El sueño está estrechamente ligado a la regulación térmica del cuerpo. Cuando nos preparamos para dormir, la temperatura corporal central desciende ligeramente, lo que facilita la conciliación del sueño. Dormir con calcetines puede acelerar ese proceso natural, ya que mantener los pies calientes provoca una dilatación de los vasos sanguíneos, permitiendo que el calor se distribuya mejor por el cuerpo y que este entre antes en “modo descanso”.
Un estudio publicado por la National Sleep Foundation y otros trabajos recogidos en revistas médicas como "Physiology & Behavior" señalan que las personas que se cubren los pies al dormir tardan menos en conciliar el sueño y duermen de forma más profunda y estable.
Qué tipo de calcetines conviene usar
No todos los calcetines son adecuados para dormir. Los expertos recomiendan tejidos naturales y transpirables, como el algodón o la lana fina, que permiten conservar el calor sin provocar sudoración. Es importante que no aprieten ni corten la circulación, ya que esto podría generar el efecto contrario e incomodidad durante la noche.
Además, mantener los pies secos y limpios antes de ponerse los calcetines es clave para evitar irritaciones o la proliferación de hongos. En caso de pies fríos por problemas de circulación o por síndrome de Raynaud, los especialistas coinciden en que el uso de calcetines durante la noche puede resultar especialmente beneficioso.
¿Cuándo no es recomendable dormir con ellos?
Aunque en la mayoría de los casos no existe riesgo, no se recomienda dormir con calcetines demasiado ajustados o fabricados con materiales sintéticos que no permitan transpirar. Esto podría elevar la humedad en la piel y generar un ambiente propicio para bacterias o mal olor. También se aconseja no utilizar los mismos calcetines que se usan durante el día, sino reservar un par limpio y exclusivo para dormir.
Dormir con calcetines no solo ayuda a regular la temperatura, sino que puede mejorar la circulación, reducir el riesgo de calambres y favorecer la relajación general. Incluso algunos estudios relacionan esta práctica con una mejor calidad del sueño REM, la fase más reparadora del descanso. Además, mantener los pies calientes puede tener un efecto psicológico de confort, ya que el cuerpo asocia la sensación de abrigo con seguridad y relajación.
Otras formas de mejorar el sueño
Además de dormir con calcetines, existen otros métodos respaldados por la ciencia para mejorar la calidad del sueño. Uno de los más importantes es mantener una rutina regular, acostándose y levantándose a la misma hora todos los días, lo que ayuda a sincronizar el reloj biológico. También se recomienda evitar las pantallas al menos una hora antes de dormir, ya que la luz azul de móviles y televisores interfiere en la producción de melatonina, la hormona del sueño. Mantener una temperatura ambiente entre 18 y 20 °C favorece el descanso, al igual que ventilar la habitación y reducir el ruido o la luz con cortinas opacas.
Los expertos también aconsejan no consumir cafeína ni alcohol por la noche, cenar ligero y realizar actividades relajantes como leer, escuchar música suave o practicar respiración consciente. Todos estos pequeños hábitos pueden tener un impacto notable en la rapidez con la que conciliamos el sueño y en su calidad reparadora.
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