Asturias se descubre como un paraíso interminable dispuesto a sorprender en cada visita. De esta tierra, el visitante se llevará un recuerdo muy especial de sus acantilados, bosques, valles, puertos, playas, pueblos pintorescos, y una huella sabrosa en el paladar.

Minera y peregrina en el Camino de Santiago, está llena de rincones singulares que recuerdan antiguos oficios como las ferrerías y su patrimonio industrial. Porque es acogedora de corazón, Asturias abre sus puertas para que los turistas “pasen y vean”.

En el Principado todo es intenso: los colores, las estaciones, la gente y los productos de su tierra y su mar, con las fabes colgadas en cualquier hórreo o panera como emblema. Hay atractivos para todos los gustos. Allí espera todo un paraíso para descubrir en una escapada gratificante en cualquier época del año.

Occidente, la continua sorpresa Fuego y hierro identifican a esta zona del Principado, abundante en el vino de las vides astures y truchas y salmones en el Eo. He aquí tierras llenas de historia donde los romanos dejaron su huella buscando oro y ocupando los castros, con playas seductoras y pueblinos auténticos amantes de las tradiciones. Precisamente en Taramundi nació el turismo rural. Junto con los Oscos, este enclave cuenta con una importante historia en la transformación del hierro, que ha dejado vestigios en forma de fraguas y mazos. Son muy famosas sus navajas y toda la cuchillería.

Entre algunos pueblos singulares están Aguillón, As Veigas y Os Teixóis. Este último, un museo en vivo, ya que muestra el funcionamiento de una pequeña central eléctrica, un batán y un molino. Para profundizar en la artesanía, la zona se dota de museos como el de la Cuchillería en Pardiñas, el Etnográfico en Os Esquíos, el del Telar en Taramundi y el de los Molinos en O Mazonovo. Aquí, maravillosa la visita al mazo, cuya actividad como ferreiro se ha recuperado.

Los concejos del Valle del Navia, por su parte, acogen un paisaje modelado en gran parte por la construcción de los embalses de Grandas de Salime, Doiras y Arbón. Y no faltan los túmulos y castros. El más conocido, el de Chao San Martín; el de Coaña, uno de los mejor conservados; y cerca de la costa, el de Mohías. No se puede abandonar la comarca de Oscos-Eo sin callejear por Castropol.

Recorriendo la costa aparecen Tapia, con tremendo sabor marinero, El Franco y Navia, en una línea de costa surcada de playas espectaculares.

Allande y Cangas del Narcea, que comparte Parque Natural con Ibias y Degaña, son tierras con gran riqueza paisajística y etnográfica. Esta última localidad es también historia de la minería y de la viticultura en Asturias, contando con un vino con la Denominación de Origen Protegida Cangas.

Un alto en el camino requieren Llamas de Mouro, donde están los artesanos de la cerámica negra y la llamada Comarca Vaqueira: Valdés, Salas, Tinéu, Allande y Cudillero, cuyo puerto provoca asombro y enamoramiento en el viajero.

Pueblos preciosos para visitar son Uría, Algerdo, Valvaler, Serorio y Pradías, además de Riodeporcos, al que se accede por un puente colgante. Y los que conforman el valle de las Luiñas.

el centro, minas mar y mucho más Desde el Bajo Nalón a Gijón/Xixón, pasando por Avilés y Cabo Peñas, con su Paisaje Protegido, sobran las motivaciones para dejarse atrapar, en la hermosa playa de Los Quebrantos, en la desembocadura del río Nalón, las cuencas mineras del Nalón y del Caudal, los molinos del Corroriu o el Parque Natural de Redes.

Junto a los valles, bosques, lagos y pueblos fascinantes como Pravia o la villa marinera de Luanco/Lluanco, una nueva invitación a seguir conociendo Asturias viene de Oviedo/Uvieú, capital del Principado. Muy cerca está Llanera, donde realizar la ruta de los palacios y donde los amantes del automovilismo tienen el circuito y Museo Fernando Alonso.

