Tu futuro empieza ahora (“Future starts now”, Strategic Thinking Council) es el documento de cabecera que invitaba a participantes de un seminario de reflexión estratégica al objeto de reformular una visión de futuro para diferentes regiones en diferentes geografías y economías del mundo.

“El futuro empieza hoy” no debería ser ninguna novedad. Sí lo es en la medida en la que asumimos el rol o actitud personal quienes pretendemos abordarlo, tanto en nuestros proyectos personales de vida como en nuestros espacios, responsabilidades y compromisos profesionales, o ante la observación (simple o compleja), aislada o sistémica, del mundo (local o global) que contemplamos.

Si bien no hay duda de que el futuro no se crea de la nada y será siempre consecuencia tanto de lo que hemos heredado o hecho hasta ahora y, sobre todo, de lo que seamos capaces de incorporar, potenciar o desarrollar desde lo realizado ( esencialmente por otros y muy probablemente con una cierta participación y coprotagonismo , ya activo o pasivo de nosotros mismos) en una sucesiva y progresiva actitud, aportación de ideas, trabajo, esfuerzo y compromiso, especialmente colaborativo, y cuyos resultados trascendentes o transformadores se materializan y aprecian en el largo plazo, resulta imprescindible una mirada larga, con propósito, hacia un escenario del mañana, por lo general, diferente al que hoy contemplamos, lo que obliga (o al menos recomienda) a considerar la cadena sucesiva de actuaciones, decisiones de muchos, en este largo recorrido hacia este “nuevo futuro” ya iniciado.

Siendo esto así, llama poderosamente la atención la continua referencia a lo nuevo acompañando prácticamente toda actitud, iniciativa, metodología, programa o plan que parecería empezar ex novo, dando a entender que lo realizado hasta el momento es una hipoteca para nuestro punto de partida; ha sido un error o hipoteca lo que ahora se pretende construir.

Releyendo a Henry Chesbrough (considerado el padre del término OPEN INNOVATION-Innovación Abierta) y su cuestionamiento sobre los resultados específicos de este relevante proceso extendido a lo largo del mundo -calificado como esencial en las iniciativas transformadoras de alto impacto, prioritario en el marco de las mejor valoradas estrategias de cambio positivo-, invita a profundizar en la importancia de las “oportunidades de transformación y mejora”, analizar y comprender con rigor “el contexto y tiempo” en el que habrán de llevarse a cabo, las fortalezas, capacidades y adhesión de los actores y potenciales protagonistas de los procesos que resultarían imprescindibles, de la asunción realista de la base de partida (actuando de forma especial en su fortalezas y mitigando las debilidades existentes, accionando la motivación de quienes lo harían posible, la manera de pensar de los implicados y de la mezcla de capacidades, voluntad, propósito, liderazgo compartible que los impulse.

Así, en esta línea, en estos días de inquietud e incertidumbre ante un mundo en reconfiguración que nos genera un enorme desasosiego, destacando una cantidad de puntos negros reiteradamente recordados y representados por disrupciones tecnológicas, inseguridad, conflictos y guerras. Inequidad, desapego institucional y respecto de cualquier autoridad, debilidad democrática, movimientos demográficos de aparente singularidad y en muchos casos calificada con acento negativo, recobran especial atención tres espacios de supuesta contradicción inicial sobre los que merece la pena, en mi opinión, reflexionar para incorporarlos a ese futuro que ya ha empezado y que pretendemos coprotagonizar: escasez-abundancia, transición-adición, “Moonshots-Loonshots”. (en literatura estratégica un Moonshot es un ambicioso y complejo objetivo ampliamente esperado, que se supone generará un gran impacto positivo; Loonshots sería un proyecto inicialmente descartable o controvertido por algunos grupos de interés, considerado como descuidado, y sus promotores tenidos, por algunos, como equivocados o desquiciados).

