LEZAMA - Ander Capa asume que fue protagonista en el arranque del curso con sus asistencias de gol y también acepta que se conozcan ciertos aspectos de su vida personal.

Fue protagonista en las primeras jornadas con tres asistencias de gol de lujo. ¿Se trata de algo excepcional?

-Me sorprendió hasta a mí mismo. La temporada pasada creo que no di ninguna.

¿Su asistencia a Aduriz en el golazo que este ejecutó ante el Barça fue intencionada o la mandó a lo que caiga?

-Fue un balón que me venía muy alto, la pongo y sé que estaba Aduriz.

¿Cómo se define?

-Como un lateral al que le gusta progresar partiendo desde atrás, con implicación en el juego ofensivo.

¿Quién fue clave en su fichaje por el Athletic, quién le llamó?

-Me lo dijo mi representante. Había algunas ofertas, pero cuando me dijeron que me quería el Athletic le comuniqué que parara todas las otras cosas. Sé que el Athletic me siguió años atrás, cuando empecé a jugar de lateral, pero se quedó entonces en el aire, en stand by.

Encarna uno de eso casos de ida y vuelta, porque tuvo que dejar Lezama en edad infantil tras no pasar el corte a cadetes. ¿Cómo se lo tomó?

-Estuve tres años en Lezama hasta el segundo año de infantil. Imagino que lo pasé mal, pero no dejaba de ser un chaval. A mí no me lo dijeron personalmente, sino que se lo comentaban a los padres y luego te lo decían en casa por la noche.

¿Quién lo encajó peor?

-No sé qué decirle, pero probablemente mi ama o mi aita sí lloraron algo.

De usted se subraya su poderío físico. ¿Hay muchas horas de gimnasio detrás?

-¡El gimnasio! Me suelen preguntar por ello. En general, nos suelen meter ejercicios de fuerza, de arrastre? Ejercicios personales no suelo hacer, llevo tiempo sin hacerlos por mi cuenta. En su día, Mendilibar me dijo que dejara de hacerlos, me sacó de esa rutina y no he vuelto a llevarla. La verdad es que me veo muy bien físicamente.

En el mencionado gol de Aduriz al Barça llegó hasta la línea de fondo con suficiencia y en el último minuto, con el desgaste que genera jugar ante el equipo culé.

-Siempre he sido así, he dado lo máximo de mí hasta el último instante.

¿Cuántos kilómetros hace por partido?

-Nos dan algún dato, pero no lo sé en detalle. Es que los centrocampistas son los que más kilómetros hacen, no paran ni un segundo.

Tengo entendido de la estrecha amistad que mantiene desde hace tiempo con Dani García, al que se le ve con asiduidad en su txoko de Portugalete.

-Sí, se ha afianzado en la cuadrilla y ahí le tenemos casi todos los días (sonrisas).

¿Cuando jugaba en el Eibar le reconocían por las calles de Portugalete?

-Sí, pero no tanto como ahora. Te conocían como Capa, el que jugaba en el Eibar, sobre todo los clientes de la charcu de mis aitas, pero ya en el Athletic sí te paran, sobre todo los txikis y los aitites. Son todo agradecimientos.

¿Se le sube a uno a la cabeza el hecho de ser un fijo en el Athletic?

-Ni mucho memos, ni cuando jugaba en el Eibar, ni ahora en el Athletic.

¿Ni cuando se veía en los titulares como uno de los más destacados por sus asistencias de gol y poderío?

-Los recibes como un halago, es bueno para uno mismo a la hora de coger más confianza, pero lo ves que forma parte del fútbol.

¿Lo pasó mal con Eduardo Berizzo?

-Llegaba como nuevo, de un Eibar en el que no estaba jugando el último medio año? Sabía el rol que podría tener, pero también me sirvió para curtirme. Veía, eso sí, que los partidos no se sacaban adelante y el míster no hacía cambios, no rotaba. Lo llevabas como podías.

Cuando el Athletic intensificó el seguimiento sobre usted, coincidió con el supuesto interés del Barcelona por ficharle. ¿Qué fue de aquello?

-Salió algo de que me querían para jugar tres o cuatro meses cuando se lesionó Aleix Vidal. El Eibar no me dejaba salir cedido gratis.

¿Cuál es o ha sido su jugador referencia?

-A día de hoy no tengo nadie. En su día, tenía a Dani Alves como referencia en el lateral, pero cuando era pequeño solo me fijaba en Joseba Etxeberria. Yo jugaba de extremo y para mí El Gallo era una pasada.

¿Qué margen de mejora tiene?

-Quizá acertar un poquito más en los centros y saber tener un poquito más de calma con el balón en los pies.