Sin frenos, como dicen los ciclistas, sin cadena, con el público en pie y disfrutando a más no poder. Es el Athletic de estas siete primeras jornadas. Un equipo que no escatima en esfuerzos, algo habitual, pero que además une el acierto a su nómina de virtudes. Un disfrute para la vista y sobre todo para los propios jugadores, que disfrutan en el verde al observar que el trabajo entre semana tiene su fruto en el fin de semana.

Obviando el calendario y los partidos jugados en casa, lo que estamos viviendo es motivo de alegría para todos. Valverde lo tiene claro en el asunto del juego y también en la elección de los futbolistas. No solo los que salen de inicio, sino también quiénes salen al campo para cerrar los partidos. Tener a muchos enchufados es mérito del técnico y hasta la fecha la cosa marcha viento en popa. Minimizar al rival no es tarea fácil. Primera División es de un nivel altísimo y pese a que los que salen derrotados tras la batalla ante los rojiblancos afirman no haber estado bien, hay que decir alto y claro que en la inmensa mayoría de los casos, el resultado es fruto de lo bien que lo hacen los leones.

La paciencia en el fútbol es inexistente pero en un club como el Athletic es obligatoria. Ante la necesidad nos ponemos nerviosos con la aportación de los chavales nada más suben al primer equipo. Lo queremos todo para antes de ayer y no somos capaces de entender que hasta en el deporte del balón todo requiere de una adaptación y unos tiempos. El paso adelante de algunos jugadores lo está agradeciendo el equipo como el comer.

Nico Williams y Sancet son dos perlas de la cantera en las que hay muchísimas esperanzas depositadas. La campaña pasada entre alguna lesión y ese salto a la máxima categoría no disfrutamos de ellos más que a cuentagotas. Es en esta donde están destapando el tarro de las esencias. Oihan se salió literalmente el viernes y dio un auténtico recital de fútbol hacia delante. De Nico qué vamos a decir, es un portento físico y técnico y tiene el desparpajo necesario para triunfar. Él y su hermano están tocados por la varita con unas dotes atléticas muy superiores que además combinan a la perfección con la pelota en sus pies. Las defensas no pueden con ellos, los revientan. Son dos aviones.

El míster volvió a contar con Dani García en el centro del campo y como casi siempre el de Zumarraga no defraudó. Partidazo. Mención especial para De Marcos y Lekue, qué pasada. El veterano está en su segunda juventud y el de Deusto, recordamos, juega a pierna cambiada. Subió la banda hasta el noventa como si la cosa no fuese con él. Por la zona de centrales poco o nada pasó, salvo que Yeray y el Kaiser estuvieron muy pero que muy bien. Por cierto, Simón la que tuvo la resolvió sin problemas.

Dice Valverde que ahora llega la prueba del algodón. Es claro que los rivales que vienen son en teoría más potentes que los que hemos tenido hasta la fecha. Más allá de consideraciones previas, no tengo nada claro que para ellos jugar ante este equipo no sea un auténtico dolor de muelas. Ya lo era cuando no se marcaba tanto, imaginaos ahora. La pegada es determinante y con esta inercia el Athletic va a tener ocasiones en cualquier campo al que acuda. Es cuestión de esperar y empezar con la cuesta de octubre. Ilusión desbordada y un botín importantísimo de puntos en el zurrón. Sigamos.