No es mediático, no es de dar grandes titulares, sus hobbies son la música y la fotografía. La discreción por bandera y salvo que logre un título o la victoria sea muy importante no le verás hacer grandes gestos ni celebrar estruendosamente. Así es Ernesto Valverde, el entrenador del Athletic.

Como artista que es, trata su obra con mucho mimo y la va creando con paciencia, eso sí, con mano firme y máximo cuidado. Su plan está claro y los materiales están perfectamente seleccionados para cada momento. Es probable que de vez en cuando haya algún borrón, últimamente muy pocos por cierto.

Este artista que jugó y entrena por tercera vez en el Athletic está a punto de hacernos soñar con una final europea. El Rangers espera en cuartos y esperan las semis, ya veremos quién es el rival. Si analizas sus palabras, poco le importa, él va con lo suyo. Sabe perfectamente que sus jugadores tienen capacidad suficiente para volver a ganar.

Obviamente detrás de esta plantilla hay mucho trabajo de mucha gente, pero el que ha creado este equipo y le ha dado forma es él. El técnico tiene el respeto de todos. Jugadores, club y afición saben que estar en sus manos es lo mejor que les puede pasar y a partir de aquí, fe ciega en sus decisiones.

Ser profeta en casa es difícil pero Txingurri ya lo ha sido y puede agrandar aún más su leyenda. Otros con mucho menos han sido elogiados por años, eso sí, no fueron capaces de convencer a la masa social para su regreso. Valverde está a otro nivel, conoce perfectamente qué es el Athletic y qué es lo mejor para que equipo rojiblanco.

Tras la victoria de La Cartuja los futbolistas están más convencidos de sus posibilidades y pese a ser otra competición, son conscientes de la oportunidad que se presenta. Hacer historia es lo más bonito que le puede suceder a un profesional y muchos de ellos lo tienen delante. Es un paso previo el de mañana pero necesario para estar en la gran final de San Mamés. Aúpa Athletic. Eskerrik asko, Ernesto.