FUSTO-GARMA 1ALTADILL-LUJÁN 3
Duración: 58 minutos de juego.
Saques: 3 de Garma y 10 de Luján.
Faltas de saque: 1 de Garma y 3 de Luján.
Tantos en juego: 7 de Fusto, 3 de Altadill y 9 de Luján.
Errores: 4 de Fusto, 4 de Garma, 7 de Altadill y 12 de Luján.
Marcador: 12-0; 9-12; 5-12 y 7-12.
Incidencias: Unas sesenta personas en el frontón Bizkaia de Miribilla en la primera semifinal del torneo Aste Nagusia de pala profesional. En el previo, García-Ibargarai vencieron a Vega-Larrinaga en tres juegos (10-7, 10-6 y 10-7).
bilbao. "Un 12-0 en toda la cara", analizaba Wladimir Luján en el pasillo de vestuarios. Lo decía el cubano con una media sonrisa en el rostro, porque lo había recibido sí, pero también porque había ganado en las semifinales del Aste Nagusia de pala. Relataba el habanero un inicio desalentador, un comienzo infernal, labrado en las mieles palistas de un Pablo Fusto en vena, empalando y con el corazón asido al Bizkaia. Porque fue el argentino el que comenzó allanando el terreno para su pareja. El bonaerense, unido a un Iñaki Garma segurísimo, hizo un inicio espectacular, aliñado con la falta de empale de Aritz Altadill y Luján, que buscaba reventar el frontis y se estrelló con algunas pelotas. Fue espectacular el inicio colorado y se vio en el luminoso; fue un 12-0 doloroso, que escuece y que caló hondo en el delantero iruindarra y el zaguero habanero.
"Tras el primer set, nos dijimos que da igual perder 12-0 que 12-11; así que, a empezar de cero", explicaba Aritz. Y así fue. Ocurre que el punto de mira del bombardero de La Habana se enderezó en apenas dos golpes y la situación tomó un cariz inaudito. Los que hasta entonces habían sufrido y encontrado la horma de su zapato se vieron enormes. Su figura engrandeció con el despertar del titán Luján, que se afanó en sujetar y romper, para deslumbrar con el saque. Y es que, la gran capacidad del centroamericano fue eliminar a Fusto, motivadísimo, arrimando empaladas a la pared y esquivándole con la pelota alta. El bonaerense, que hasta entonces había dominado a placer, se vio sin opciones; golpeando pero sin encontrar el tanto. Se abrazaron los marcadores durante todo el segundo juego, merced a la búsqueda constante en el filo de la navaja del cubano, arriesgando todo su poder. Sin embargo, dos tantos suyos rompieron un 9-10 para empatar el duelo.
Y después... Después, el gigante cubano ya estaba despierto. Y regaló todo su juego, amparándose siempre en el saque, para alcanzar el triunfo. Así, el tercer y el cuarto juego fueron un paseo militar cubano.