SANTIAGO DE CHILE. De esos cuatro muertos, uno fue por el disparo de un miembro del Ejército en Curicó, en la región del Maule (centro), en la noche del sábado y el soldado responsable se entregó a las autoridades y se encuentra detenido.

Este caso está actualmente bajo investigación porque ocurrió en una zona que en la que no regía el estado de emergencia, por lo que los militares no eran los responsables del orden público, como sí ocurre en el resto de ciudades, provincias y regiones bajo esta medida excepcional.

El Ministerio Público confirmó que otro de los casos ocurrió en la ciudad de Talcahuano (región central del Bío Bío), donde un camión de la Armada atropelló a un joven cuando acudían a un saqueo durante el toque de queda.

El conductor del camión militar también fue detenido.

Los otros dos casos sucedieron en la septentrional región de Coquimbo, donde murieron dos jóvenes, uno de ellos de nacionalidad ecuatoriana, heridos por efectivos del Ejército "en incidentes distintos", señalaron desde la Fiscalía Nacional.

El resto de las muertes se produjo en medio de los saqueos e incendios a supermercados que se propagaron desde Santiago al resto del país, aunque solo se ha podido identificar tres cadáveres porque el resto estaban calcinados.

Entre los identificados, dos personas de 45 y 42 años perdieron la vida en el incendio ocurrido en la madrugada del domingo en un supermercado en la comuna de San Bernardo, en el sur de Santiago.

El tercero de ellos era un ciudadano peruano cuyo cuerpo fue encontrado por los Bomberos Voluntarios cuando sofocaban las llamas provocadas en el saqueo del establecimiento.

El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) contabilizó que 1.333 personas fueron detenidas en las protestas, 181 niños o adolescentes, desde el sábado, y constató que 88 personas se encuentran hospitalizadas por heridas de arma de fuego, cinco de ellas en estado grave y una en riesgo vital.

El INDH informó de que ha interpuesto doce querellas por denuncias de torturas y apremios ilegítimos.

El aumento del precio del Metro de la capital chilena marcó el inicio de una oleada de protestas que con el paso de los días despertó el hartazgo de parte de la ciudadanía por las altas tarifas que pagan por servicios de luz o gas, el nulo reparto del sistema de pensiones o los deficientes servicios de salud pública, lo que generó un estallido social que se desconocía en la historia reciente de Chile.

En paralelo, se producen actos vandálicos en todo el país, barricadas, incendios y saqueos, que motivaron al Gobierno a confiar la seguridad al Ejército en las zonas más conflictivas.