La visita al líder de LaLiga Santander ha dejado un poso un tanto amargo en el Athletic. El colectivo de Marcelino García Toral hizo un encuentro más que digno en el Wanda Metropolitano e, incluso, opositó como para haberse llevado algo positivo frente a un Atlético de Madrid afortunado y que rentabilizó su pegada, en tanto que al conjunto bilbaino le penalizó los errores puntuales, un déficit que se ha repetido en más ocasiones de las deseadas a lo largo de esta temporada.

El Athletic, que continúa sin finiquitar el maleficio que le persigue contra la tropa colchonera desde la final europea de Bucarest, regresó de vacío a casa y, pese a ofrecer buenos minutos competitivos, volvió a aflorar esos defectos que el técnico rojiblanco tiene anotados en su cuaderno y que debe corregir de cara a las dos finales de Copa, ya que en las mismas los desajustes se pagan a un precio altísimo. Marcelino ha lamentado en reiterados partidos la pérdida de puntos que cree inmerecido para su equipo, por lo que los dos compromisos ligueros previos a la cita histórica cita del 3 de abril en La Cartuja frente a la Real Sociedad se entienden como un idóneo banco de pruebas para encontrar soluciones a esas vías de agua en un bloque que, en cambio, funciona positivamente en muchos matices futbolísticos.

El domingo el Celta examina en Balaídos esa necesidad de mejora en los leones, que seis días después reciben en San Mamés a un Eibar metido en apuros y que ofrecerá una propuesta estajanovista. Marcelino dará tras ese derbi unos días de desconexión a sus pupilos gracias al parón liguero en vísperas de la primera final de Copa.

El de Villaviciosa se marchó disgustado del Metropolitano por el resultado, por la manera en que se produjo la derrota y por los despistes defensivos que generaron la remontada del Atlético de Madrid.

El equipo rojiblanco compitió, fue reconocible, muy similar al que cayó también en liga, el pasado 31 de enero, en el Camp Nou por el mismo 2-1; algunos futbolistas, como Unai López, dieron un paso adelante; llegó a tener al líder contra las cuerdas, pero le faltó esa consistencia y concentración de las que hizo gala en los dos partidos de la Supercopa, con la recompensa del título, y en muchos minutos de los enfrentamientos coperos en el Villamarín y en el Ciutat de València, en los que emergió un Athletic ambicioso y con argumentos suficientes como para acentuar su credibilidad, virtudes que debe acentuar ante la Real Sociedad, primero, y el Barça, ya en la segunda final del 17 de abril.

Lo cierto es que el Athletic se ha dejado en el camino puntos importantes, que podrían cifrarse incluso en seis, una fuga que ha frenado considerablemente su camino hacia la zona europea. Una pérdida que obedece a los detalles que han jugado en su contra, especialmente en los duelos ante el Valencia y Villarreal en La Catedral, sin olvidarse del choque ante el Levante como aperitivo al capítulo decisorio de la eliminatoria de semifinales de Copa entre ambos. Frente al conjunto che, el colectivo rojiblanco se puso por delante en el marcador gracias a un autogol de Hugo

ERRORES QUE VALEN SEIS PUNTOS

Guillamón y en el segundo acto el Athletic perdonó la sentencia en un remate de cabeza de Vencedor y en un golpeo a bocajarro de Sancet. Después, Gabriel Paulista selló el empate en un cabezazo a saque de esquina. Ante el Villarreal, los leones tiraron a la papelera una mediocre media hora inicial, en la que se adelantaron los amarillos por medio de Gerard, pero a vuelta de vestuarios el Athletic fue mejor, hasta el punto de que Williams desaprovechó una gran ocasión para hacer el 2-1. Ya en el Ciutat, un error de Vencedor y el penalti cometido por Unai Nuñez en la misma acción obligó a los de Marcelino a jugar de nuevo a contracorriente.

El asturiano ha puesto el énfasis en esos errores que se han pagado caro y que serían irremediables en una final de Copa, pero también se apoya en las virtudes que luce el grupo desde su llegada al banquillo. Son varios los futbolistas que dan su mejor versión, el equipo ha proyectado un punto llamativo de ambición y una credibilidad competitiva, hasta el punto de que el Athletic solo ha perdido ante el Barça y el Atlético de Madrid, y siempre por la mínima, en lo que va recorrido de la etapa de un Marcelino que sabe lo que es saborear un título de Copa. Toca hacer los deberes que restan.