HAN sido toreros en Orduña, cardenales en Zalla, jugadores de rugby en Gasteiz, peregrinos haciendo el Camino, apóstoles en Goiuria, sesudos investigadores en Potes, casheros en La Rioja. Se han vestido todos del Athletic... en una sidrería de Astigarraga. La cuadrilla que se disfraza unida permanece unida y cuarenta años de disfraz en disfraz dan para mucho. Hasta aquí, todo ¿normal? Pero si la reunión es (con excepciones) en cualquier lugar de Euskadi, siempre el último finde de septiembre, citados por correo certificado, y con una condición sine qua non: ir disfrazados de lo que el organizador elegido por sufragio universal decida, la cosa cambia. Ellos disfrutan a tope y la gente flipa teniendo en cuenta la edad media de estos chavales hiperactivos ya que todos se encuentran en la década prodigiosa de los 65 a los 75 años. La próxima convocatoria será en Ronda (Málaga). “Resulta que uno de la cuadri está ya muy malito y entre las casi diarias visitas al hospital y la silla de ruedas no se puede mover y nos vamos todos para allí porque Javi se lo merece”, explica Pedro Pablo Uriarte, uno de los integrantes de esta cuadrilla tan jatorra.

Estos talluditos gamberros acumulan batallitas e iniciativas txirenes por doquier. “Cuando fuimos de cardenales a Zalla, debajo de la esclavina llevábamos preservativos porque era la época del Póntelo, Pónselo y la gente que salía de la iglesia se quedaba alucinada. Aquel día igual nos pasamos un poco pero siempre hemos hecho todo sin faltar al respeto”, cuenta Uriarte, deustoarra de pro. “Empezamos en el año 81 aunque lo veníamos pergeñando desde un par de años antes. Y lo hicimos en Arrigorriaga, mi pueblo”. “Ya no sabemos ni qué inventar. Como suele ser un fin de semana hay que montar toda la infraestructura. Pero lo imprescindible es el disfraz. En una ocasión había que intentar conseguir un orinal rosa y presentarse en Oiartzun. Yo venía de Madrid y tuve que remover cielo y tierra para encontrar aquel orinal”, relata divertido Uriarte. “Ha habido cosas curiosísimas como hacer de Olentzeros en noviembre. La gente se quedaba perpleja viendo a doce tíos disfrazados de carboneros... Vosotros ¿de qué vais?, decían, porque todos peinamos canas”. “Una vez nos citaron en Gasteiz y habían puesto en el periódico que la selección juvenil de rugby de Escocia iba a medirse contra la de Euskadi. Y mira por dónde nos ven a nosotros, tan talluditos, y la gente se quedaba alucinada... Pero qué viejos son, decían”.

Esta cuadrilla se conoce desde la infancia. “Casi todos somos de Bilbao y de alrededores aunque algunos se han trasladado a vivir fuera por razones laborales. Ahora nos vemos poco pero esta quedada la mantenemos como algo absolutamente sagrado”. “Empezamos 13 o 14 pero tres han fallecido y con algún otro hemos perdido el contacto. Es una chufla de chicos pero no porque haya discriminación de género sino porque en aquellos años surgió así”, matiza Uriarte.

Recientemente volvieron a epatar al personal con sus marcianadas. El que vive en Santander les citó en Potes caracterizados como investigadores privados, Hercules Poirot, Sherlock Holmes... Solo les faltaba la adorable viejecita Miss Marple. Y todo porque habían robado el Lignum Crucis en Santo Toribio de Liébana y acudían a desfacer el entuerto. En la celebración de su XXV aniversario se trasladaron a la Casa Vasca de Barcelona. “Éramos los padres de un equipo juvenil del Athletic que iba a jugar contra el Barça. Por supuesto todo mentira”, dice Uriarte desde su puesto de verano en Gorliz. “Ponemos todos los meses un bote y pagamos con eso”. “El organizador es el que decide, salvo este año que todos teníamos claro que debíamos estar con Javi”.