La campaña electoral para los comicios que tienen lugar mañana en Ecuador ha concluido con candidatos a la presidencia del país protegidos con chalecos antibalas, casco y un nutrido grupo de guardaespaldas. Nada –por otra parte– que un sicario profesional y con mucha pasta –a buen seguro procedente de la mafia del narcotráfico– no pueda sortear. Por eso hay que poner en valor la valentía casi heroica de estos políticos, que literalmente se juegan la vida. Algo que contrasta con algunas actitudes trepas y corruptas, y también de pura ideología del odio que suelen verse por aquí.