A borrasca que está barriendo la península con importantes nevadas y temperaturas gélidas y que ha sido calificada por el ministro José Luis Ábalos como “el temporal más intenso en los últimos cincuenta años”, ha vuelto a poner en evidencia las previsiones, operativos, medios y planes de contingencia y emergencia en buena parte del Estado español. Aunque la tormenta solo ha rozado a Euskadi con precipitaciones y bajada de temperaturas de carácter más bien leve y, por lo tanto, sin efectos importantes, Filomena ha causado estragos en varias comunidades. Cuatro personas muertas, un colapso generalizado en amplias zonas, en especial la Comunidad de Madrid y su capital, absolutamente desbordadas y sin capacidad de respuesta, miles de personas atrapadas en sus vehículos rescatadas por miembros del Ejército, interrupción del tráfico aéreo y ferroviario... son las consecuencias más graves de un fenómeno que venía anunciándose desde hace días. Sin embargo, la predicción no ha sido del todo acertada y, según el titular de Transportes que actuó ayer como portavoz del Gobierno, la situación “ha desbordado las previsiones más pesimistas”, mientras que el alcalde de Madrid, Luis Martínez Almeida -con la ciudad paralizada- aseguró que había nevado el triple de lo esperado. No es la primera vez que los acontecimientos superan los pronósticos y, sobre todo, las medidas preventivas. Otras nevadas de cierto alcance han provocado situaciones similares, pese a las alarmas puestas en marcha. Y, más allá del aprovechamiento político y las consabidas acusaciones cruzadas más o menos veladas sobre la supuesta culpabilidad de lo ocurrido que de manera también inexorable se repiten cada vez, es asimismo imperioso extraer consecuencias. De momento, las autoridades se han limitado a constatar la gravedad de la situación y a solicitar la colaboración de la población para que no salga de casa y evite cualquier desplazamiento que no sea imprescindible con el objetivo de evitar mayores problemas, ya que las condiciones pueden empeorar aún más debido a las heladas previstas en una situación ya de por sí muy preocupante desde el punto de vista sociosanitario por la pandemia. Hará falta un análisis profundo y crítico sobre las consecuencias que está teniendo esta crisis y que generan sorpresa, incertidumbre y desconfianza en la ciudadanía.