IKER se va. Muniain deja atrás una colección de buenos recuerdos, grandes actuaciones, muchos registros pulverizados por lo precoz de su carrera y sobre todo un sentimiento rojiblanco que traspasaba fronteras. Premio a todo eso llegó por fin la tan ansiada Copa aquella madrugada de abril en La Cartuja. El capitán pudo levantar el trofeo ante los suyos, delante de su familia y compañeros. Era el broche final a un recorrido por los campos de Lezama.

La carrera de Iker hay que entenderla en su globalidad. Llegó siendo un niño a Lezama y como cuenta en su libro, cada vez que se despedía de sus padres la tristeza se adueñaba de su corazón. Tenía un sueño, que era ser futbolista, y lo consiguió. Durante muchos años el verde del césped, los balones, los compañeros y la residencia que le recibió con doce años fueron su día a día. Muchos lo intentan, la mayoría no lo consiguen y sólo unos pocos llegan. El de la Txantrea tenía un talento descomunal pero solo con eso no vale, hay que trabajar mucho, Iker lo hizo.

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En imágenes: Iker Muniain, el niño que creció al calor de San Mamés José Mari Martínez /Oskar González

Podemos destacar muchas cosas del capitán, yo me centraría en una. Es un tipo cariñoso, muy familiar, quiere a sus hijos con locura y siempre ha tenido a sus padres como referencia. Su hermano, orgulloso de Iker, ha sido un fiel escudero en su carrera y lo seguirá siendo. El camino le regaló la presencia de Omar. Con el tiempo se convirtió en su representante y más que eso, es su amigo y confidente.

Muniain es futbolista y esta última temporada ha sido dura para él. De puertas afuera evitó expresar su sufrimiento y se ha mostrado en todo momento como el gran portador del brazalete que lleva dentro. Los jóvenes necesitan ayuda, ahí ha estado Iker. El míster quiere un cambio, preparado para lo que sea. No era fácil, después de una carrera en la que su protagonismo había sido siempre muy importante. Era una referencia en el once de cualquier entrenador. Nunca, lesiones aparte, había jugado tan poco.

Nuestro diez se va con la conciencia tranquila. Quiere sentirse futbolista, quiere seguir optando a ser titular y aquí ya no es así. Estar por estar no va en su libro de estilo y el momento es idóneo para decir hasta luego al club de sus amores. Estoy seguro de que su corazón se desgarró al decir a sus hijos que aita se marchaba del Athletic. Allá donde vayas te seguiremos apoyando y siguiendo. Eskerrik asko, Iker.