SE sabía que Jon Rahm era bueno jugando al golf, tan bueno como se suponía tras ganar dos años seguidos el premio Ben Hogan de mejor jugador universitario en Estados Unidos. Lo que no se esperaba es que el golfista de Barrika quemara etapas en su paso al profesionalismo de forma tan rápida. Seguramente, él sí lo esperaba, lo deseaba, y por ello lo ha conseguido con solo cuatro torneos disputados en el PGA Tour. No es oficial, pero su segundo puesto en el Canadian Open le otorgará la tarjeta para disputar la próxima temporada 2016-17 del circuito más exigente del mundo. Rahm acumula ya 868.008 dólares de ganancias, lo que le sitúa de forma provisional en el puesto 106. Se estima, por el histórico del circuito estadounidense, que para acabar entre los 125 primeros, que son los que acceden a la tarjeta para el curso siguiente, se necesitan unos 750.000 dólares de ganancias.
Su gran resultado en el Glen Abbey de Ontario, con algunos golpes memorables, le ha permitido, además, ascender 136 puestos en la clasificación mundial: del 278 ha pasado al 142. El jugador vizcaino se quedó muy satisfecho. Fue un segundo puesto con sabor a victoria por lo que supuso, pero le dejó con un regustillo amargo tras la jornada del domingo. Estuvo muy cerca de forzar un play-off ante el venezolano Jhonattan Vegas y, por qué no, de ganar por primera vez en el PGA Tour, algo que solo han conseguido tres golfistas estatales: Severiano Ballesteros, Txema Olazabal y Sergio García. Rahm se llevó en la cabeza, de vuelta a la casa club, al menos media docena de putts que merodearon a centímetros de los hoyos sin querer entrar. “Me voy con más confianza. He jugado dos rondas de golf excelentes, la primera y la última. Y las otras dos también han sido buenas. Hasta tuve mi opción de victoria. A ver si una semana soy capaz de poner cuatro buenas rondas juntas y de ganar...”, comentó Jon Rahm tras su mejor actuación hasta ahora como profesional.
Registros históricos Esta explosión del golfista de Barrika nada más salir de la universidad supera los registros que marcó hace veinte años Tiger Woods, que en sus tres primeros torneos hizo un puesto 25 y se dejó un corte sin pasar. Rahm lleva cuatro cortes sin fallo y ya acumula dos resultados entre los tres primeros. Además, ha llamado la atención de los especialistas por su variedad de golpes, probablemente impropia de un jugador de solo 21 años en el que se aprecia la escuela Mickelson: el modelo de Phil, su referencia en Arizona State, y las enseñanzas de Tim, hermano del anterior, que ahora pasará a ser su entrenador a tiempo completo tras abandonar la universidad.
Jon Rahm ha irrumpido también entre los grandes pegadores del PGA Tour. Por ejemplo, en el hoyo 10 del Canadian Open logró mandar la bola con su driver desde el tee de salida a 357 metros, su mejor registro hasta la fecha. Por hacerse una idea, el récord este año lo tiene el estadounidense Justin Thomas, con una salida de 378 metros. El vizcaino promedia en cuatro torneos 296 metros con su golpe de salida, lo que le sitúa por encima de la media del circuito, pero además está teniendo una eficacia del 60% al poner la bola en la calle, está cogiendo dos de cada tres greens en regulación -golpes que se necesitan para llegar a green en función del par asignado a cada hoyo- y está necesitando menos de dos putts para embocar cuando está alrededor de la bandera. Su promedio es de cuatro birdies por vuelta, con un 34,5% de oportunidades convertidas, una estadística en la que Rahm está entre los seis mejores del circuito.
Ya nadie duda del espléndido futuro del jugador de Barrika. Hasta las televisiones tendrán que estar más pendientes de él de lo que han estado en los últimos torneos, sobre todo ese Canadian Open en el que la realización apenas le prestó atención durante las cuatro jornadas. Jon Rahm está derribando barreras en tiempo récord, con pasos de gigante y de estrella del golf, y derribará también las que imponen los galones en un entorno tan duro como el PGA Tour. Quien no le conociera, ahora ya sabe quién es. Porque es difícil contener el talento, tarde o temprano aflorará.
Ahora, liberado de la presión, el joven de Barrika podrá disfrutar del juego y continuar arriesgando sin miedo a que el error corte sus aspiraciones. En el Travelers Championship, el John Deere Classic y el Wyndham Championship, los tres torneos que le quedan por disputar antes de que concluya el mes de agosto, debía apurar sus opciones de conseguir la tarjeta. Pero ya no le hará falta, pues Jon Rahm, el expreso de Barrika, ha hecho fácil lo difícil. Una bilbainada que solo está al alcance de los genios.