IRUÑEA. En la investigación, liderada por Javier Bernácer, del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, y publicada en la revista científica Neuroimage, se hizo un "test conductual" y un escáner cerebral a un grupo de estudiantes sedentarios antes y después de un programa de ejercicio físico de tres meses.

Los voluntarios, informa el centro académico en un comunicado, debían elegir entre dos opciones para ganar 30 euros a cambio de cierto esfuerzo físico. Por ejemplo, podían escoger entre correr 10 minutos en una cinta, con una probabilidad del 30 % de conseguir el dinero, o 30 minutos con una probabilidad del 70 %.

El equipo investigador comprobó cómo antes del programa de ejercicio la mayoría de los sujetos tendía a elegir las opciones que conllevaban menor esfuerzo y, después de tres meses, se decantaban por la opción de mayor probabilidad. De este modo, una vez adquirido el hábito del ejercicio, "al tomar una decisión, el valor que damos al esfuerzo físico es menor", afirma Bernácer.

Respecto a la actuación del hábito en el nivel cerebral, Bernácer señala que, al adquirirlo, se ha detectado una mayor conectividad entre dos áreas: la amígdala y el cíngulo anterior, que se ven fortalecidas con el hábito y, además, emiten una señal que se correlaciona con ese coste del esfuerzo.

En última instancia, la investigación trata de aproximarse de manera holística e interdisciplinar al concepto de hábito desde la Filosofía y la Neurociencia. "Debemos seguir estudiando este tema para saber si esta conectividad es específica del ejercicio físico o puede generalizarse a los hábitos de perseverancia y constancia", concluye Bernácer.