El robot Da Vinci ha revolucionado las intervenciones quirúrgicas. Mediante este sistema, el cirujano opera al paciente a través de unos brazos robóticos que controla a distancia desde una consola ubicada en el quirófano o incluso en otro hospital.

Desde que comenzó a utilizarse, ha evolucionado en beneficio del paciente. “Ha habido muchas versiones y mejoras del robot y los últimos Da Vinci requieren hacer una mínima incisión, consiguen que el tiempo de recuperación sea mucho más rápido y una precisión mayor que en modelos anteriores, lo que redunda en la seguridad del paciente”, explica el doctor Jorge García-Olaverri, urólogo del Centro Médico Quirónsalud Bizkaia.

Frente a otros métodos quirúrgicos, la cirugía robótica proporciona perspectiva de profundidad, un aspecto clave en toda operación realizada a través de un monitor, en la que se ve todo a través de cámaras. Especialmente a la hora de cortar, sellar... Este era uno de los déficits de la laparoscopia, que el robot Da Vinci solventó desde el principio.

No obstante, incluso la laparoscopia, con la que se llevaban a cabo tradicionalmente la mayoría de las cirugías que se hacen ahora con el robot, ha evolucionado también hacia el 3d. Esta adaptación relativamente reciente de la laparoscopia tradicional, consistente en un monitor 3d o que a través de unas gafas 3d permite ver la profundidad de campo, “busca adaptarse a la revolución que supuso el robot y tener ventajas similares a este, para que el cirujano opere con más comodidad y precisión”.

Detalle del robot Da Vinci. Quirónsalud Bizkaia

El robot Da Vinci, clave para la prostatectomía radical

Los tumores en la próstata son actualmente los más frecuentes en hombre mayores de 50 años. Para extirparlos, la prostatectomía radical por cirugía robótica ofrece unos resultados espectaculares. “Cuando diagnosticamos este tumor en estadíos iniciales, de pequeño tamaño, quitando la próstata eliminas todo el cáncer”, señala el doctor García-Olaverri.

El problema es que la próstata es un órgano muy pequeño –del tamaño de una castaña–, y está localizado en un lugar de muy difícil acceso quirúrgico. A este respecto, el urólogo del Hospital Quirónsalud Bizkaia recuerda que “hace 15/20 años, cuando se realizaba la cirugía abierta, el cirujano apenas podía ver dónde cortaba o cosía. Se hacía de una forma muy rudimentaria. Después llegó la laparoscopia, que con cámaras permitía acceder mejor al tumor, y por último, la cirugía robótica posibilita llegar a ese espacio localizado debajo de la pelvis consiguiendo que los resultados, tanto oncológicos, como de seguridad y de recuperación, sean mucho mejores”, asegura el doctor García-Olaverri. A su modo de ver, el robot Da Vinci se diseñó con la vista puesta en este tipo de cirugía.

De todas las cirugías que se realizan con el robot Da Vinci, el 70% consisten en prostatectomía radical. No obstante, en el campo de la urología, la cirugía robótica también sirve para eliminar tumores de riñón y de vejiga, ayudando a conservar estos órganos y con menos efectos secundarios que la cirugía tradicional. Igualmente, se está abriendo su aplicación a otros campos o especialidades como la cirugía general, en ginecología, e incluso lo utilizan ya los otorrinos y neurocirujanos por ser un sistema muy preciso.

El doctor Jorge García Olaverri alaba los buenos resultados de la cirugía robótica en la prostatectomía radical o extirpación de la próstata. José M. Martínez

Mayor seguridad

La cirugía robótica, que requiere la formación y acreditación del cirujano, no conlleva más riesgos que los inherentes al estado de salud con el que el paciente entra al quirófano. El robot Da Vinci reduce al máximo todo tipo de riesgos (sangrado, infecciones...), complicaciones y efectos secundarios respecto a otro tipo de técnicas. “La mayoría de los pacientes no tiene ningún problema, sale perfectamente del hospital, volviendo a su vida normal en pocas horas”, asegura el urólogo.

Con las técnicas empleadas antaño, muchos pacientes intervenidos por un tumor en la próstata sufrían después pérdidas de orina. Hoy en día, tras remitir la inflamación, es algo muy excepcional que el paciente presente incontinencia urinaria. Y en cuanto a la función sexual, que antes no se recuperaba en muchos casos, actualmente, con el robot, si el tumor está localizado en una zona en la que se puedan preservar los nervios de la erección, resulta anecdótico que el paciente intervenido tenga disfunción en este sentido. Por tanto, los efectos secundarios son mínimos.

La cirugía robótica es apta para la gran mayoría de personas, salvo en el caso de quienes hayan sido sometidos previamente a cirugías abdominales complejas por otro motivo, como una patología intestinal grave que impida llegar a la próstata usando el robot. Pero esto sucede en muy pocos casos, de acuerdo con el doctor García-Olaverri. “Nosotros operamos casi todos los días a pacientes que ya tienen alguna cirugía abdominal previa y con el robot podemos intervenir sin problema”, asegura.

La cirugía robótica es apta para la gran mayoría de personas

Rápida recuperación

La recuperación tras la intervención es una cuestión que preocupa en gran medida a los pacientes. “Cuanto más preciso sea el instrumento que utiliza un cirujano, mejor recuperación va a tener un paciente”, afirma el doctor. El progreso en este sentido se percibe atendiendo al tiempo de ingreso del paciente, que con la cirugía abierta en una extirpación de próstata iba de 7 a 10 días por término medio, mientras que con la robótica se reduce de 24 a 48 horas.

En definitiva, la cirugía robótica es mucho menos agresiva. Solamente se realizan unas pequeñas incisiones en el abdomen por las que entran los brazos robóticos y el postoperatorio, al ser una cirugía tan precisa, conlleva beneficios muy altos.

Beneficios mutuos

Al tratarse de una cirugía rápida, basta con que el estado de salud del paciente le permita tolerar la anestesia durante una hora y media o dos horas que dura la intervención. Así, quedarían excluídas únicamente personas con grave patología cardíaca o si toman alta dosis de anticoagulantes.

Frente a la cirugía abierta, que se prolonga una media de tres o cuatro horas, y a la laparoscópica, que se extiende de dos horas y media a tres, con el robot Da Vinci el tiempo de intervención se reduce a una hora y media o dos.

En cualquier caso, según percibe el especialista, la cirugía robótica no ha cambiado la relación con el paciente, que sigue siendo la misma, de confianza y cercanía antes y después de la operación. Además, “en los últimos tiempos, los pacientes están cada vez más informados, conocen ya estos sistemas y tecnologías y ellos mismos los demandan en consulta”, apunta.

Con todo, los beneficios de la intervención quirúrgica con esta tecnología robótica son mutuos, para paciente y cirujano. “Las cirugías van muy bien y los cirujanos estamos tranquilos en los quirófanos, lo que redunda en el beneficio del paciente”, concluye el urólogo del Centro Médico Quirónsalud-Bizkaia desde su larga experiencia con esta tecnología.