SEGURAMENTE lo que viene a continuación es fruto de mis prejuicios y mi negativa visión de la dirección que llevamos los humanos como especie. Dónde hemos puesto nuestra confianza y en manos de qué o quién estamos dispuestos a dejar el rumbo de los valores de nuestras sociedades. El nuevo gobierno andaluz -de PP y Ciudadanos, con respaldo externo de Vox en lo importante- ha decidido implantar el próximo curso una formación en oratoria para todos los alumnos de Primaria. Lo encuentro más que oportuno si con ello son capaces de dar a la chavalada elementos de expresión que les liberen de formalismos, extranjerismos, frases gramaticalmente mal estructuradas o, directamente, las patadas al diccionario que hoy nos chirrían y mañana lo mismo autoriza la Academia de la Lengua por aquello de acoger el lenguaje de la calle. Pero ocurre que no hay prevista ni materia ni formación de los docentes ni programa de estudio ni una mínima identificación de lo que supone la oratoria y lo que la diferencia de la verborrea que a diario consumimos y practicamos por imitación de aquellos que lideran las redes sociales y televisivas, auténticos referentes para ese público objetivo porque están ahí y eso es sinónimo de éxito. Los primeros, esos mismos políticos que insuflan en nuestras mentes inmensos huecos intelectuales subsanados con espesos mensajes ideológicos. No creo que se deba primar hablar muy bien en público sobre formarse en el uso de la lengua y la capacidad de construir y expresar ideas. Pero, claro, solo falta que, por esa vía, a la chavalería le diera por pensar y analizaran lo que esos próceres nos dicen.