que valerles para coger fuerzas, entrenar bien y prepararse de la mejor manera haciéndolo bien previamente en los dos partidos que tienen en liga. El primero, este miércoles contra la Real.

En la final del próximo día 17 no habrá dudas. El cartel de favorito lo tendrá el Barcelona. ¿Puede beneficiar desde el punto de vista psicológico al Athletic?

—Es posible, aunque el Barça está en un buen momento, tiene muchísima experiencia en jugar ese tipo de partidos y está avisado ante el Athletic al haber perdido recientemente un título contra ellos. El año pasado también se quedaron eliminados en Copa en San Mamés y es un rival al que les está costando ganar, por lo que el Athletic tendrá que trabajarse mucho y bien esta segunda final.

¿Qué deberán hacer los rojiblancos para llevarse la Copa?

—Tienen que volver a ser los de la Supercopa. Seguramente verán el vídeo de lo que hicieron aquel día sabiendo que el Barça tendrá el balón, pero que, a la hora de robar, Williams, por ejemplo, se encontrará mucho más a gusto que contra la Real al tener espacios para correr a campo abierto. En ese aspecto, el Athletic deberá trabajar bien, salir rápido cuando el Barça se equivoque y aprovechar también la estrategia. Tienen cosas para hacer daño a los de Koeman y a ellas se tendrán que agarrar.

La afición, al igual que los jugadores, también tiene que recuperar el ánimo y la ilusión.

—Por supuesto. Es otra final y ahí no llega cualquiera. Ahora son momentos difíciles para todos al no esperar perder como se perdió la primera final, pero habrá otro título en juego y siempre hay que intentar aprovechar estas oportunidades.

En la actualidad ejerce como ojeador del Barcelona. ¿Qué observa a rasgos generales?

—Es un año complicado en el que no podemos entrar mucho a los campos. No es fácil encontrar chavales, porque para el Barça se necesitan jugadores excepcionales, pero me gusta mucho ver fútbol y estoy contento en mi primer año como ojeador en el club.

Fue también secretario técnico del primer equipo de Osasuna. ¿Le gustaría trabajar algún día en Lezama?

—Ahora mismo no me apetecía mucho moverme de Iruñea y de momento estoy contento como ojeador. En el futuro ya veremos lo que pasa.

"El Athletic no fue el Athletic contra la Real y seguro que a los jugadores se les quedó un mal sabor de boca, pero irán recobrando la confianza"

"El papel de Marcelino es importantísimo; tiene que motivarles, convencerles de que pueden repetir lo que hicieron en la Supercopa y sabrá seguro cómo hacerlo"