Jordi Cruz ha publicado un vídeo breve pero muy claro sobre uno de los productos más básicos de la cocina: el huevo. Arranca recordando que, con el mismo alimento, se pueden conseguir resultados muy distintos simplemente cambiando el tiempo: “Diferentes tiempos para cocinar un mismo producto, el huevo”, resume. A partir de ahí, marca tres referencias muy fáciles de recordar: a los 3 minutos se logra un huevo pasado por agua, con la clara tierna y la yema líquida; con 6-7 minutos se obtiene un huevo cocido pero con la yema aún jugosa, perfecto para ensaladas, tostadas o platos donde interesa que el interior no quede seco; y con 9-10 minutos se llega al huevo totalmente cocinado, el huevo cocido de toda la vida.
El método para pelarlos
Pero el vídeo no se queda solo en los tiempos. La otra parte importante es cómo pelar el huevo sin que la cáscara se rompa en mil trocitos ni se quede pegada a la clara. Cruz muestra un huevo recién cocido entre las manos y lo va pelando mientras comenta: “Mirad, ¿veis que se pela súper fácil este huevito que tengo en las manos? Es porque lo he hecho, bueno, como Dios manda”. Ahí desvela el truco, que está en el agua de cocción. Explica que, en la cazuela, prepara una mezcla muy concreta: “en el agua de cocción que la tengo aquí, mirad, litro de agua, 12 gramos de sal, 25 mililitros de vinagre”. Y acto seguido aclara para qué sirve cada cosa: la sal, dice, “nos va a dar sabor, sazón”, de manera que el huevo ya salga ligeramente aliñado desde dentro; el vinagre, en cambio, tiene una doble función decisiva para el pelado.
Por un lado, cuenta que el vinagre ayuda “a degradar el carbonato cálcico que compone la cáscara y hacer que sea mucho más sencillo de pelar”. Es decir, reblandece ligeramente la estructura de la cáscara y favorece que se desprenda en placas grandes, sin quedar adherida a la clara. Por otro lado, añade que esta acidez actúa como red de seguridad si algo falla durante la cocción: “si se fractura y sale un poquito de clara, esa acidez va a hacer que se coagule esa clara y que no tengamos problemas”. De este modo, incluso si el huevo se agrieta en el agua, la clara no se desparrama, se coagula alrededor de la fisura.
Un "superalimento" para todos los gustos
El huevo es uno de los alimentos más completos desde el punto de vista nutricional y, por ello, suele considerarse un básico en dietas equilibradas. Aporta proteínas de alta calidad, con todos los aminoácidos esenciales, lo que lo convierte en un aliado para la masa muscular, la recuperación y el mantenimiento de tejidos. Su yema es rica en vitaminas A, D, E y del grupo B, así como en colina, un nutriente clave para la salud cerebral y el funcionamiento del sistema nervioso. También contiene luteína y zeaxantina, antioxidantes asociados a la protección de la vista y a la prevención de enfermedades oculares relacionadas con la edad.
Además, pese a su fama, el colesterol del huevo no supone un riesgo para la mayoría de personas sanas cuando se consume con moderación, y su combinación de proteínas y micronutrientes lo hace un alimento saciante, versátil y adecuado tanto para desayunos como para comidas y cenas.