LAS acelgas no podrán con nosotros! Ahora que la ley de la enseñanza nos obliga a poner morritos por aquello de la dieta poco saludable del recorte de las becas, insisto, no podrán por mucho empeño que le pongan, Desde que el manzano oyó lo que le dijo Eva a Adán, todas las manzanas están coloradas de rubor. Al menos si hubiésemos visto a tantos cuantos nos gobiernan así de coloreados... Pero me temo que no, que ni siquiera esos recortes anunciados de las becas (se ayuda al pobre antes que al estudiante...) les afecta. Andan estos días aplicándose en la gramática parda de la siguiente elección y no encuentran otra distracción en el camino.

Anda estos días el patio de estrenos: con los más pequeños celebrando aquellos reencuentros tan felices, ¿se acuerdan? Y los progenitores fumando en pipa y echando humo, dicho sea a la metáfora (está prohibido y bien prohibido, dicho sea por alguien que aún no ha dejado el vicio...) cuando sale a la luz el oscuro tema de las becas, cuyo recorte tanto duele a muchas familias. Hace apenas unas horas, hablando de esto y de las enésimas elecciones que nos rodean con un grupo de padres, se acercó una niña preguntando: “Ama, ¿qué es la democracia?”, nada menos que esto. “No sé, pero debe ser una cosa muy pequeñita, porque tu padre mide 1,68 y cada vez que lee los periódicos dice que se la pasa por debajo de la entrepierna”. Se dice cada barbaridad cuando a una o a uno le sacan de quicio...

A las entradas de colegios, ikastolas e institutos debieran colgar unos carteles: “Estamos en obras, disculpen las molestias”. Lo digo porque este asunto de las becas viene a sumarse al guirigay de las huelgas y no parece que el sagrado edificio de la enseñanza logre enderezarse y taponar todas las zanjas que lo rodean de una vez por todas. Ahora que entra el otoño en nuestros calendarios lo quieren llevar a nuestros bolsillos y tanta caída de hoja, no sé cómo decirlo, sienta mal. Como una patada en la entrepier...