BILBAO - 100 metros. Ese fue el trayecto que pudo recorrer ayer la manifestación contra la sentencia del procés en Barcelona, que estaba planteada de un kilómetro, en una convocatoria reivindicativa y de denuncia que fue una especie de segunda vuelta de la Diada del 11-S. En concreto, la cabecera avanzó por Passeig de Gràcia solamente una calle, entre Diputació y Gran Via. Miles de personas -525.000 según la Guardia Urbana- participaron en la concentración principal de la jornada de huelga general contra el dictamen, llegando mayoritariamente a través de las cinco Marchas por la libertad que colapsaron la capital. La cabecera la presidió el lema Por los derechos y las libertades, huelga general, con el logo del sindicato convocante, Intersindical-CSC, y un lazo amarillo. En paralelo se produjeron los primeros disturbios y cargas en una protesta alternativa de estudiantes y antisistema en Via Laietana. “Muchas gracias a todos los que habéis demostrado la fuerza cívica y pacífica del movimiento independentista. ¡Ganaremos y adelante, siempre adelante!”, se congratuló Quim Torra.

“Tenemos que responder a esta sentencia de pie y no de rodillas”, reclamó la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie. “No podemos parar. Lo hicimos el 28 de octubre, ¿y qué hemos sacado? Represión y condenas de 100 años”, censuró la activista social. “No podemos seguir así, hay que retomar el camino, y lo debe hacer la mayoría parlamentaria”, dijo en relación a la necesidad de recuperar la unilateralidad. “A los partidos les pedimos unidad para el proyecto colectivo. Nos importan muy poco los diputados que saquen en elecciones. Si el diálogo no llega, preparaos para sostener una declaración unilateral de independencia, la gente estará ahí para defenderla pacíficamente desde la lucha no violenta”, valoró Paluzie.

Por su parte, el portavoz de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, leyó una carta de su presidente, Jordi Cuixart, condenado por el Tribunal Supremo. “No pararemos hasta conseguir la libertad”, recogía la masiva, en la que relató, como en el juicio, que “el derecho a protestar se gana protestando, y el derecho a voto se gana votando”. “No hay suficientes cárceles para encerrar tanta libertad como no hay paredes suficientes para encerrar el amor”, terminó de trasladar Mauri.

La portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, retó a Pedro Sánchez a que “venga a Catalunya a entender qué está pasando” y cómo la sociedad catalana está respondiendo. “Esta es la convivencia, que ni su sentencia romperá”, sostuvo. Por su parte, el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, aseguró que “la Catalunya real es la de la gente que ha parado el país para reivindicar sus derechos y libertades”. El líder de C’s, Albert Rivera, obvió la masiva manifestación: “Los separatistas tienen Barcelona en llamas pero hay normalidad según el Gobierno”.

Comercio y universidades fueron los sectores que más respondieron a la llamada de la huelga, con seguimientos de entre el 60% y 80%, y del 90%, respectivamente, y una reducción del consumo eléctrico del 10,11% respecto a la jornada del jueves. Un 40 % de las pequeñas y medianas empresas paralizaron su actividad; Mercabarna, el mercado central, tuvo escaso trabajo por la poca afluencia de compradores; y en la Sagrada Familia centenares de independentistas bloquearon los accesos al templo.