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“Ya no podemos ser los mismos. Somos mejores”

Una familia de Getxo con siete integrantes narra su experiencia después de acoger a cinco personas refugiadas

“Ya no podemos ser los mismos. Somos mejores”EFE

“Ya no podemos ser los mismos que hace un año. Somos mejores personas”. Es el resumen de la experiencia de una familia de siete miembros que ha acogido a cinco refugiados ucranianos durante cerca de un año en Getxo. Kaitin Ochandiano y Pablo Solla, padres de cinco hijos, cuatro de ellos adoptados, cuyas edades oscilan entre los 20 y los 8 años, decidieron hace un año inscribirse en la web del Gobierno vasco que organizaba las acogidas a familias ucranianas.

“Vimos las imágenes en televisión de la gente en la frontera y fue sobrecogedor. Teníamos sitio en casa y nos ofrecimos. Así empezó todo”, resumía Solla. A los pocos días entraban en su casa Vlada, de 52 años, con sus hijos Veronika (27) y Andrii (15). Yulia, una amiga de Vlada, también de 52 años, y Rehina, de 16 y cuñada de Veronika, aún permanecen en la vivienda, ya que las otras tres regresaron a Ucrania en diciembre.

La convivencia –“fácil y fluida”, según describía Kaitin Ochandiano– ha resultado un “aprendizaje de todo. Parece una frase hecha, pero nos ha hecho mejores personas a nosotros y a nuestros hijos: hemos cedido espacio, compartido amigos, hemos empatizado con personas que han vivido una situación que ni nos imaginamos”. “Son gente como nosotros y, de repente, un loco invade tu país y te tienes que ir, dejar tu casa, tu familia...nosotros hemos intentado aportar nuestro granito de arena para que ellas estuvieran mejor y si ha servido, ya es suficiente”, dice emocionada.

La logística de acogida se montó en muy pocos días. El hijo mayor ofreció la parte baja de la vivienda, donde vivía independizado, y familiares y amigos prestaron una “ayuda impresionante” al llevar colchones, sábanas, mantas o armarios.