Día. Jueves, 29 de agosto.

Hora. 12.00 horas.

Lugar. Bilbao.

DISFRUTAR más gastando menos, podría ser el slogan que Rodolfo Pereira ha hecho suyo. Frente a la tendencia hacia un consumo irreflexivo, ha fundado un negocio que promueve la cultura de que varias personas utilicen el mismo producto, dándole mayor uso. Así, por solo dos euros al día, usted tiene la opción de alquilar cosas tan variopintas como un saco de dormir, una pistola de aire caliente, un kit con un juego de viaje que incluye monopoly o barajas, y un destornillador eléctrico. Pero la cosa no se queda ahí. Por ese mismo importe podrá hacerse con unas gafas de realidad virtual, un refugio para llevar a su bebé al monte o a la playa, luces para fiestas o un transportín de perro. Se lo ofrece Aloklub, una firma con artículos para la práctica deportiva, la música, el hogar o la electrónica que consiste en alquilar productos para evitar que la gente compre sin necesidad.

El modelo de negocio de Rodolfo Pereira, un brasileño que reside en Bilbao desde 2011, es original y sostenible. “La idea se basa en crear un centro de productos donde las personas puedan usar y pagar por tiempo de uso. Una especie de biblioteca de las cosas que facilita el acceso de manera puntual a los artículos que necesitemos sin que haga falta comprarlos”, explica este emprendedor que lleva un par de años desarrollando este proyecto enfocado al consumo responsable, aunque hace tiempo que tenía la idea rondando en la cabeza. “Es algo nuevo que está empezando a despegar en numerosos países. Cuando empecé con el concepto hace cuatro años no había nada, pero ya imaginaba que se terminaría extendiendo”.

En su negocio, ubicado en Bilbao, maneja un catálogo de más 200 productos y la tarifa más cara que cobra son 14 euros al día por una cámara Go pro, o por una máquina para lavar y aspirar alfombras, sofás y tapicerías. Él resume el servicio de manera sencilla. “Hoy en día hay gente que compra artículos para usarlos dos o tres veces. Hay personas que compran un taladro para hacer dos agujeros en casa. Los hacen y luego tardan tres años en darle otra utilidad”, destaca. Un fenómeno que también ocurre con muchos artículos de ocio. “Ahora mismo vendrá un cliente a recoger una tienda de campaña para usar dos noches”, ejemplifica.

Quizá basado en un cambio de mentalidad que se fundamenta más en el uso que en la posesión, sus clientes repiten y repiten. “Como es una iniciativa nueva cuesta cambiar la forma en la que consumimos, pero muchos clientes vuelven ya sea para alquilar lo mismo u otro artículo diferente. Hay gente que repite el mismo producto un año después porque tiene algo puntual que hacer o gente que viene cada dos meses a por lo mismo. Vizcainos que no quieren comprarse una vaporetta pero que cada trimestre la alquilan para limpiar mejor los baños y la cocina”, declara.

Pereira ofrece además las alternativas del alquiler puntual o de un plan anual de suscripción. “Tenemos dos modalidades. El tradicional es el socio diario que alquila puntualmente. Y luego está el socio anual que paga 39,90 al año y usa los productos gratis durante 24 horas”. El modo de funcionamiento es sencillo ya que el único requisito es cumplimentar unos datos de identificación y registro. “Hay que dejar una fianza, rellenar un formulario y hacer un contrato. Es una manera de funcionar de forma segura y evitar que haya gente poco seria o poco formal que haga un uso indebido de las cosas”.

Y es que aunque ahora el alquiler se reserva a cosas que usamos esporádicamente, la tendencia que marcan países como EE.UU. o Reino Unido es que se extienda también a lo que utilizamos a diario, como ya ocurre con la movilidad. Una moda que parece ha venido para quedarse.