ATHLETIC: Agirrezabala; De Marcos, Vivian, Yeray, Yuri; Prados, Galarreta (Min. 75, Herrera); Iñaki Williams (Min. 82, Olabarrieta), Muniain (Min. 63, Jauregizar), Nico Williams (Min. 75, Berenguer): y Raúl García (Min. 82, Villalibre).

SEVILLA: Nyland; Jesús Navas (Min. 44, Juanlu), Badé, Sergio Ramos, Kike Salas, Acuña (Min. 46, Pedrosa); Ocampos, Agoumé, Manu Bueno (Min. 84, Hannibal), Lukebakio (Min. 84, Mariano); y En-Nesyri (Min. 92, Véliz).

Goles: 1-0: Min. 15; Raúl García. 2-0: Min. 17; Muniain.

Árbitro: Pulido Santana (Comité de Las Palmas). Mostró tarjeta amarilla al local Galarreta y al visitante Kike Salas.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo séptima jornada de LaLiga EA Sports disputado en San Mamés ante 44.717 espectadores, según datos oficiales. Al final del partido el club anunció la renovación hasta 2025 de Óscar de Marcos.

Los goles de Raúl García e Iker Muniain realzaron la tarde de las despedidas en San Mamés. La jornada ponía el cierre a la temporada en casa y los dos fueron titulares en su última comparecencia delante de la afición. No cabía pedir mejor broche para redondear la temporada ante unas gradas repletas que agradecieron el enésimo triunfo del Athletic como local, un logro que en absoluto era inocuo o una mera anécdota que añadir a la estadística, por cuanto convenía asegurar la quinta plaza, amenazada por la Real Sociedad. El equipo salió mentalizado y enseguida se percibió que, a nada que estuviese inspirado, no hallaría mayores inconvenientes para imponer su ley. Desde el mismo inicio tomó la iniciativa y se manejó con gran comodidad, la contemplativa disposición que adoptó el Sevilla solo podía desembocar en un final al gusto de los hombres de Ernesto Valverde. No hubo el más mínimo resquicio para la emoción o la incertidumbre, la contundencia del tempranero 2-0 reflejó con precisión la desigual actitud de los contendientes.

En ocasiones así, siempre cabe el temor a que se produzca un efecto contagio; con un equipo a verlas venir, sin ritmo ni aplicación, suele ocurrir que el otro cede a la tentación y cae en la parsimonia. Por fortuna y en favor del espectáculo, los rojiblancos no se dejaron engatusar por la dejadez del Sevilla, fueron decididos a resolver el compromiso, en su libro de estilo no figura la relajación, de modo que, sin volverse locos, serios y prácticos, imprimieron al juego las dosis suficientes de agilidad y tensión. Y fue demasiado para los hombres de Quique Sánchez Flores, un grupo sin alma, que no disimuló su desgana y se hizo acreedor a recibir una tunda. El único factor que lo evitó fue la impericia del anfitrión. Oportunidades sobraron para aspirar a la goleada, pero bien mirado no era cuestión de exigir alardes de puntería. Bastaba con sumar los tres puntos y ratificar la condición de inexpugnable del escenario.

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Las notas de Aitor Martínez: al ritmo de Ruiz de Galarreta Aitor Martínez

La voluntad del Athletic deparó una tarde entretenida sin más. Se echaba de menos la chispa propia de la competición, pero está dicho que el rival prefirió pasar de puntillas, como si estuviese sobre el césped únicamente porque el reglamento le obligaba a ello. Sin embargo, el escaso interés del Sevilla no impidió que hubiese noticias en el área de Agirrezabala. Con Simón tranquilito en la grada, el portero suplente se encargó de redondear la actuación colectiva con varias intervenciones muy jaleadas por una grada especialmente predispuesta al aplauso. Lo cierto es que las ovaciones estuvieron muy repartidas en un encuentro que podría catalogarse de guante blanco, lo cual favoreció el lucimiento, así como una elevada producción de acciones de peligro.

Comprobado que si el árbitro pita el final en el minuto veinte nada hubiese ocurrido, el Athletic se esforzó y quiso agradar en una jornada donde la atención se centró en los goleadores. Ambos fueron relevados para que recibiesen una nueva ración de cariño por parte de la grada y de sus compañeros, pero fue su puntería previa lo que realmente merece ser destacado. En un ambiente amable, muy relajado para tratarse de un evento oficial, el destino quiso que sus aportaciones fuesen relevantes.

Abrió el marcador Raúl a centro templado por De Marcos, anticipándose a Badé para cabecear como él sabe. Era el primer remate del Athletic. Minuto y medio después, Nico Williams buscaba a su hermano en el área, pero su servicio pasó de largo y allí irrumpió Muniain a la carrera para conectar con el empeine lejos del alcance de un Nyland vendido. Listo, en un santiamén habían rubricado el adiós ideal a la Catedral.

Pero aún era pronto, el espectáculo debía continuar, los aficionados reclamaban más y bien pudieron ser colmados. Desde luego, no fue por ausencia de situaciones claras para incrementar la ventaja. Galarreta y Prados gobernaban con autoridad, nervio y visión, mientras sesteaban los andaluces, incapaces de disimular sus ganas de que aquello terminase cuanto antes. Su renuncia a discutir el resultado contrastaba con el dinamismo de un anfitrión cómodo que un instante antes del descanso pudo subir el tercero, pero Iñaki Williams no estuvo fino en el mano a mano con el portero.

Para entonces se habían contabilizado varias subidas del Sevilla, sin excesivo veneno. Pedrosa sí dio un susto en el arranque de la reanudación y Agoumé se quedó a cuadros ante la respuesta de Agirrezabala a su cabezazo a bocajarro. Lo sacó con el pecho en un acto reflejo muy celebrado por la concurrencia. Nico Williams anotó el siguiente lance de peligro, como su hermano previamente sin la puntería precisa ante Nyland.

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¿Has estado en San Mamés viendo el Athletic-Sevilla? Búscate en nuestra galería Borja Guerrero | Oskar González

El paulatino incremento del relajo en los futbolistas locales a medida que el encuentro enfilaba su conclusión, contribuyó a que la pelota fuese de un lado al otro del terreno constantemente. Una alternancia de la que el más beneficiado fue Agirrezabala, impecable para repeler un durísimo tiro de Agoumé. Valverde fue poco a poco refrescando todo el frente de ataque. Debutó Olabarrieta y Jauregizar halló la manera de dejar varias muestras de su soltura en el manejo entre líneas.

Athletic 2-0 Sevilla | El análisis final de José Manuel Monje

Athletic 2-0 Sevilla | El análisis final de José Manuel Monje José Manuel Monje

La verdad es que no era sencillo mantener la concentración y las revoluciones. Dos no bailan si uno no quiere, pero como no hay mal que por bien no venga, habrá que reconocer que el Sevilla fue el invitado perfecto para que todo saliese a pedir de boca. Además, todo el mundo era consciente de que la gracia del evento estaba enfocada a agasajar a los que en breve dejarán el club. Goles aparte, subrayar por tanto los abrazos y más abrazos, las sentidas ovaciones con el público en pie dedicadas a Muniain y Raúl García, que enfilaron emocionados los metros que les separaban de la banda.