La Asamblea General del Athletic de mañana se presume curiosa y controvertida. Al igual que la práctica totalidad de las actividades públicas, el evento institucional supremo del club sufre una severa distorsión. El riesgo que implica la expansión del virus ya aplazó una cita que dos meses después de su fecha original tampoco puede esquivar la amenaza. Al margen de la propia celebración, también el contenido está condicionado por la pandemia, de hecho el tema estrella del orden del día, balance y presupuesto, no es sino un insistente recordatorio de la misma. Las fuertes pérdidas que la directiva de Aitor Elizegi atribuye en exclusiva a la crisis sanitaria, se pretenden compensar parcialmente con una iniciativa en el abono de las cuotas que ha generado bastante contestación.Pero antes de entrar en materia no cabe obviar el formato telemático escogido ante la imposibilidad de que la Asamblea sea presencial. Está por ver cómo reciben los 939 compromisarios el experimento, qué nivel de seguimiento logra y cuál es la participación en el apartado crucial, la votación de los diversos puntos sometidos a debate, trámite para el que también se ha articulado la posibilidad de que los interesados acudan a San Mamés a depositar sus papeletas. Por un instante, los socios que prefieran opinar en la urna tradicional serán quienes más próximos se sientan de la directiva, que permanecerá en una estancia del estadio durante el cónclave. Esa falta de contacto visual directo entre los inquilinos de Ibaigane y los representantes del cuerpo social, se presta a una doble lectura. Habrá quien capte en esa distancia física una especie de barrera protectora para la directiva, una prolongación de lo que sucede en los partidos de casa desde marzo. Pero el inédito escenario sugiere asimismo la imagen de aislamiento, de desconexión con la calle, con la realidad, una pega apenas subsanada con las reuniones informativas previas.

Siendo cierto que la comunicación de la directiva se ha complicado por razones objetivas, no lo es menos que la metodología utilizada no ha facilitado las cosas. No lo hizo, por ejemplo, una comparecencia exclusiva para la prensa donde se explicó la mecánica de la asamblea. Además, a la directiva se le ha achacado tardanza (pese a conocer las cuentas 2019-20 desde julio, las ofrece en diciembre), así como escasa concreción y nitidez debido al cúmulo de mensajes erróneos, rectificaciones y declaraciones ambiguas, que no ha contribuido precisamente a aclarar conceptos.

Errores, dudas y negligencia resultan contraproducentes cuando se busca conquistar el visto bueno del socio en un contexto de por sí enrarecido por el virus y huérfano en los últimos meses del aliciente de la trayectoria del primer equipo. El peso del factor deportivo en el ánimo de la gente nunca es despreciable y más allá de lo que dicen los resultados o el errático caminar de la tropa de Garitano, es imposible obviar la desconcertante gestión de Ibaigane, fuente inagotable de filtraciones comprometedoras. Las asambleas no son solo unas cifras sometidas a plebiscito, se juzgan hechos, posturas, silencios y omisiones a lo largo de doce meses o más.

las pérdidas

Al menos, Elizegi recibió una buena noticia días atrás. Se esperaba, pero ya es oficial que los directivos de los clubes que no son sociedad anónima no responderán con su patrimonio personal de las pérdidas derivadas de la crisis sanitaria (al parecer, todas en el Athletic). El Gobierno de Madrid así lo ha dictado y la vigencia de esta excepcionalidad vencerá con el regreso del público a los campos. El Athletic asegura que por culpa del virus no ingresó 21 millones en 2020 y en 2021 verá descontados otros 14 millones. Ello pese al mantenimiento de la principal fuente de dinero, la televisión, los 4,6 millones cedidos por los futbolistas y la cuota íntegra de los carnets del ejercicio anterior.

Bueno, el asunto va de que, a fin de paliar tan grave trastorno, la directiva propone al socio una modalidad de pago cuya justificación posee un recorrido muy relativo. La división de la cuota en dos porcentajes establecidos en base a un criterio unilateral que distingue entre lo que se destina al fútbol profesional y el resto de las áreas que costea el club no gusta demasiado y asoma como un obstáculo para los intereses de una junta que afronta asimismo otro escollo no menos delicado, cual es el de la grada de animación.

El proyecto, básico a decir de Elizegi, concita recelo y contestación. El operativo para reubicar a la gente que le tocaría cambiar de localidad arrancó antes que se explicase adecuadamente el plan, que era lo prometido; luego, se frenó en seco para evitar un cisma en la asamblea del año pasado, pero desde entonces la directiva ha seguido (o intentado) mover a más gente y es ahora cuando cuenta de qué va la idea para lograr su aprobación. Ante el proceder seguido para oficializar uno de los tantos reclamos electorales pendientes del presidente, un colectivo de afectados ha solicitado expresamente el voto negativo a la grada de animación.

Sin descanso. Después de disfrutar de tres días libres, la primera plantilla del Athletic regresa hoy al trabajo en Lezama, donde realizará la primera sesión de entrenamiento para comenzar el derbi que el próximo miércoles les enfrentará a la Real Sociedad en San Mamés. El equipo que dirige Gaizka Garitano afrontará un mes de enero muy cargado de encuentros, con seis partidos de liga, además del citado derbi, uno o dos encuentros de la Supercopa y un choque de Copa, y se prevén muy pocos días libres. Por lo pronto, el equipo se ejercitará sin descanso desde hoy y hasta el próximo domingo, tal y como dio a conocer ayer el club a través de su página web, aunque es probable que las jornadas sin descanso del primer equipo vayan en aumento, toda vez que tras medirse al Elche el día 3, el equipo volverá a jugar el 6 contra el Barcelona.