ME encanta que los planes salgan bien. Esta era una frase que decía siempre uno de los protagonistas de una serie de televisión cuando al final de los capítulos ganaban su particular batalla. En el fútbol cada encuentro es precisamente eso, una lucha por salir victorioso. Unas veces con una estrategia y otras con una muy distinta. El fin del asunto es conseguir la victoria, cómo no. Los rivales y los estadios cambian pero no el objetivo. La competición cambia y sobre todo el formato y en este caso el de la Copa es para andarse muy pero que muy al loro. Como falles te vas fuera y esto hace que cada ronda tenga una transcendencia máxima.

El Athletic lleva varias campañas en las que es obvio le ha cogido la medida al torneo del K.O. Son ya cuatro temporadas seguidas llegando a las semifinales y este logro es para felicitarse y tenerlo muy en cuenta. Cuántos equipos quisieran haber llegado a unas semis en los últimos diez años. Nos estamos acostumbrando a algo que es extraordinario y hay que ponerlo en valor. El éxito es de unos jugadores, muchos de ellos han estado en las cuatro clasificaciones, que compiten al máximo con sus virtudes y defectos. Un equipo con mayúsculas que nunca se tira del barco y hasta con tres entrenadores distintos ha superado los cuartos de final con el formato de partido único.

En este deporte del balón pocos se acuerdan del segundo o del que llegó pero no ganó. En nuestro caso y por características propias es necesario premiarlo pero sobre todo disfrutarlo. Somos distintos y tenemos que serlo para todo. En Valencia se jugó un partido perfecto. Habrá algún estupendo que le ponga “pegas” al asunto pero ganar una eliminatoria fuera de casa a partido único con esa facilidad no es habitual. Yo en el Athletic lo he visto en muy pocas ocasiones. De la entidad del rival no creo que debamos hablar nosotros. De eso que se encarguen los suyos. El jueves el disfrute fue máximo y ver a los de Valverde tan cómodos en un campo en el que tantas veces han estado de una manera bien distinta, es para esbozar una sonrisa bien grande.

El técnico no tuvo dudas a la hora de realizar cambios y le salió a la perfección. En estas ocasiones cuando todo sale bien tienes un beneficio añadido que es el de ampliar la nómina de jugadores para lo que viene más adelante. La entrada de Herrera y Muniain fue muy positiva y ambos demostraron la clase que atesoran. Talento en estado puro para darle un toque más a un equipo que necesita en momentos determinados pausa. Vesga disfrutó del partido. Berenguer, al que la calidad le sobra, cuando está enchufado da tantas soluciones al ataque que él sólo puede cambiar el signo del partido.

Dejo para el final a quien para mí inclinó la eliminatoria hacia el lado rojiblanco, Nico Williams. El pequeño de los hermanos es determinante y una pesadilla para los rivales. Cuando él está bien, las posibilidades de triunfo suben como la espuma. Iñaki, su hermano, también fue clave, hay quien se empeña en quitarle valor pero es sumamente importante para este grupo, vital.

La afición rojiblanca esta feliz pensando en la Copa y no es para menos. Vamos a disfrutarlo aunque la Liga está ahí y no precisamente con buenos números últimamente. Seguro que lo de Valencia es un chute de moral para los leones. Goazen Athletic. l