Bilbao - Su cabeza está llena de música y se muestra encantado de no ser un presentador al uso en el talent show que afronta su cuarta temporada con el reto de restar puntos a La voz, un espacio que hasta el pasado año estaba dentro de las previsiones de Mediaset y que ahora pertenece en derechos de emisión a Antena 3. Pero Santi Millán es más que un presentador. Su carrera está marcada por la interpretación. Acaba de grabar la nueva serie de los hermanos Caballero para Telecinco, El pueblo. Una comedia que parte de un grupo de desencantados urbanitas que buscan redimirse de los excesos de la ciudad y de sus vidas personales en un lugar alejado de mundanal ruido. “Pero todo el gozo en un pozo”, dice Millán. Porque cuando llegan a un paraje perdido en mitad del campo el grupo de nuevos vecinos se encuentran con que no es un lugar tan solitario y que un puñado de lugareños va a convertir la convivencia en una lucha de tradiciones, cultura y costumbres y las chispas entre los convecinos comienza a saltar.

¿Cómo ve esta cuarta edición de ‘Got talent’?

-Es una de las más potentes de las que hemos hecho. Lo digo de verdad. Podría sonar a promoción y que te estoy vendiendo el pescado. Realmente lo pienso, el talento que ha pasado y pasará por esta edición es impresionante. Hay cosas increíbles, cosas muy emotivas, sorprendentes, divertidas?

Pues sí que parece que me está vendiendo el pescado.

-Ja, ja, ja? De verdad que no. Es lo que pienso, no lo diría si no fuese así. Esta edición tiene el aliciente de dos nuevos jueces que han venido a sumar y a romper las dinámicas que se había establecido en las ediciones anteriores. Pienso que esta edición es la más enriquecedora.

¿Se siente igual de cómodo ejerciendo de presentador que siendo actor?

-Depende del formato. Lo bueno de Got talent es que no me obliga a ser un presentador al uso. Pienso que siendo presentador al uso me desenvolvería peor, no tengo tanta experiencia.

Si no es el presentador al uso que no le hace gracia, ¿qué es usted en este programa?

-El compañero y el amigo de los participantes. Llegan al programa con muchos nervios, muchas inseguridades. Hay quien se enfrenta por primera vez a un público en directo, que tiene ganas de subirse a un escenario, pero que todavía no había tenido oportunidad. Gente que siempre ha estado en la calle con espectáculos callejeros, pero que nunca se había enfrentado a las cámaras grabando, al jurado y pensando que hay más de tres millones de espectadores en sus casas? estas, son cosas que afectan. Mi tarea es estar con ellos en momentos que son difíciles para cualquiera. Pienso que es totalmente diferente a la de un presentador al uso.

¿En qué punto se encuentra su carrera como actor?

-Estoy muy contento con mi carrera de actor, tanto como con la de presentador de programas de entretenimiento. Justo acabo de terminar el rodaje de una ficción para Mediaset con Alberto y Laura Caballero, El pueblo, está pendiente de emisión. También acabo de terminar una ficción en TV3, Bienvenidos a la familia que se reemite en Netflix doblada al castellano. Estoy muy satisfecho de estas dos series, las dos son muy divertidas. Creo que mi carrera como actor está muy bien, por el momento, ya sabes cómo es esta profesión.

¿Puede contar algo de cómo es ‘El pueblo’ o es secreto de sumario televisivo?

-La serie es muy divertida, pura comedia y muy alocada. Todo parte de una pareja de hippys que decide repoblar un pueblo abandonado, y pone un anuncio en prensa para que los urbanitas se animen y se sumen al proyecto de vivir alejados de la ciudad una nueva vida.

Y se animan, ¿no?

-Sí. Cada uno de los personajes con sus razones particulares deciden trasladarse a este pueblo abandonado, pero cuando llegan se dan cuenta de que el pueblo no está abandonado y que quedan algunos lugareños. Y como es lógico, el encuentro implica un choque de culturas, de tradiciones, de formas de entender y ver la vida? Estos choques siempre hacen que salte la chispa y producen situaciones de comedia. Estoy seguro que va a gustar mucho. A lo mejor damos ideas a la gente.

Usted es muy urbanita?

-Mucho, pero que mucho. Me gusta la ciudad.

¿Se iría a vivir a un pueblo abandonado? ¿Cree que encontraría alguna razón?

-Soy muy urbanita. He nacido y me he criado en una ciudad como Barcelona, pero creo que, poco a poco, con los años, cada vez buscas más el reposo, la desconexión, el aislamiento y el entorno rural me parece de lo más atractivo.

Vamos, que ‘El pueblo’ y la edad le están haciendo dudar de su filosofía de vivir siempre en una gran urbe.

-Oye, lo de la edad... Te puedo contar que tuvimos la suerte de grabar esta serie en Valdelavilla, un pueblecito abandonado de Soria, un paraje increíble donde estás completamente aislado; pero aislado de verdad, no había ni cobertura para el móvil, fue como un retiro espiritual.

