TikToke han grabado ingentes cantidades de vídeos cantando, bailando o poniendo voces de terceros

Ya no es solo una aplicación para adolescentes. Gente de todas las edades la usa. Por ello, la publicidad ha llegado a la misma. Estas personas de edades más avanzadas están participando en sus famosos retos o challenges. Es un buen ambiente para el entretenimiento: los usuarios retan a sus conocidos con desafíos tan variados como mensajes para luchar contra el cambio climático o sobre cómo mantenerse en forma durante el periodo de estancia en el hogar. Ha habido retos en esta red social de vídeos cortos cuyas cifras asustan a cualquier medio de comunicación tradicional. #ComediaEnEspañol, contó con más de 15 millones de visualizaciones; #1000razones, con 14.7 millones; y #GreenScreen, con algo más de 10 millones.

Según Sensor Tower (servicio especializado en aplicaciones móviles), TikTok ha tenido ya más de 1.500 millones de descargas en todo el mundo. Son cifras difícilmente alcanzables con los medios de entretenimiento más tradicionales. Es entendible así que muchos y muchas nos preguntemos cuánto va a tardar TikTok en alcanzar el liderato de las redes sociales. Y, también es entendible que también nos preguntemos por las posibles repercusiones que puede tener abrazar tecnologías sociales y digitales sin mucho juicio de lo que hay por detrás.

Hemos sabido ya que TikTok es una aplicación que en cualquier móvil registra los contactos, las teclas que pulsamos (lo que escribimos), la geolocalización, los datos consumidos e incluso los mensajes que escribimos. Esto, entre muchos otros datos. Es verdad que no se trata, por sorprendente que parezca, de una práctica novedosa. Son muchas las aplicaciones móviles que lo hacen. Sin embargo, en el caso de TikTok llama la atención la cantidad de datos que recolecta y las estrechas relaciones que aparentemente mantiene con el gobierno del país del que proviene (China). Es cierto que en dicho país es difícil demostrar nada. Pero parece que hacía ahí apuntan muchas de las conexiones de la empresa propietaria de dicha red social y los casos que se han ido conociendo.

En Estados Unidos se ha registrado ya la primera demanda colectiva contra estas prácticas de la red social de vídeos. Se demanda no tanto los datos que registra -que al final, pese a que nos resulte difícil admitirlo, lo hace con nuestro consentimiento-, sino cómo los pudiera estar enviando a servidores en China. Hablan en la reclamación de cómo se pudiera llegar a asociar los datos a la persona concreta. Por otro lado, una coalición de los principales grupos de defensa de niños y consumidores de Estados Unidos ha presentado una queja instando a la Comisión Federal de Comercio (FTC) a investigar y sancionar a TikTok. Aluden al supuesto riesgo que corren los niños en dicha aplicación, al recolectar sus datos de manera indiscriminada. También se han conocido prácticas de censura que la compañía desarrolla para algunos determinados contenidos. Por ejemplo, retiró un vídeo que narraba la vida de los musulmanes en China (que sabemos son perseguidos). El motivo de su retirada nunca fue explicado. En su defensa, la empresa explicó que todos los datos del uso diario que sus millones de usuarios hacen están guardados en máquinas fuera de China. Pero, naturalmente, no se refirió a si esos datos, posteriormente, son de alguna manera analizados desde China.

Una de las cosas por las que nunca me terminaré de sorprender es por la fascinación que nos producen estas nuevas herramientas sociales y digitales. La capacidad social de conectarnos y exhibirnos supera nuestra capacidad de juicio crítico. Y así, es difícil que yo, desde estas humildes líneas, trate de condenar cualquier práctica que hagamos en esos entornos.

Ya no es solo una aplicación para adolescentes. Gente de todas las edades la usa; la publicidad ha llegado a la misma. Las personas de edad participan ya en sus famosos retos o ‘challenges’