El presidente de Bodegas Zinio narra que en un viaje en torno a 2004 encontró sobre la mesa de un asador argentino en la costa de Málaga una botella de vino de una bodega de al lado. Y eso le dejó claro el objetivo. "Pensé que eso era lo que yo quería para la cooperativa: que la gente, cuando saliera de su casa, sintiera el orgullo de encontrar sus vinos en cualquier parte del mundo. Si lo conseguimos, fantástico".