Con este Athletic es muy difícil saber a qué carta quedarse. Un día da la talla con diez ante el campeón, al siguiente defrauda ante un candidato al descenso, y así lleva desde el verano. Brindando más decepciones que alegrías. Normal que anoche, que tocaba visitar al poderoso Villarreal, hubiese serias dudas sobre el color de su versión. Y mira por dónde, se le ocurrió, habrá que emplear este giro porque no se entiende muy bien tantos y tan acusados altibajos, ofrecer un buen registro, especialmente en la primera mitad. Luego, sufrió de lo lindo, vio cómo era neutralizada la ventaja adquirida por Williams y aunque estuvo en un tris de hincar la rodilla, aún tuvo arrestos para rehacerse en el tramo final y acariciar el triunfo. No faltó de nada en la Cerámica, buen fútbol, apuros, nervios, emoción, alternativas, pero lo fundamental, aparte del marcador, fue que quedó constancia de que los hombres de Gaizka Garitano poseen nivel para competir independientemente del escenario y del rival. El problema se concreta en su incapacidad para demostrarlo con un mínimo de continuidad, lo que le aboca a ir dando bandazos por la liga.

11

El Villarreal - Athletic en imágenes

En esta oportunidad, el gran acierto del equipo estribó en plantar cara al Villarreal de inicio. Salió decidido a tutearle, le retó abiertamente y no se limitó a sujetar, fue a por la victoria y supo plasmar sus virtudes. El despliegue invertido le pasaría factura posteriormente, es probable que en el segundo acto faltase agilidad para apuntalar la estructura, no la defensiva precisamente, sino alguna decisión que sirviera para refrescar el ataque y cortocircuitar así el gobierno del Villarreal. Se comprobó en la recta final, donde recuperó el control y anotó las dos últimas acciones de peligro del encuentro gracias a la aportación de los cuatro cambios realizados por el técnico. Otro factor a considerar fue la actuación de Simón, que el martes sí contribuyó como de él se espera con cuatro intervenciones importantes que sujetaron al conjunto.De entrada hubo algún despiste, las clásicas pérdidas evitables, y un susto gordo, un penalti señalado por el árbitro que el VAR rectificó, en definitiva nada que alterase el firme pulso del Athletic, convencido de qué le convenía desarrollar. Lo tuvo claro sin balón, con una presión acompasada y el bloque avanzado, y más aún cuando tuvo posesión. No se limitó a proyectarse con celeridad a fin de aprovechar los desmarques al espacio de Williams y De Marcos, además del constante apoyo de Yuri, sino que también acertó a combinar con descargas a los costados. Así desubicó a la tropa de Unai Emery, habituada a faenas menos revolucionadas, a tocar y tocar y no tanto a perseguir rivales, tarea que no le agrada y le difumina. El fruto llegó en forma de servicio al hueco de Yuri que Williams embocó con solvencia, entre las piernas de un Asenjo vendido.

El Athletic ganó la batalla táctica porque imprimió un ritmo alto, por encima del que le gusta al Villarreal, discutiéndole siempre el mando del duelo. Esa agresividad, dinamismo y valentía para no renunciar al ataque incomodó mucho al conjunto local, que solo en fases muy cortas pudo hacer ese fútbol envolvente de pases cortos y rupturas buscando a Gerard, acostado a la banda. El goleador iluminó a los suyos con algunas intervenciones, pero a eso se redujo el repertorio local y por el contrario supuso un problema, pues no seguía a Yuri, que no dejaba pasar una para lanzarse a la aventura.

Había además que compensar numéricamente la zona ancha y se hizo. Muniain colaboró por la franja central con Vencedor, muy atento a Parejo, y Vesga, cerca de Trigueros. Berenguer y De Marcos se agregaron a ese objetivo de impedir que el Villarreal cogiese el mando. En definitiva, la sensación hasta el descanso cuadró con el marcador. La ventaja reflejaba con justicia el reparto de méritos. El Athletic fue mejor, fue sólido y propuso, no se limitó a aguantar el 0-1 y consecuencia de dicha actitud y habida cuenta la entidad del oponente, cabría afirmar que quizá completó su mejor primera parte lejos de casa.

Cambió el asunto en la reanudación y mucho. Perdió el hilo ante un Villarreal que salió como un cohete. Cogió la pelota y sus medios empezaron a generar. Gerard centró algo su posición y fue el catalizador de cada llegada, hasta cuatro. Durante un cuarto de hora se mascó el empate, pero Simón respondió en tres ocasiones, dos muy complicadas, y Pedraza estampó su remate en el lateral de la red. Garitano lo vio crudo, metió a Dani García y la tormenta pareció escampar. En dicha impresión influyó que por fin el equipo fue capaz de replicar a la ofensiva amarilla. Capa, a la contra, sirvió un centro magnífico que Berenguer no supo meter en la portería, pese a que salvó la salida de Asenjo.

Un espejismo. Insistió el Villarreal, qué remedio le quedaba, y el Athletic, aunque se tapó más, no logró evitar que Yeremi igualase. Entonces vinieron los cambios en cascada, de nuevo el tuteo y un par de aproximaciones, de Yuri y Morcillo, que pudieron suponer la sentencia. Conclusión: cuando se va de frente, todo es posible y hasta un revés puede resultar asumible, pero se multiplican las posibilidades de que el resultado sonría.

VILLARREAL: Asenjo, Mario Gaspar, Albiol, Pau Torres, Pedraza (Min. 82, Estupiñán); Foyth (Min. 66, Yeremy), Parejo, Manu Trigueros; Moi Gómez, Gerard y Fer Niño (Min. 82, Chukwueze).

ATHLETIC: Unai Simón, Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Yuri, Vencedor, Vesga (Min. 58, Dani García, De Marcos (Min. 84, Lekue), Muniain (Min. 78, Sancet), Berenguer (Min. 84, Morcillo) e Iñaki Williams (Min. 78, Raúl García).

Goles: 0-1: Min. 19; Iñaki Williams. 1-1: Min. 74; Yeremy.

Árbitro: Medie Jiménez (Comité Catalán). Amonestó por el Villarreal a Gerard y por el Athletic a Berenguer.

Incidencias: Partido correspondiente a la décimo quinta jornada de LaLIga Santander disputado en el Estadio de la Cerámica a puerta cerrada.