La composición de la plantilla del año próximo será el asunto que concite la atención en adelante. Una vez certificada la quinta plaza en liga, defender el liderato de Simón en el Trofeo Zamora aparece como único aliciente de la jornada final, el sábado en Vallecas. El balón está a punto de ceder todo el protagonismo a los despachos, aunque ya desde hace algunas fechas se asiste a un goteo de noticias, tanto de renovaciones como de bajas.

También la rumorología ha hecho acto de presencia y mantiene una actividad creciente. El Athletic no es ajeno a una dinámica que alcanzará su apogeo en breve y ambientará los meses estivales hasta que se cierre el mercado. Pero en su caso, el abanico de opciones es tan limitado que hablar de habas contadas no solo tiene sentido, sino que invita a presuponer que los posibles movimientos encaminados a reforzar el equipo se iniciaron tiempo atrás. La llegada de Álvaro Djaló, conocida en marzo, lo corroboraría. Al igual que la rueda de prensa ofrecida por Andoni Gorosabel en Gasteiz.

Con un margen tan exiguo para adquirir refuerzos conviene andar rápido, más que nada por evitar que alguien se adelante. Además, el club cuenta ahora con un dinero del que carecía en veranos anteriores para pujar en condiciones y cerrar acuerdos. Y a lo dicho se debería añadir otro factor, clave se mire como se mire, cual es la continuidad de Ernesto Valverde.

Aunque la planificación competa a diversos estamentos, los rectores de la entidad nunca han ocultado su incondicional adhesión a la figura del entrenador. Más bien se han hartado de repetir que no conciben el proyecto sin él, de ahí la trascendencia de que firmase, al menos, hasta junio de 2025.

Europa League y Supercopa

El curso que viene encierra un singular atractivo para todo el mundo, Valverde incluido. El regreso a la Europa League y a la Supercopa obedecen a que el Athletic ha dado un salto cualitativo que le distingue de la mayoría de los integrantes de la categoría. Esos logros se han celebrado como corresponde y en adelante comienza la otra parte de esta historia. El equipo se va a someter a un grado de exigencia muy superior: deberá asimilar un calendario con un mínimo de doce compromisos más de lo habitual en los últimos tiempos y hacerlo sin perder el norte, es decir, consciente de que la prioridad se llama liga. El nuevo reto, que lo es para la inmensa mayoría de los jugadores, asoma como la consecuencia lógica del éxito: cuanto mejores son los resultados, más sube el listón. No solo por la dificultad objetiva que entraña codearse en las altas esferas, pues también se elevan las expectativas del entorno, que ejerce una mayor presión. Este fenómeno resulta ineludible en el fútbol.

Descrito el contexto de lo que vendrá a partir de agosto y dando por supuesto que Valverde no es ningún advenedizo, ha gestionado diversas situaciones de similar o superior complejidad y, sobre todo, se halla absolutamente integrado en la casa, lógicamente habrá expuesto con nitidez a la directiva todo aquello que estime va a necesitar para conducir la nave a buen puerto.

Fichajes

Del sí que acaba de dar a Jon Uriarte se desprende que, al margen de negociar los términos de su contrato, ha desmenuzado la plantilla que dirige y realizado las peticiones que entiende favorecerán su potenciación. Qué demarcaciones, cuáles futbolistas. Sabe perfectamente que con lo que hay, descontadas las salidas, no alcanza para manejarse en cuatro frentes. Hace falta disponer de veinte piezas contrastadas, intercambiables o casi, algo que hoy no tiene.

Que los tiros van por ahí lo demostraría un episodio reciente. Aunque días después de que declarase que no es normal afrontar el año con una nómina de centrales tan exigua, se permitió bromear al respecto en Lezama, su reflexión pública no fue ningún descuido. Si Valverde se caracterizase por irse de la boca, vale, pero como es justo lo contrario, mide cada respuesta en cada una de las ochenta ruedas de prensa anuales que concede, aquello fue efectivamente un recado con destinatario concreto. Todavía se especulaba sobre su futuro, era obvio que Ibaigane suspiraba por sus huesos y la tardanza de la respuesta empezaba a dar que hablar. Despejado el panorama, quedamos a la espera de que se desvele la identidad de los fichajes y lo que vaya a pasar con quienes acaban contrato. Ambas cuestiones van ligadas.