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Mesa de Redacción

Arantza Rodríguez

El año sabático de las madres

Está al caer el día de las madres y, qué quieren que les diga, el ramito de flores se me queda corto si no se riega a lo largo del calendario con mucho amor. Conozco a algunas que, más que una jornada en su honor, se merecerían un año sabático por su entrega, su coraje, su lucha, su sacrificio y su dolor.

Madres de andar por casa que de un día para otro dejan de existir succionadas por sus bebés. Madres que se desvelan para dar un antitérmico o esperando a que vuelvan de madrugada a casa. Madres trabajadoras, todas lo son, reciban o no un sueldo. Madres que sin tener estudios han aupado a sus hijos hasta la universidad. Madres que aprenden más que los médicos sobre las enfermedades raras de sus hijos. Madres en red o aisladas por la falta de oportunidades. Madres que son maltratadas. Madres de víctimas y de asesinos. Madres que ven crecer a sus hijos en otro país por whatsapp mientras cuidan a las familias de otros. Madres que se sienten culpables por no haber sabido hacerlo mejor. Madres que se quedan sin lágrimas cuando sus hijos se dañan o se quitan la vida. O que temen dejarles huérfanos al recibir un diagnóstico. Madres que crían hijos que no han parido y otras que se vieron obligadas a darlos en adopción. Madres que sacan adelante a sus familias solas. Que no pueden más y se dan por vencidas. Que se caen, se levantan o se arrastran, pero siguen adelante. Va por ellas.

arodriguez@deia.eus