Con Peter Diamandis (Singularity University), el futuro será mucho mejor de lo que parece y las tecnologías llamadas exponenciales generarán todo un mundo de oportunidades en un escenario de abundancia casi ilimitada al servicio de la sociedad. Ahora bien, para que las oportunidades sean una realidad al servicio de las necesidades y demandas de la sociedad, tenemos por delante todo un mundo de tareas por recorrer. No basta ni detectar las oportunidades ni convivir con ellas, sino que hemos de crear el contexto adecuado para acometerlas, dirigirlas y ponerlas al servicio del propósito y bien esperable y deseable tras un verdadero motivo, tanto personal como colectivo, de aquel valor trascendente, en el largo plazo. hacia el que queremos comprometernos en su logro. “Llegar a la luna”, en su día, fue el sueño quimérico que movilizó los ingentes recursos necesarios para alcanzar un objetivo en apariencia inalcanzable y distante, además de complejo e inciertos resultados o beneficios colaterales para la totalidad de la población. Los Moonshots exigen organización, complicidad, complicarse un poco la vida y el momento, procesos integrales e integrados, contenidos reales y percibibles, ambición, colaboración entre múltiples actores, medición y evaluación de resultados parciales, liderazgo, recursos focalizados (sobre todo tiempo), y compartir propósitos. Este espacio visionario ha de partir de una constatación de la realidad preexistente, que posibilite ser conscientes de los activos con que se cuenta, en las transformaciones a acometer y de las consecuencias que conlleva la visión extraordinaria, especial y diferente, que requiere acompasar el recorrido de modo que no deje a nadie atrás. Las transiciones (Iván Martín y el Boston Consulting Group mencionaba en estos días la necesidad de hablar menos de transición energética y más de adición energética como vía racional de llegar al objetivo último de la energía verde desde la realidad existente) , como en este caso, obligan a entender el estado real de diferentes tecnologías ,tipos de energías, de su geolocalización, de las transformaciones económicas y sociales requeridas, de los tejidos económicos y sociales de las regiones en cada uno de los paises implicados, de las regiones en las que se encuentran los recursos potenciales para el final previsto. Transiciones que nos devuelven al Loonshots ya mencionado, no como contraposición paralizante sino como referentes de complementariedad imprescindible de ese llamado “MOONSHOTS THINKING”, que destaca como movimiento pensador y provocador de las verdaderas transformaciones del largo plazo. Si el liderazgo y compromiso-propósito son firmes en la transformación perseguida.

Marcado el rumbo, la incorporación de otros muchos jugadores (colaboradores no destructores), permiten incorporar medios y ritmos de avance que enriquezcan el proceso transformador deseado, convergiendo en proyectos e iniciativas únicas, reforzando la comprensión y adecuación del contexto, de los activos reales con los que se cuenta, y favorecer la complicidad general con el fin deseado.

De una u otra manera volvemos a la esencia de recrear, reinventar, redefinir esos futuros que deseamos y que ya han empezado. Liderazgo, propósito, bien común compartido, procesos múltiples y colaborativos generando una pasión colectiva convencidos de un mundo mejor para los demás y también para nosotros mismos.

Hoy, que observamos un panorama con sensación caótica, de soluciones imprevistas y de las que, a priori, pensamos que no cuentan con nuestra implicación real o desde un relativo abatimiento que nos impide formalizar las oportunidades y abundancia que parecerían esperarnos, carentes de señales orientadoras de una oferta e invitación creíbles y compartibles que lleven a un futuro en el que nos sintamos confortables, que nos motiven a ser parte relevantes de los avances y de la propia creación y exploración de esas oportunidades para convertirlas en elementos de bien común y personal en cualquier tipo de organización de la que formemos parte. Y nos posibilita contemplar ese futuro que ya ha empezado, como un espacio no impuesto y que no debe ser consecuencia inevitable de unas decisiones no tomadas, o decisiones equivocadas de otros, (al menos en apariencia ), sino comprometernos con los resultados que día a día somos capaces de aportar, y conseguir. Nos espera un largo camino, nada fácil, y extremadamente complejo e incierto, por supuesto (como lo ha sido siempre).

Sin duda, un futuro enriquecedor, distinto, mejor, deseable, ya ha empezado. Nos interpela y espera de nosotros que no lo asumamos como un mal fatal heredado sino como un bien y espacio de oportunidad, de mejora y pasión por aquello que habremos de crear.