El pasado mes de enero Jim Carrey superó la barrera de los 60 años, y con él lo hizo esa particular forma de crear humor que le ha convertido en multimillonario y le ha acompañado durante toda la vida: desde su humilde adolescencia en los suburbios de Toronto (Canadá) hasta el momento actual. Mal estudiante, persona proclive a la depresión, y de personalidad totalmente excéntrica, en 1983 decidió mudarse a Hollywood y solo trece años después, en 1996, logró gracias a Un loco a domicilio convertirse en el primer actor de la historia en embolsarse 20 millones de dólares por una película. Porque Carrey, aunque muchos lo desconozcan, fue durante años el artista mejor pagado de la meca del cine. La inserción de su nombre en cualquier cartel conllevaba éxito y dinero (mucho dinero) y, a pesar de su excéntrica y complicada forma de ser, los productores se lo rifaban.

Ya en 1994 protagonizó uno de sus filmes más emblemáticos: Dos tontos muy tontos, al que siguieron joyas en recaudación y taquilla como La máscara, Ace Ventura (detective de mascotas), Batman Forever o The Majestic. Sin olvidar, por supuesto, la película que más caché y prestigio le ha otorgado durante su trayectoria: El show de Truman (una vida en directo), una producción dirigida por Peter Weir y escrita por Andrew Niccol que supuso todo un revulsivo en 1998, y el origen, por cierto, de la llamada telerrealidad que tan bien ha funcionado hasta nuestros días. Sin olvidar que la película también ha sido estudiada como tesis en cristianismo, metafilosofía, realidad simulada, vigilancia y existencialismo.

Pues bien, hoy es el día, tras más de 40 años de carrera, en el que Carrey valora que ha trabajado lo suficiente. O al menos así lo ha anunciado esta semana en una entrevista con la NBC: "Me voy a retirar. Bueno, depende, si los ángeles traen algún tipo de guion escrito con tinta dorada que me diga que va a ser muy importante que la gente lo vea, podría continuar en ese camino", señaló en pleno directo con su habitual sorna. Eso sí, de momento no maneja ningún proyecto cinematográfico y su vida camina totalmente centrada hacia su otro gran hobbie: la pintura.