E agradecen las opiniones del director deportivo en el período donde por lógica su figura alcanza una cota superior de protagonismo, en el paréntesis que separa dos temporadas. Sirven para pulsar el estado del club, al igual que las valoraciones del presidente, que se explayó a gusto la semana anterior. Aunque el grado de empatía y de sintonía existentes entre Rafa Alkorta y Aitor Elizegi están muy lejos del ideal (algo que también ocurría en el caso del directivo recién dimitido Ricardo Hernani, miembro destacado de la Comisión Deportiva, respecto a Elizegi) ayer hubo ocasión de comprobar algunas coincidencias en el tono y los criterios en varias de las cuestiones de actualidad abordadas.

Por empezar por lo último, el nombramiento de Imanol de la Sota como técnico del filial, es curioso que Alkorta y Elizegi no regateasen alabanzas a Joseba Etxeberria y, sin embargo, ambos asumiesen su marcha del Athletic con absoluta naturalidad, tanta que se diría que no estaba en su mano, que no dependía de ellos, la continuidad de un técnico al que definen como pieza clave en el proyecto de Lezama. "Punta de lanza" fue el calificativo que le dedicó Alkorta a quien ningún responsable ha sido capaz de convencer para que se mantenga en el organigrama. De las palabras de Alkorta sí se dedujo que a Patxi Salinas muy bien no le ha sentado quedarse un año más en el Basconia, pero bueno, este es otro tema.

Del controvertido relevo acometido en el banquillo del primer equipo en enero, tras varios meses de acelerones y frenazos, lo único que se sacó en limpio fue el agradecimiento a Garitano, puesto que en última instancia Alkorta explicó que el Athletic se había instalado en "un punto de irregularidad y se decidió dar pasos adelante con Marcelino". Aludía a que no había manera de ganar dos partidos seguidos de liga, pero obvió que dicho objetivo tampoco se ha logrado con el actual entrenador.

Se esforzó por pasar página en su análisis de la temporada. Es cierto que la suma de las finales de Copa (solo se detuvo en la de la Real) y de la trayectoria liguera generó una enorme decepción, pero eludió profundizar en las causas. Se limitó a enumerar el kilometraje y las lesiones de los futbolistas, argumentos que por sí solos no justifican el bajo rendimiento coral en una campaña donde, en cambio, se derrotó a todos los grandes, lo que valió para conquistar un título, el que nadie esperaba.

Admitió Alkorta que aligerar la plantilla para satisfacer los deseos del asturiano va a resulta muy complicado y prácticamente imposible de cara al inicio de la pretemporada. Pero no cerró la puerta a la llegada de Javi Martínez: "hasta el 30 de agosto puede pasar cualquier cosa". Léase que si el navarro no tiene ganas de irse lejos a dar sus últimas carreras, ya conoce cuál es la oferta del Athletic. Claro que a su edad y con el tute que acumula, estará sopesando si le merece la pena someterse a la exigencia que implica jugar en San Mamés en vez de ejercer de figura en un destino mucho más generoso y mucho menos estresante. En el repaso de sus contrataciones, quizá Alkorta debería haber sido tan escueto como lo fue en su mención a Berenguer cuando comentó los casos de Ibai y Kodro, pero ahí se delató y acabó asegurando que "nadie puede decir que han sido malos fichajes".

Extrañó que no contemplase cederle al Amorebieta gente del Bilbao Athletic y sí gente del primer equipo, habida cuenta que el vecino militará en Segunda A, categoría interesante para curtir promesas.

Y mientras los portavoces autorizados del Athletic se explican, los futbolistas descansan sin inconveniente en exponerse y protagonizar escenas que la afición recibe con asombro, por decir algo fino. O no han aprendido nada de lo ocurrido el verano anterior o, sencillamente, les importa un pito.