¿Se imagina vivir sin cobertura telefónica?

-Me lo imagino, y no me lo imagino tan mal. Me parece bien incluso, hay que desconectar de vez en cuando y ponerte a pensar.

Muy filosófico. ¿Ha probado a estar una semana sin móvil?

-No. La verdad es que no, pero puedo imaginármelo, un caos, seguro. Ja, ja, ja? En la serie no lo he pasado nada mal. Recuerdo que el primer día, cuando íbamos a grabar estaba un poco inquieto, tenía ese estrés, esa ansia de hombre de ciudad dentro de un mundo en silencio, pero después lo agradecí mucho. Con decirte que me llevé hasta libros, imagínate cómo te puede cambiar el estar en un paisaje increíble.

¿Es de libro convencional? ¿No le gusta la lectura digital?

-Prefiero el papel para leer un libro por puro entretenimiento. Sí que soy tecnológico, y hay lecturas que las hago a través del móvil: guiones, artículos, reportajes de prensa? Pero el libro, la historia que te atrapa y en la que te metes en cuerpo y alma, tiene que ser de papel. Pienso que nosotros aún somos esa generación puente que aún valoramos lo analógico. El libro es papel, el libro como objeto tiene un ritual que no te lo da el ebook por muy cómodo que este te pueda resultar.

¿Un romántico?

-Los soy, siempre lo he sido, en valorar un libro y en todo. Para mí no es lo mismo leer en un formato que en otro. Pero reconozco la comodidad del libro digital cuando te vas de vacaciones y no tienes que guardar en la maleta cuatro o cinco tochazos para leer en la playa o en el monte. Sé que es más práctico.

Encendamos la televisión de nuevo. Parece que las plataformas han irrumpido en la vida de los actores y han llegado para quedarse. ¿Cómo ve este fenómeno?

-También han irrumpido en la vida de los espectadores, ahora la televisión se ve de otra forma y se puede elegir con comodidad. ¿Cómo veo a las plataformas? Como una realidad fantástica. Las plataformas pueden permitirse el lujo de tocar otras temáticas, han abierto un abanico diferente y hacen las cosas de otra manera.

¿Peor en las cadenas convencionales, las generalistas?

-No, por favor. Yo no he dicho que sea peor lo que se hace en una generalista que en una plataforma. Son propuestas diferentes y están enfocadas a llegar al espectador de una forma distinta. Yo debo mucho a las generalistas, y estoy trabajando en ellas. Te puedo decir que las cadenas de televisión se esfuerzan para hacer el mejor producto, pero tienen que lanzarlo a un segmento de público más amplio y es lo que condiciona a la hora de ofertar una historia u otra. Pero La casa de papel nació en una generalista y mira dónde ha llegado. Las plataformas tienen claro la difusión y el poder especializarse a la hora de producir una historia. Se trabaja muy bien en una generalista, doy fe.

¿Más trabajo?

-Por supuesto, y de una forma enriquecedora tanto para la profesión como para los espectadores. Para los actores se ha abierto un camino más, hay nuevas oportunidades de mostrar nuestro trabajo. Además, lo mostramos de forma global. Fenómenos como Élite o como La casa de papel, esta última ha tenido mucha vida fuera de la emisión en una cadena convencional. Se han convertido en fenómenos internacionales.

¿Todo son beneficios?

-Por el momento sí. No podemos adivinar el futuro, pero fíjate en series tan pequeñas y de calidad como Merlí, era de TV3, que se ha emitido en Antena 3, ha pasado a Netflix, triunfa en Argentina y se ha convertido en un fenómeno. Ahora van a hacer un spin off. Todo lo que está ocurriendo me parece maravilloso. La profesión de actor no es fácil y un empujón no viene nada mal.

¿Le ha tocado la varita mágica de las plataformas?

-No he tenido la suerte de participar en ningún proyecto de ficción de una plataforma, pero sigo pensando lo mismo, es una maravilla y me parece fantástico que compañeros míos lo puedan aprovechar, triunfen y se les reconozca en todo el mundo. Me encanta que personas como Álex Pina, un tío con muchísimo talento, que ha trabajado tanto y tan bien en España, tengan la suerte de cara en estos momentos. Me alegra mucho que ahora a Álex Pina se lo rifen y todos, y en todo el mundo, quieran trabajar con él.

¿Cuál es la música que suena en su cabeza?

-Es muy variada. Me ha dado fuerte con Izal, pero soy muy ecléctico con los gustos musicales, me van muchas sonidos. La música es muy importante en mi día a día, me gusta escuchar música y ponerle banda sonora a mis momentos más especiales, pero depende todo de dónde esté y cómo esté. Lo bueno es que tenemos para elegir, hay mucha música en el mundo, variada y de buena calidad.