El técnico del Zubileta Evolution Zuazo Barakaldo, Joseba Rodríguez –más conocido como Haito en el mundo del balonmano–, es un tipo tan diplomático como honesto. Dice las cosas claras y, a la vez, lo hace sin incomodar. Por eso no señala a la deuda del club como culpable único del descenso a División de Honor Oro, sino que reconoce que la pérdida de la categoría fue el resultado de una “mala segunda fase”. Asimismo, explica que el equipo terminó la temporada “en paz por haber hecho todo lo posible por salvar la categoría”, aunque no lo consiguiera. Por eso, porque el capitán es el último en abandonar el barco, Haito volverá a estar al frente del banquillo zuazotarra la campaña que viene.

¿Cómo está el equipo tras el descenso de la Liga Guerreras Iberdrola?

—Después del último partido hubo mucha pena porque hay muchas jugadoras que se van y también por perder la categoría, pero eso lo teníamos interiorizado. Cuando comenzó el play-down sabíamos que las opciones eran mínimas; por eso cuando terminó, la sensación fue de paz y de tranquilidad. Tenemos la conciencia tranquila porque hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para salvarnos.

Es cierto que comenzaron el ‘play-down’ a cuatro puntos de la permanencia, pero al final se quedaron a dos goles de salvarse.

—La liada fue la segunda vuelta, si hubiéramos ganado al Logroño o al Beti-Onak en casa hubiéramos dependido de nosotras mismas en esa última jornada. Ahí echamos por tierra toda la temporada. Luego en el play-down el equipo mejoró y ganó, pero fue alargar la agonía. Nuestra intención era mejorar la imagen dada, que la gente supiera que lo estábamos dando todo, y eso lo conseguimos.

¿Qué ocurrió esa fase de descenso que hizo mejorar tanto al Zuazo?

—Sobre todo que las jugadoras lo afrontaron mentalmente de otra forma. Ha habido muchos problemas alrededor del equipo, a nivel del club que son sabidos por todos, y también problemas personales que las han lastrado mucho. Que no les han permitido rendir a su nivel. Además, en el play-down desapareció la presión por ganar, en la segunda fase no supimos lidiar con ella; por eso en cuanto el equipo se desprendió de esa presión es cuando mejor ha jugado.

¿Y ahora qué?

—Hemos empezado a planificar tarde tanto las renovaciones como los fichajes porque va a haber cambios dentro de la estructura del club, entonces se ha ralentizado todo. Pero no voy a mentir, cuando pensábamos en el equipo del año que viene lo hacíamos pensando en Oro. Ahora el proceso está en marcha y una de las razones que han hecho que renueve es que va a haber cambios. Quiero ver a dónde nos llevan y ser partícipe de este nuevo Zuazo.

Se han confirmado ya cinco bajas –Esti Velasco, las hermanas Fernández-Agustí, Maddi Bengoetxea y Estitxu Berasategi–, así que habrá mucho cambio en la plantilla.

—Sí. Hemos empezado tarde a mirar jugadoras así que el mercado ya estaba seco. Además, al estar en Oro el Zuazo no será igual de atractivo que antes y luego está el tema económico, que aunque tiene visos de mejorar, la deuda es grande y el club tiene que mantener el equilibrio entre ir quitando deuda y confeccionar la plantilla. Así que económicamente no vamos a hacer un esfuerzo por traer a grandes estrellas.

¿Seguirán entonces con la filosofía de buscar jóvenes con proyección?

—Claro, si metemos todas las variables que he comentado antes en una coctelera, sale un equipo modesto. Tenemos además la suerte de poder contar con bastantes jugadoras de este año, con lo cual la base para Oro es buena. Y los fichajes serán en la línea de hasta ahora: jóvenes con las que podemos trabajar en el futuro.

¿Al Zuazo le venía económicamente bien bajar?

—Yo diría que no, pero es una opinión personal. Los ingresos siempre van a ser más fáciles de generar en Honor porque los patrocinadores van a tener más ganas de entrar al tener más visibilidad con los partidos televisados, las menciones en redes… Es cierto que en Oro los gastos serán menores, pero los ingresos se verán mermados.

La División de Honor Oro fue creada la temporada pasada. ¿Cómo es esta categoría?

—Es una categoría muy competitiva en la que todos los partidos son bastante igualados. Ganar fuera de casa se hace muy complicado y las plantillas son de calidad, con jugadoras extranjeras o de Honor. Es una categoría de mucho nivel, la verdad es que veo muy difícil subir. No por haber descendido vamos a ser clarísimas candidatas al ascenso, vamos a tener que trabajar mucho. Por eso tenemos que hacer un plan con el que quitarse la deuda y hacer un equipo con el que recuperar la categoría lo antes posible.

El club anunció su renovación a falta de una jornada para terminar el curso, cuando aún estaba el descenso en el aire. ¿Por qué lo decidieron justo en ese momento?

—Puedo entender que llame la atención porque todavía no se sabía si el Zuazo seguiría en Honor o no, pero no soy un entrenador que siempre haya estado en la élite. Estuve en Plata con el Barakaldo, estuve en Nacional con El Valle… He entrenado en todas las categorías, así que el hecho de descender no iba a cambiar mi horizonte.

Va a ser su sexto año en el Zuazo.

—Lo que más me retiene aquí es mi familia. Mi mujer y mi hija son algo que me acerca mucho a los equipos del entorno y en ese sentido el Zuazo cumple todas mis expectativas: puedo estar con los míos y me siento muy a gusto y muy querido por la gente del club. Aunque también es cierto que este año es el que más dudas he tenido de continuar, el más me he planteado salir.

¿Eso quiere decir que ha tenido ofertas?

—Sí, he tenido ofertas y de equipos importantes. Pero aunque he dudado y en mi casa me animaban a ello por la situación del Zuazo, quiero quedarme para ver los cambios que se van a producir. Tengo la ilusión de ser parte de ellos y ver hasta dónde podemos llegar. Si podemos sacar a flote el barco o si definitivamente lo terminamos de hundir. l