A GOLPE DE ENCUESTA - ¿Cómo saber si Pablo Casado tiene algo que ver con la tramaKitchen? Al diario La Razón se le ha ocurrido resolver tal enigma a golpe de encuesta. Se lo juro. Qué más dará la verdad cuando se puede preguntar al pueblo soberano. O, vamos, a una parte muy concreta, que en el caso que nos ocupa, tachán, tachán, liberó de culpa al coleccionista de másteres de pega. Eso sí, fue por los pelos. Un 44,7 por ciento de los encuestados sostienen que el pufo no le salpica, pero un 42,2 por ciento estiman que "sigue habiendo hilos que lo conectan con Rajoy y con José María Aznar", según expresión literal del redactor de la noticia en el citado periódico, que a la hora de titular, por cierto, es despiadado con el expresidente español y del PP: "Rajoy señalado en la Kitchen". La ingratitud era eso.

LOS HECHOS - Puede resultar humana y, sobre todo, políticamente comprensible que los medios de orden traten de mantener a salvo a quien ahora mismo es su esperanza blanca para sacar a Sánchez de La Moncloa. Sin embargo, la cuestión no se soluciona con una encuesta. Y menos, si es entre público afecto a la causa. El examen de los datos fríos no arroja una conclusión tan favorable para Casado. En primer lugar, está el calendario. Aunque se pretenda vender la impresión de que nos remontamos a la batalla de las Termópilas, la operación Kitchen, esa chapuza de tebeo que se montó para entrar a la casa de Bárcenas y robarle documentación sensible mientras estaba en la cárcel, tuvo lugar en el año 2013. En esa época, el hoy presidente del partido no estaba en el parvulario. Andaba ya bien situado en las estructuras de poder. Obviamente, es posible que no tuviera conocimiento de este trapicheo en concreto, pero conocía al dedillo los usos y costumbres de su casa y jamás se le oyó una queja. Nos comprometen los actos, pero también las omisiones.

no le pasará factura - Por si eso no fuera suficiente, hay un hecho que, queriendo o sin querer, sitúa a Casado en el medio del embrollo: la imputación de María Dolores de Cospedal. Y aquí basta recordar que el elemento clave de su victoria frente a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias del PP de hace tres años fue la retirada de Cospedal y el traslado matemático de sus votos al palentino. Eso sí que no es el pasado remoto. En todo caso, que nadie cante victoria en la acera ideológica de enfrente. Más allá de la incomodidad de apechugar con un puñado de titulares ásperos o de hacer el numerito del mudo ante las preguntas, esta vez no habrá factura en las urnas. O eso parece.