“No hay que competir con nadie, sino contigo mismo”

¡Resetéate! Al leer este título mi imaginación vuela hasta el ordenador a cero y alguien dispuesto a instalar en él nuevos programas. ¿Puede hacerse en un humano? 

Sí. Claro que se puede hacer; la clave está en nuestros pensamientos. Si nosotros nos damos cuenta y guardamos los negativos, podemos detectar y cambiar los que no nos ayuden. Somos dueños de nuestros pensamientos y podemos eliminar los que no nos hayan ayudado. 

En una sociedad (occidental) tan ajetreada, ansiosa ahora mismo, ¿vende la idea de pararse a pensar quién soy o qué hago aquí?

Eso sería realmente lo ideal, que tuviéramos momentos para nosotros mismos, porque vivimos en un mundo de rapidez. A todos nos beneficiaría tener momentos para nosotros mismos, para centrarnos y pensar qué estamos haciendo aquí, cuáles son nuestras metas, cómo las vamos a conseguir, nuestras aspiraciones y cómo las vamos a compartir con las personas que nos rodean. Nos beneficiaría muchísimo tener nuestro propio tempo en medio de esta lluvia de información que nos empapa constantemente.

En su libro publica un mapa a modo de ideograma con buenos consejos para una (nueva) buena vida. ¿De dónde ha extraído estos buenos consejos?

Es una mezcla. A los 17 años empecé a leer muchísimo, porque me desprendí de las ideas que me habían impuesto y comencé a pensar por mí misma para decidir con qué conceptos quería quedarme y cuales quería desechar. Estudié filosofía, obras de superación personal, de las religiones del mundo... Leí buenísimos libros de superación personal que marcaron mi vida. Esta formación fue muy importante para adquirir mi delineamiento de cómo quería vivir mi vida. En ¡Resetéate! recojo todo lo aprendido y aplicado en mi vida, quiero facilitar a los lectores todo lo que he aprendido del conocimiento.

Si reflexionáramos más y avanzáramos con mayor tranquilidad, ¿nuestra vida sería una gran experiencia, más plena y gozosa?

La clave está en que en esa reflexión practiquemos más la autoconciencia para que podamos hacer cambios en nuestra vida. Las pérdidas, los fracasos y los obstáculos van a seguir ahí, eso no cambia simplemente porque reflexionemos. La vida es una aventura y todos podemos aprender de todo lo que nos está sucediendo, nos puede hacer más fuertes. Podemos aprender incluso de lo que les sucede a otras personas. La verdadera enseñanza es cuando abrimos nuestra mente a ver la vida desde otro punto de vista, no victimizándonos. Cuando aceptemos que la vida presenta pérdidas nuestra perspectiva será diferente, nos daremos una oportunidad para resetearnos y crecer como personas.

Dolor, conflictos, frustraciones… ¿Qué propone para que estos contratiempos no nos aneguen la existencia?

Entender cuáles son las reglas del juego, porque la vida es como si fuera un juego. Si salimos de la vida mentalmente y la vemos desde fuera, podemos entender cuáles son las reglas y hay que centrarse en ellas para ver qué es lo que nos espera en el camino. Cuando tenemos esos datos nuestra mente está mejor preparada para salir adelante y enfrentarnos a las situaciones. La actitud mental cambia; los pensamientos son la clave absolutamente de todo. Si dos o tres personas están viviendo la misma situación, una puede quedarse con un trauma para toda su vida, pero otra puede aprender que es una experiencia y le hará más resiliente, y una tercera podría darse por vencida y acudir a las drogas. Las tres personas perciben la misma situación de forma distinta y crean pensamientos diferentes. 

Veo a diario la contradicción entre el deseo de empatía, responsabilidad y compasión con la realidad de la obtención de beneficios caiga quien caiga. ¿Podemos resetearnos ante este desequilibrio?

Por supuesto. En un capítulo hablo de las reglas del juego; hay tres funciones que debemos de cumplir todos en esta vida, independientemente de la edad, de la piel que tengamos, de si somos ricos o pobres y del país donde vivamos. Tenemos que crecer en tres áreas: ser, hacer y tener, exactamente en ese orden. Desafortunadamente, la vida nos confunde tanto que la sentimos como un torbellino con nosotros en medio de él. Anhelar ropa, mejor casa y otras cosas materiales es vivir en el afán de tener, estamos equivocados. Eso es consecuencia de no haber crecido en el ser y en el hacer tanto como en el tener. Porque de lo único que somos dueños es de nuestros pensamientos y los podemos cambiar. Cuando nos damos cuenta de que esas son las tres funciones que venimos a desarrollar aquí y las entendemos adecuadamente, plantearemos las prioridades de la vida. Eso es lo que hace la diferencia entre tener autoconciencia y no tenerla.

Aunque pueda dar pie al uso de un oxímoron a quien le propone resetearse para entender mejor la vida y alcanzar la superación personal, se le podrá preguntar: ¿qué es la felicidad?

Es un estado mental. Básicamente es cuando lo que tienes en expectativa se parece a la realidad. Si esperas que en la vida no se te presenten problemas de ningún tipo, que vas a alcanzar mucha riqueza y que todo te saldrá bien, te encontrarás con muchos problemas y sorpresas, porque la visión de la vida que tienes no es la correcta. La adecuada es la aceptación de que va a haber obstáculos y para eso precisamente está la vida, para saber resolverlos y salir de ellos, al tiempo que aceptar las pérdidas, aceptar que la vida es una aventura y venimos a ella para hacer nuestro mejor papel y salir exitosos de ella.

Al desaparecer los confesionarios de las iglesias han aumentado las consultas de psicoanálisis y los libros de autoayuda, ¿ve alguna relación en este dúo a contrasentido?

Las idas al confesionario es una especie de culpabilidad que nos han creado por generaciones y generaciones. Acudir al psicólogo o a la terapia es realmente la alternativa que tenemos para vivir la vida con más ecuanimidad, con más certeza, con más tranquilidad. Porque el confesionario es para ir a confesar los pecados, quizá en anteriores generaciones lo tomaban como ir al psicólogo porque tenían como cargo de conciencia o sentían que querían arrepentirse de algo que habían hecho. Ahora la vida es tan rápida, tan confusa, tan llena de un bombardeo tremendo de información que a cualquiera, hasta al más estable mentalmente, le sacude y distrae de todo lo que es lo real y lo auténtico que es nuestro ser interior. En realidad, estamos cayendo en una trampa emocional y psicológica, cuando el juego de la vida no trata de eso, sino de cumplir nuestro papel, que es tener una aventura y dar nuestro mejor desempeño porque no estamos compitiendo contra nadie. Por eso precisamente es tan importante resetearse, para salirse de ese torbellino y encontrar el verdadero meollo de porqué estamos aquí y cómo disfrutarlo. 

¿Que se llevará el lector con ¡Resetéate!?

Una guía que le ayudará a entender mejor la vida, desprendiéndose de vendas que le impedían ver las cosas tal como son y no le permitían descubrir su gran potencial. Descubrirá que el ser feliz está dentro de él mismo, que no hay necesidad de buscar la felicidad como si estuviera dentro de una cueva. Entenderá que cada acción que haga le ayudará o le alejará de su verdadera meta en su vida. Le mostrará que no debe competir con nadie, sino consigo mismo, para lograr la mejor versión de sí mismo. Comprenderá que sus pensamientos son el motor de su propia realidad. Además, se incluyen distintos códigos QR para que el lector o lectora pueda acceder a vídeos de los distintos aprendizajes que se presentan.