Los mineros y la minería han escrito parte de la historia asturiana. Así, en Langreo cobran gran relevancia tanto el MUSI (Museo de la Siderurgia) como los pozos mineros Candín, María Luisa, Fondón, San Luis y Samuño. El Ecomuseo Minero Valle de Samuño cuenta con un tren minero que introduce al viajero en una mina auténtica, la del pozo San Luis. San Martín del Rey Aurelio acoge dos centros museísticos de gran relevancia en la región: el MUMI, o Museo de la Minería y de la Industria de Asturias, y el Pozo Sotón.

En Siero, su pasado minero se puede vivir más de cerca realizando la ruta minera de Jovellanos. Este municipio es también conocido por su producción de sidra, así como Noreña es la capital chacinera por excelencia.

Las Regueras es un concejo lleno de historia y tradición, con iglesia prerrománica y las termas romanas de Valduno. Y en Santo Adriano se inicia la Senda del Oso, construida sobre el trazado de 29 kilómetros de un antiguo tren minero para realizar caminando o en bicicleta.

Una ruta de relevancia es el Espacio Histórico Frente del Nalón, donde se conservan trincheras y obras de fábrica construidas por el ejército republicano en la guerra civil.

Somiedo, por su parte, es el reino del oso pardo, con avistamientos cada vez más frecuentes. El Parque Natural de Somiedo está compuesto por cuatro valles: el Somiedo, el Pigüeña, el Valle y Saliencia. Son tantas las rutas por la zona que para conocerlas, lo mejor es acudir al Centro de Recepción e Interpretación de este Parque, en Pola de Somiedo.

Los tesoros de la montaña central se los reparten Ribera de Arriba, Morcín, Mieres, Lena, Aller y Riosa, donde la historia del ciclismo se ha escrito con la subida al mítico Angliru, en el paisaje de la Sierra del Aramo. Los aficionados a la BTT pueden disfrutar recorriendo el anillo ciclista.

En Lena, durante el invierno cobra gran protagonismo Valgrande, en Payares, con su estación de esquí. Su iglesia de Santa Cristina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es una de las joyas del prerrománico asturiano, igual que la de Santa María del Naranco (Oviedo). Igualmente, Aller cuenta con una importante oferta de deportes de nieve en su estación de Fuentes de Invierno.

Oriente, tierra de indianos, sidra y queso En el oriente de Asturias han dejado los indianos cantidad de impresionantes edificios, como se aprecia en Colombres, por ejemplo.

Ríos como el Sella, el Dobra y el Cares correrán siempre por la memoria de quienes los descubran, que tampoco podrán olvidarse de la Santina, la Virgen de Covadonga, patrona de los asturianos, y, aún menos, de los lagos Enol y Ercina, así como del magnífico espectáculo de los Picos de Europa, donde se erige majestuoso el Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu. Cabrales es cuna del montañismo mundial, que tiene ante sí rutas tan populares como la subida a Bulnes y la senda del Cares.

En la visita a este retazo de Asturias es imprescindible catar el quesu de Cabrales; el de Gamonéu, en Cangas de Onís y en Onís, o los de Vidiago, Pría y Porrúa, en Llanes. Para acompañar, nada como la sidra local escanciada en la comarca de la Sidra, sobremanera en Villaviciosa y Nava. Y para los golosos, nada como el Festival del Arroz con Leche en Cabranes.

Interés especial concita Colunga por ser un yacimiento natural de icnitas (huellas de dinosaurio), como toda la zona costera ya desde Villaviciosa.

Mirando a la montaña aparece otra joya, la sierra del Sueve. Y al borde del mar, Llanes mantiene la belleza del resto de oriente. Muy cerca se encuentran los bufones de Pría y de Vidiago.

Pensar en Piloña es apelar a la ruta de las Foces del Infierno, el santuario de la Virgen de la Cueva, la cueva del Sidrón, el reino de la avellana, los hórreos y paneras de Espinareú y la arquitectura tradicional conservada en Villamayor. En el concejo de Parres, su capital, Arriondas/Les Arriondes, es conocida en el mundo por ser punto de partida del Descenso Internacional del Sella, la Fiesta de les Piragües, que finaliza en Ribeseya, donde visitar las cuevas de Tito Bustillo.

Con todo, el sonido de las cascadas, de las olas o del cencerro de las vacas en la braña despiertan en Asturias el alma generando pasión, alegría y nostalgia proporcionados por una tierra hermosa e inabarcable, amante también de la fiesta.