EN los másteres “de verdad” y no en esos “de pega”, hay muchas historias. Después de 30 años de andadura, el Máster en Dirección de Empresas (MBA) es mucho más que personas en busca de destreza para tomar decisiones estratégicas y convertirse en directivos de primer nivel. 1.200 alumnos más tarde, estos estudios no solo significan la expectativa de obtener un trabajo mejor y más remunerado sino que son una experiencia vital. Jon Landeta, director del MBA, y Maribel García, secretaria y corazón del máster, desgranan 30 años trufados de anécdotas. Y recuerdan como si fuera ayer el capítulo BBC (bodas, bautizos y comuniones). “Todos los años te encuentras con tres, cuatro o cinco críos que han nacido durante ese año”. Rememoran aquella pareja compuesta por Miguel y Begoña que se embarazaron aquel año y lograron el primero y el segundo expediente”. El MBA que se imparte en la Facultad de Sarriko ha hecho de Cupido. “Saben que todos los viernes tarde y sábado por la mañana tienen plan en la universidad y por eso tras 15 meses de contactos, a veces surgen relaciones muy serias”, relata García. “Así que hemos tenido muchos matrimonios. Una pareja se formalizó dos años después y tuvieron cuatro niños seguiditos. Una chica -que hizo el máster con el número 1- tenía tres niños y la pequeñita recién nacida, un gran mérito”, subraya.

Tampoco han faltado los sobresaltos como cuando en una clausura se encontraron el Aula Magna ocupada y hubo que buscar en un tiempo récord un espacio alternativo, un piano, y consiguieron in extremis el Bizkaia Aretoa y avisar a todos. Pero el incidente con mayúsculas fue cuando a un hijo de Mikel Renteria, fundador de WOP -que cursaba el último trimestre- le detectaron un grave problema médico y necesitó un trasplante de médula ósea. “Pues bien, a pesar de ello, superó con éxito el máster”, resalta Landeta. No todo ha sido un camino de rosas. “Dos alumnos nos han llevado a tribunales. Uno fue por suspender y el otro no lo pasó por faltas de asistencia. No podíamos tolerarlo ya que eso es una falta de respeto a los demás compañeros”, incide Landeta. Un curso de 400 horas presenciales más trabajos que precisa del equivalente a 650 horas. La secretaria Maribel ha sido estricta gobernanta y ha ejercido un control férreo que los alumnos le han agradecido mostrándole la más fiel de las adhesiones. Adhesión materializada en la asistencia a los actos de clausura o en que dos generaciones se hayan dado cita en el MBA, primero cursándolo los padres y luego los hijos.

Y aunque el máster tenga precio, hacer un grupo de amigos, no. Por algo es uno de los que más aceptación tiene. “Del feeling y las buenas relaciones dan muestra que los alumnos siempre acuden a la clausura. Lógicamente ellos vienen a desarrollar las habilidades que necesitan para su trabajo, pero cuando salen valoran muchísimo los amigos que han hecho. De que surja esa buena onda también es responsable Landeta que se encarga, como él denomina, “de agitarlos”, organizar invitaciones, aulas en varios grupos y dinamizar los grupos.