Más de la mitad de las personas con VIH transmiten el virus porque desconocen estar infectadas. Es la premisa por la que Euskalsida pide que a fin de frenarlo se fomente la realización de una prueba anual “y evitar así diagnosticos tardíos”.

El presidente de las asociaciones que trabajan en el ámbito del sida en Euskadi, Marco Imbert, solicitó ayer que la sociedad adopte “una rutina y una conducta de prevención” como es hacerse la prueba del VIH una vez al año. Así, el objetivo es evitar retrasos en los diagnósticos que provoca la transmisión del virus porque el paciente desconoce que está infectado. Y es que estos casos supusieron en Euskadi en 2021 el 52,1% de los 119 casos confirmados.

Y es que, según hizo hincapié Imbert, la población ha bajado “un poco la guardia”, y lo achaca a cambios generacionales, porque “la gente que vivió los primeros años del VIH, a nivel de información, imagen pública”, en la que estaba “más presente la muerte, el deterioro, tenía más miedo, le preocupaba más”.

Frente a ello, constató que ahora los medicamentos “han cambiado la realidad del VIH”, por lo que hoy en día es una enfermedad crónica, la expectativa de vida es “igual a la de la población normal” y las personas que están tomando tratamiento dejan de transmitir el virus, por lo que las generaciones jóvenes no lo ven “con la misma gravedad o con la misma intensidad con la que la veía la generación de los 80 o de los 90”.

Educación sexual

Según apuntó, con el tema del VIH y de las enfermedades de trasmisión sexual “lo que necesita la juventud es que se forme en sexualidad”, porque “no hay educación sexual” excepto la “básica”, desarrollada “desde el miedo”, pero no una educación sexual en donde los jóvenes comprendan “cómo son sus cuerpos o cuáles son sus características”.

Como nota positiva, Imberts subrayó que gracias a los avances y la nueva realidad en el VIH está permitiendo que los médicos, “ya con 40 años de experiencia” puedan diferenciar a los pacientes, respecto a su edad, sus patologías secundarias o la genética.

Actualmente, en la CAV se detectan anualmente alrededor de 150 casos de VIH y se prevé que en 2022 los datos se sitúen en los 140 casos, frente a los 119 de 2021, año de pandemia. El “pico más alto” dentro de los últimos 10 años fue en 2018, momento en el que se contabilizaron 171 casos, por lo que ha destacado que el número de casos diagnosticados “se mantiene”.

Y es que en cuanto a prevención, el presidente de Euskalsida recordó que a nivel estatal esta prueba “todavía sigue siendo voluntaria” y no está prescrita dentro de los programas de reconocimiento médico por parte del médico de cabecera, como en otros países europeos, donde a las personas sexualmente activas se les hace una prueba de VIH al año.

En ese sentido, Imbert destacó que España es “el único país de la Comunidad Europea en el que el diagnóstico todavía sigue siendo voluntario”, por lo que el médico puede sugerir al paciente hacerse la prueba, “pero no te puede dar una orden de analítica para prueba de VIH” si el propio paciente no lo consiente. Y según Imberts, “ese es el problema”.

Prueba anual

Por ello, defendió que la prueba del VIH sea prescrita por un facultativo una o dos veces al año, dependiendo del número de parejas sexuales del paciente, con el fin de evitar los diagnósticos tardíos. Y es que Imbert alertó de que “lo peor que tienen los diagnósticos tardíos” es que “pueden haber estado seis o siete años viviendo con el virus, teniendo relaciones sexuales sin preservativo, siendo personas que en estos momentos trasmiten el virus”.

Por el contrario, las personas con diagnóstico y un tratamiento, al poco tiempo de iniciarlo dejan de transmitir el virus del VIH. Según indicó, el único momento en donde esos síntomas sí se dan es cuando se desarrolla la enfermedad, que es lo que les pasa a las personas con diagnóstico tardío, que llegan al hospital “ya con una enfermedad propia del sida y es ahí cuando los médicos realizan la prueba analítica” para detectar la enfermedad.