Alejandro y Diego, nombres ficticios, son dos jóvenes vizcainos de 23 y 26 años que han sido víctimas de una agresión física. El informe médico recoge un traumatismo facial tras agresión con vaso cortante. Pasada la medianoche del pasado viernes, ambos estaban yendo andando a la parada de autobús para coger el Gautxori y regresar a su casa. Por el camino, decidieron volver por la calle Somera para comprobar que unos carteles que habían pegado en la pared seguían en el mismo lugar. Encima de ellos encontraron numerosos carteles anunciando una manifestación a favor de Palestina.

En cuestión de segundos, todo cambió en la vida de Alejandro y Diego. “Fuimos a levantar para ver si estaba nuestro cartel debajo y poder reciclarlo y ponerlo en otro lado”, manifiestan. En el momento en el que levantaron uno de los carteles, sin mediar palabra, les asestaron una serie de puñetazos al mismo tiempo que recibieron numerosos gritos de “cuatro o cinco” individuos “furiosos”.

“Me rompieron un vaso de cristal en la cara al grito de puto maricón”, narra Alejandro. Ambos fueron agredidos pero Alejandro fue el que se llevó la peor parte ya que fue quien recibió el golpe con el vaso de cristal a la altura del ojo. “Tenía varias heridas abiertas en las que podías meter los dedos”, añaden recordando la sensación de incredulidad que sintieron ante lo que estaba sucediendo. Alejandro no fue consciente de lo que estaba pasando hasta que Diego le dijo que tenía “la cara abierta”. Después, se tocó la cara, vio la sangre y fue consciente “de lo que estaba sucediendo”.

"Ropa llena de sangre"

En ese mismo instante, los agresores huyeron del lugar. “No sabía cómo describirle porque llevaba una ropa común, nada característico, pero si le veo sí que sabría decir quién es”, cuentan.

Mientras Alejandro no llegó a perder el conocimiento pero dejó de ser consciente de lo que estaba sucediendo mientras no paraba de desangrarse. “No sentía nada. El único recuerdo que tengo es el de ver toda la ropa llena de sangre”, exponen. Diego llamó al 112 a las 00.21 para solicitar una ambulancia de urgencia que les trasladó al Hospital de Cruces porque según les indicaron, necesitaba una cirugía plástica.

En el informe de Osakidetza no se especifica cuántos fueron los puntos que recibió Alejandro pero el único recuerdo que tiene -estaba despierto mientras le estaban tratando- es el de escuchar al cirujano decir que “está cansado de dar tantos puntos” por lo que, observando las heridas, serán varias decenas de ellos.

"Hemos vuelto a nacer"

La atención en el hospital fue inmediata. “El cirujano que me operó no tenía que hacerlo pero me vio así y se metió al quirófano directamente”. En agresiones de estas características, las víctimas suelen terminar con media cara paralizada al alcanzarle el nervio. En el caso de Alejandro no fue así. “Por milímetros no me cogió el nervio pero sí lo hizo con las arterias y venas. En este sentido he tenido mucha suerte”, analizan y reconocen sentir que “hemos vuelto a nacer”.

“Tenemos miedo de volver”

Con el susto en el cuerpo, tienen serias dudas sobre si volverán a salir por Somera porque “nunca jamás me hubiese imaginado nada así. Es el miedo de que me pueda volver a pasar y de que me pueda encontrar con las mismas personas por la calle”.

La Ertzaintza está investigando los hechos acontecidos en la noche del viernes mientras Alejandro y Diego se recuperan de la paliza que les asestaron.