Correr no es de cobardes
pARTIDO grande, de los que gusta ver a cualquier aficionado del fútbol. Un Athletic-Real Madrid es sinónimo de historia, de rivalidad y, sobre todo, de dos equipos que salvando las distancias económicas siempre se han tenido un tremendo respeto deportivo. El del sábado no desilusionó. No fue ninguna exhibición futbolística, que va. Como partido fue normalito, no pasará a los anales del deporte del balompié. Para el Athletic sí que puede suponer un punto de inflexión importante.
Berizzo nos ha dado la primera gran alegría esta temporada. Los resultados no lo son todo. Un punto con el Madrid está muy bien, pero la forma en la que se logró es lo más importante. El equipo recuperó de golpe y porrazo esa casta y empuje que hacen que San Mamés celebre hasta un saque de banda a favor. El trabajo fue la constante durante los 93 minutos que se jugaron. Los futbolistas acabaron extenuados y ese es el verdadero ADN de un conjunto que ya sabe cuál es el camino.
El Athletic es un equipo que no puede jugar a lo que juegan los demás. Si hace esto, es vulgar. Lo pasa mal y no logra los objetivos. Si por el contrario, corre más, pelea más y sufre más que el rival, entonces llegan los resultados. Está claro que todo esto desde las órdenes que les da un entrenador y, por supuesto, con la colaboración de unos jugadores que ejecutan el plan.
Sí da la sensación que el grupo tiene las pilas puestas y todos aportan su granito de arena. El sábado volvieron Beñat y San José y estuvieron muy bien en lo que les tocó. Cuantos más sean, mejor. Pinta bien. La asignatura pendiente es la de la continuidad, pero en este caso Berizzo es nuevo, paciencia pues.