L Mokka ya pisa la calle. Diez meses después de que Opel comenzara a dosificar imágenes para generar expectación, el coqueto SUV de proporciones escuetas llega a los concesionarios. Debuta acosado por una nutrida competencia, tecnológicamente cualificada y comercialmente agresiva, de la que tratará de zafarse apelando a su estilo diferenciador. El Mokka arranca con un plantel de motorizaciones integrado por una variante 100% eléctrica (100 kW), otra a gasóleo (110 CV) y dos de gasolina (100 y 130 CV). La tarifa oficial anuncia importes de 21.824 a 30.242 euros, que las promociones del fabricante maquillan para rebajar el precio de acceso a 18.830 euros.

El hermano pequeño del Grandland y del Crossland es un turismo compacto con vocación urbana. Su agraciado envase de cinco puertas ocupa 4,15 metros de largo, 1,79 de ancho y 1,53 de alto. Es siete centímetros más corto, siete más bajo y tres más ancho que el Crossland; comprime otros cuatro la batalla y reduce el volumen del maletero a 350 litros. Resulta ideal, por tanto, para personas más sensibles a la estética que a la funcionalidad; singles y parejas que hagan uso ocasional de unas plazas traseras que no son excesivamente amplias y accesibles.

El Mokka tiene poco que envidiar a la tropa enemiga que presenta batalla en el frente SUV, uno de los más concurridos del mercado. El nuevo abanderado de Opel aprovecha su moderna concepción para situarse a la última en diseño y tecnología, superando la nota media de una categoría en la que las diferencias son exiguas. Por ello, las operaciones de venta acostumbran a dilucidarse por pequeños pero determinantes matices. A veces los gustos particulares pesan menos que unos pocos euros en el precio final o en la tasación del usado, unos días de antelación en la entrega del vehículo, la reputación de la marca, la atención personal recibida en el concesionario, etc.

Por características y por tamaño, el Mokka ha de jugar bien sus cartas para imponerse a contendientes como el SEAT Arona, el ?koda Kamiq, el VW T-Cross, el Renault Captur, el Ford Puma, el Kia Stonic, el Hyundai Kona, el Fiat 500X, el Nissan Juke, el Citroën C3 Aircross y el Peugeot 2008. La pugna resulta especialmente enconada con estos dos últimos, primos pertenecientes a marcas de su mismo grupo PSA, reconvertido en Stellantis desde enero tras la fusión con FCA; con ellos comparte plataforma, propulsores y soluciones técnicas.

En consecuencia, el catálogo del candidato de Opel no depara sorpresas. Al igual que el Corsa y varios parientes, se distingue de la mayoría por simultanear la comercialización de las versiones térmicas con el estreno de la derivada eléctrica. Además de esta minoritaria alternativa de futuro, que merece capítulo propio, la gama con impulsión convencional contempla tres propuestas motrices sobradamente conocidas a través de numerosos productos del consorcio francés. Son un bloque diésel BlueHDi, con 110 CV, y dos Pure Tech de gasolina, uno con 100 CV y otro de 130.

La firma alemana adjudica al SUV ligero cuatro puestas en escena diferentes (Edition, Business Elegance, GS Line y Ultimate), estableciendo así una clara jerarquía de sofisticación, empaque y precio. Todas ellas comparten unas dotaciones esenciales, entre las que figuran el sistema de reconocimiento de señales, los faros led y el freno de estacionamiento eléctrico.

El Mokka amplía su equipamiento sumando paulatinamente recursos como la cámara trasera de visión panorámica, alerta de obstáculos en el ángulo muerto, control de crucero adaptativo, acceso y arranque sin llave, navegación conectada, asistente de mantenimiento de carril, sistema de aparcamiento automático, iluminación adaptativa antideslumbramiento, asientos delanteros tapizados en cuero o Alcántara provistos de calefacción y función de masaje, etc. El modelo instala un cuadro de instrumentos de 12 pulgadas y un equipo multimedia de información y entretenimiento con pantalla táctil a color de 7 pulgadas, que aumenta a 10 en las versiones mejor pertrechadas.

Los acabados más completos (el deportivo GS Line y el refinado Ultimate) permiten gestionar diferentes modos de conducción, que modulan la respuesta del acelerador y la dirección. La caja de cambios manual de seis velocidades cuenta con la modalidad Sport, que produce un sonido de motor especial para generar una experiencia de conducción más intensa. La transmisión automática de ocho velocidades, disponible solo con la mecánica de gasolina con 130 CV, da a elegir tres estilos de respuesta: Sport, Eco y Normal.